

Description of La promesa 571 #audesc
Cuarta temporada de la espectacular serie de RTVE
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Radio Televisión Española presenta anteriormente Nuestro experimentado jinete se encuentra perfectamente y puede apañársela solito.
Así que creo que no pintamos nada aquí.
Curro revisaba la silla de montar, dándose cuenta de que estaba rota.
El joven quedaba sorprendido y preocupado.
Deshaz tu maleta.
Te quedas.
¿Entonces ya no está despedida? Es lo que acabo de decir.
¿Pero qué es lo que ha pasado, señora Arcos? Pues que alguien cuya autoridad, reconozco y respeto, me ha pedido que mantenga a María Fernández de su puesto.
Cuando yo te pedí que echaras a Curro de la promesa, no te la pedí porque fuese un capricho propio.
Sino porque era la única manera de satisfacer la petición de la Casa Real.
Y así lo entendí desde el principio.
Esto no significa que yo no aprecie al muchacho.
Más bien todo lo contrario.
Sé lo importante que es para ti.
Pero es que yo me quedé muy chafada cuando fui a despedirme de doña Pía.
Y ella me echó en cara lo de Ana.
Sí que estás resentida con ella.
Y me puso muy triste.
Y me dijera eso, siendo el momento que era.
La cincha de la silla cedió mientras galopaba.
¿Se soltó? No, ya estaba rota.
Y no fue porque estuviera gastada, sino porque alguien la cortó.
Pero eso significaría que han intentado matarte.
Eso significa que cada vez estoy más cerca de la verdad.
Pues la verdad es que me cuesta creer que no tengo que irme a la calle.
En cualquier caso, en la calle no te ibas a quedar.
¿Y eso? Porque mi madre había hablado con su casera para que te quedaras con ella.
Qué detalle.
Ha venido a comunicártelo, pero me ha dicho que no había faltado.
Adriano.
Ha venido y le ha dicho que quiere casarse con ella y hacerse cargo de los niños.
Pero eso es una gran noticia.
No tanto como puede parecer.
¿Por qué? Porque Catalina lo ha echado de aquí con cajas estempladas.
No me lo puedo creer.
Tal vez tenga que hablar yo con ella.
Todavía no sé cómo logré ablandarle el corazón a la señora Arcos.
Yo prometo admirarme para que doña Petra no termine echándome de verdad.
¿Podrías explicarme cómo un jinete tan experimentado como tú se ha caído en un terreno sin complicaciones? No recuerdo haberte visto caerte ni siquiera de niño.
Ha sido mala suerte.
El error sería que dejáramos marchar a Antoñito sin que hablara con su madre.
Y usted lo sabe.
Y nos vamos a acabar metiendo en problemas.
¿Y no merece la pena? ¿Eh? ¿Por conseguir que el Antoñito y la Simona se den una segunda oportunidad? La gente no cambia de un día para otro.
Pero quizás si usted pusiera una miajilla de su parte, y solo digo una miajilla, podríamos llevarnos mejor.
¿No le parece? Yo le prometo que me esforzaré en todo lo que pueda.
Petra sentía seca.
Simona entraba en el dormitorio de su hijo y se sorprendía al verlo.
¡Antoñito! Él también quedaba sorprendido.
¡Padre! Ahora ambos se miran perplejos.
Simona está al borde del llanto.
¡Antoñito! ¡Hijo! Yo ya no me llamo así.
¿Cómo? Toño se echa hacia atrás en la cama alterado.
Mi nombre es Toño.
¿Y se puede saber qué está usted haciendo aquí? ¿Cómo que qué estoy haciendo aquí? Vivo aquí.
¿Cómo que vive aquí? ¿En la casa del cura? No.
Esta no es la casa parroquial, sino la promesa.
Él se extraña.
¿Puede ser esto la promesa? No.
No, no.
Eso es imposible.
¿Qué te ha pasado, hijo mío? Toño la mira sin comprender.
Lope llega y se sorprende al ver a Simona.
¿Es verdad que esto es el palacio de la promesa? ¿Tú sabías que mi hijo estaba aquí, Lope? Lope baja la mirada apurado.
¿Por qué me dijisteis que esto era la casa parroquial? ¿Me habéis engañado? Por favor, calma.
Dije que me explique.
Espero que tengas un buen motivo para haberme mentido.
Sí.
Simona mira a Lope con enfado.
Si no te conté nada de que estabas aquí en la promesa, fue porque no quería que salises corriendo cuando te enterases de la noticia.
Pero eso no te da derecho a tenerme aquí engañado durante días.
También tenía derecho a saber que mi hijo estaba aquí, Lope.
Ya lo sé, doña Simona, pero no sabía que era su hijo en primera instancia cuando me lo encontré malherido en las puertas del palacio.
¿Qué te ha ocurrido, hijo mío? Toño aparta la mirada incómodo.
¿Qué le ha ocurrido a Lope? Lope se muestra agobiado.
No me vengas con esas ahora, ¿eh? Después de haberme ocultado una cosa tan gorda.
Te lo advierto.
A ti y a Candela.
¿Seguro? ¿Seguro que fue ella quien lo reconoció? Sabía que esa liante y tú estabais ocultando algo tan gordo.
Y mira que os pregunté.
Doña Simona, no.
Comments of La promesa 571 #audesc