La promesa 686 #audesc

Radio Televisión Española presenta, anteriormente...

Pero créame, no hay nadie imprescindible.

Por cierto, ¿ya le has dado una respuesta, Toño? Sobre la propuesta de matrimonio.

Todavía no. Es que tengo que reconocer que su proposición me cogió un poco por sorpresa.

Está hecho una malva. No parece escrita por el mismo varón de Valladares que conocemos.

Catalina sólo quería el bien para su gente. Y su afán por ayudar Fina ha terminado perjudicándola a ella.

Quédémonos con que esta carta no parece escrita por alguien que haya estado implicado en su desaparición.

No sé, Candela, yo sigo pensando que... que hay algo raro en lo de doña Catalina.

¿Algo más? ¿O la familia estaría más preocupada de lo que está? Digo yo.

Y no te atrevas a negarlo porque te vi cómo te besabas con Curro.

Pero no te lleves a engaño, hija. Pues lo peor de todo es que Lorenzo de la Mata lo sabe.

Que tengo la sensación de que si usted ha pedido la mano de Ángela, es porque cree que indirectamente me va a hacer daño a mí.

Indirectamente, no. Creo que el dolor que vas a sentir es directo.

Muy directo.

¿Y si le dieras a Adriano justamente eso? Es que no puede desentenderse de sus ocupaciones.

Bueno, no ser que otra persona se encargue de ellas. Confía en mí. Deja que yo me encargue de la promesa.

¿Qué pasa, Teresa? Pues que he salido a atender a la jardín y creo que he visto al hermano de Vera.

¿Dónde? No muy lejos del palacio. Esperando, supongo.

Señor Oférico, por favor. Su padre no solo tiene los negocios que denunció su hermana.

También es dueño de una joyería que funciona como tapadera.

No se te ocurra huir con ese lacayo. Porque voy a estar vigilándoos día y noche si hace falta, para asegurarme de que no vais a ninguna parte.

¿Cómo que nos vamos? Sí, nos vamos ahora mismo. No vale la pena seguir atrasándolo más.

Coge algo de ropa y métela en una maleta.

Ángela, ¿a qué esperas? Mi amor, hay que irse ya.

Ángela estaba petrificada y al borde del llanto. Ahora...

No tenemos otra alternativa.

Unas lágrimas se derraman por las mejillas de la joven. Curro coge una maleta y la abre.

Coge lo primero que veas. Y si se te olvida algo, no te preocupes porque lo compraremos por el camino.

Curro, espera.

La ropa.

No, escúchame. Un momento, por favor.

¿Qué? Ella titubea y lo mira con angustia.

Curro la mira preocupado.

Curro, no me voy a ir. No puedo irme.

No puedo irme ahora, no después de la conversación que tuve con mi madre esta mañana.

A ver, ¿qué te dijo? Que lo sabe. Lo sabe todo, Curro. Sabe que tú y yo nos amamos y sabe que planeamos huir.

¿Recuerdas el ruido que escuchamos en la salita una noche? Curro asiente y la mira perplejo.

Era ella. Tenemos que irnos ya.

Curro, no lo va a permitir.

Es que no debemos darle tiempo a reaccionar.

¡Curro! Por favor, escúchame.

Mi madre siempre tiene un ojo puesto en mí.

Aunque yo no lo sepa, aunque yo no sea consciente, ella siempre está vigilante.

No hay manera de escaparse de ella, Curro. Por favor.

Ángela, debemos intentarlo, por favor.

No podemos.

O por lo menos yo no puedo. Lo siento, lo siento muchísimo.

¿Cómo que no puedes? Ángela, prefiero resignarte a ser sacrificada en un matadero.

Resignarte a vivir el resto de tu vida en un espantoso infierno.

¿Y qué quieres que haga? ¿Luchar? ¿Resistir? ¿Resistirnos? No sé.

Vamos a empezar una nueva vida juntos.

Muy lejos de aquí, por favor. Lejos de este palacio.

Ella llora descorazonada.

Curro, el capitán de la mata también lo sabe.

Ya lo conocía. Él mismo me lo ha confirmado.

Y el muy desgraciado está disfrutando con nuestro dolor.