Radio Televisión Española presenta anteriormente...
No quiero verte sufrir por mi culpa.
Y aunque me muera de ganas de que pase algo más entre nosotros dos,
es mayor la pena de verte así.
Así que tranquilo que no voy a ser un impedimento en ese camino que dices que tienes que seguir.
Es el camino de Dios, lo sé.
¿Tienes que conseguir convencerla para que regrese a Suiza a terminar sus estudios de derecho?
No soy la persona adecuada.
Esto es una orden. Yo no soy la pánfila del EOCAD. A mí me tienes que obedecer.
He dicho que lo haces y punto. ¿Me has entendido?
Sí.
¿Cómo van a desaparecer dos sacos de harina?
Seguro que ha sido alguien que estaba desesperado por el hambre,
porque es que no es normal que nos roben.
La promesa no está pasando su mejor momento, que digamos.
Y es precisamente ahora cuando tenemos que estar todos unidos.
Lo que no está tan claro es si Martina debe unirse a Alonso o a Catalina.
Y ambos son miembros de la familia.
Bueno, que yo sepa, el marquesado sigue estando en manos de Alonso.
Y nadie lo ha puesto en duda.
Tía, lo voy a pensar con calma, de verdad. Y cuando tenga una respuesta, usted será la primera en saberlo.
Le agradezco que no le dijera a mi padre que fui yo quien le pidió que viniera.
E que incluso hiciera el paripé delante de doña Petra.
¿Que ha robado dos sacos de harina?
Para el refugio.
Pero muchacha...
Por lo menos con la harina podrán comer pan durante unos días.
Tus intenciones eran buenas, pero no obraste bien.
¿Es verdad lo que me acaba de decir el abogado?
No sé a qué te refieres.
Ha llamado para decirte que ya te puedes pasar a recoger la documentación relativa a la transacción que le encargaste.
Padre, ¿qué transacción?
Tu padre, Manuel, le ha cedido el palacio de Madrid a Catalina.
Ya abrí esta puerta de una santa vez.
No me voy a rendir.
Hanna conseguía forzar la cerradura de la puerta de la habitación secreta y la abría con curiosidad.
Los dos le hemos mentido.
Sí, pero no ahora, por Dios.
Y nada de lo que le has dicho al muchacho tiene el más mínimo atisbo de verdad.
Deja que me explique, por favor.
Que no, que no voy a dejar que me vuelvas a engañar.
Que ya me arruinaste la vida una vez y no vayas a estar imbécil de dejarte hacerlo de nuevo.
Ricardo...
¡Que no!
Ahora Hanna mira a Ricardo con la mirada empañada.
No entiendo esa actitud de damisela ofendida que tienes.
¿No te pega nada?
¿Qué sabrás tú, lo que me pega a mí o no?
Te aseguro que no eres el único que ha sufrido durante todos estos años.
No, claro, claro que no.
También está tu hijo, Santos.
Él es el que más ha sufrido.
Ella siente comprensiva.
De acuerdo.
Si lo que quieres es una disculpa, pues muy bien.
Perdón, me equivoqué.
Han pasado más de 20 años, pero no necesité tanto tiempo para saber que no debí haberme marchado.
Hice mal.
Muy mal.
Abandonándose a Santos y a ti.
Y no tarde en darme cuenta de mi error.
Por eso proviste a nosotros enseguida.
Ah no, espera, que es que no volviste, ¿no?
Por desgracia, a veces.
Por circunstancias.
Tomamos un camino que solo es de ida.
En el momento en el que quieres dar media vuelta y enmendarlo, ya es demasiado tarde.
Pues era tarde entonces.
Imagínate ahora.
Lo siento, Rick.
No supe volver.
Yo me crea que has estado 20 años sin ver a tu hijo.
Que no supiste volver.
Es la pura verdad.
No, no, no lo es.
Va a ser esa la verdad.
Y da igual, ¿eh?
Da igual, porque a estas alturas de nada sirve remover el pasado.
Además, si esa es la verdad, ¿por qué no se lo contaste a Santos?
¿Por qué no le contaste lo que me acabas de contar a mí en lugar de llenarle la cabeza de mentiras
y quedar tú como la madre abnegada y arrepentida y dejarme a mí poco menos que como un monstruo?
¿Así es como le vas a ayudar?
Claro que sí.
Si no fui sincera con él, fue por un buen motivo.
Sí, claro, claro que sí.
Fue el mejor de los motivos.
Tu propio interés.
No.
Si cuando me encontró le hubiese dicho que lo abandoné por mi egoísmo
y hubiese sabido qué clase de persona fue su madre,
lo habría hecho sufrir todavía más.
Bueno, si eso no es ser retorcida, que baje Dios y lo vea.
Si le mentí, no fue para sentirme bien yo.
Fue para hacer que él se sintiese bien.
Ricardo, no podía decirle que me fuera de la casa.