La promesa 580 #audesc

Radiotelevisión Española presenta, anteriormente...

Una cosa así no debería ser motivo de vergüenza para un hombre, siempre que no se repita.

¿Y qué quiere que haga? Capitán Martina no es como las demás mujeres, ella tiene mucho carácter.

Las mujeres son como nosotros, dejamos que ellas sean.

Que creemos que todo fue un montaje urdido y planificado por Ana para que fuera ella quien la rescatará.

¿Y para qué iba a hacer algo tan descabellado? Bueno, pues para quedar delante de todos como una heroína.

Pues sí que le debo cosas, Samuel.

Deber deber tampoco que es un cura y lo hace por mera caridad.

Pero es verdad que puso mucho empeño en protegerte.

Sí, el hombre se ha desvivido por ti.

Ya.

Quiero que organices a las doncellas y a las criadas para que se esmeren en la limpieza.

Siempre lo hacemos así, señora.

En este caso quiero que redoblen sus esfuerzos.

¿Y puedo preguntar a qué se debe ese celo? Quiero que este día sea especial y que todo el mundo lo recuerde con emoción y cariño.

Leocadia supervisaba las tareas.

Eres soldador.

Muy bueno.

Lo mío es trabajar con las manos.

En ese caso eres perfecto.

¿Perfecto para qué? Para venir a trabajar conmigo.

Toño lo miraba desconcertado. Ahora Manuel está en el despacho del mayordomo.

Simona.

Pase, por favor.

Siéntese.

Tengo unos nervios de punta desde que el señor Baeza me dijo que usted quería hablar conmigo.

¿Qué sucede? No sucede nada malo, Simona.

Más bien todo lo contrario, pero necesito que se siente para poder hablar con usted tranquilamente.

Ella siente con una sonrisa y ambos se sientan.

Entonces, dice usted que ha pasado algo bueno.

Sí.

Verá, Simona, su hijo Antonio ha aparecido.

¿Mi Antoñito? Sí, su Antoñito.

Bueno, Toño ahora.

¿Y dónde está? Verá, hace unos días volvió al refugio del padre Samuel.

Quiero que sepa que si no le hemos dicho nada hasta ahora es porque temíamos que volviese a marcharse sin avisar y queríamos ahorrarle el disgusto, pero...

Comprendo.

Ahora estoy hablando con usted porque creo que su hijo va por buen camino.

Dios le oiga.

¿Y por qué cree eso exactamente? Toño va a empezar a trabajar conmigo.

¿Cómo? ¿A trabajar con usted? ¿Pero de qué, señor? Verá, tengo un proyecto entre manos, un encargo de Italia.

El encargo consiste en montar un taller.

¿Montar un taller en Luján? Más concretamente aquí, en La Promesa.

Verá, montar el taller es solo la primera parte. Seguramente más tarde nos dedicaremos a ensamblar motores.

¿Comprende? Ya, motores de aviones.

Eso es.

Ya, sí.

Pero, ¿me puede decir qué pinta exactamente mi hijo en todo esto? Ah, sí. Verá, creo que para estos primeros pasos voy a necesitar a alguien mañoso y de confianza.

Y honestamente creo que su hijo es el ayudante perfecto.

¿Qué le ocurre, Simona? ¿No le parece buena idea? No, sí, sí, claro. Me parece muy buena idea, pero... no sé, señor.

¿Qué sucede? A mí me da mucha alegría que usted ha pensado en mi hijo para este trabajo y se lo agradezco de corazón, pero yo a usted no le puedo mentir.

Y yo creo que mi Antoñito, mi hijo, pues no le va a poder ayudar en una cosa tan grande, porque él mismo no está bien.

Simona, estoy al tanto de la situación de Toño.

Ya.

¿Y aún así quiere contratarle? Sí. Voy a correr ese riesgo. Y lo voy a hacer por él y por usted.