La promesa Especial María #audesc

La bandera de la promesa ondea el viento sobre el torreón.

Unos criados trabajan en el exterior del palacio.

Un jardinero se cruza con una doncella y se saludan.

Entre tanto, María está colocando flores en un jarrón en la zona de servicio pensativa.

Huele una flor y recuerda en flashback.

Samuel conducía la moto y ella iba tras él, nerviosa.

Cuando vio un bache se agarraba a su cintura.

María se agarraba a él apurada.

Al poco, el padre Samuel se bañaba desnudo en un río.

María lo miraba acalorada.

El cura frotaba su fornido cuerpo con el agua.

María sonreía pícara.

En otro momento ella le acariciaba el pelo mojado.

Ambos se miraban a los ojos con intensidad.

María se acercaba poco a poco a él.

Le daba un beso en los labios y él quedaba sorprendido, pero al momento cerraba los ojos, dejándose llevar.

Ahora María sigue colocando las flores en el jarrón con una sonrisa por el recuerdo.

Curro entra sombrío.

Ella se gire y se preocupa al verle el gesto.

El joven llora con angustia.

A María se le desencaja el rostro.

María niega asustada.

María rompe a llorar.

Curro se le acerca.

Ella retrocede.

Se abrazan y lloran.

Sobre el fondo del palacio se lee la promesa, capítulo especial 4.

Luego, María está con Samuel en el patio y se muestra triste.

Sí, puede que tenga razón.

Que no he parado en todo el día para no pensar en lo que pasa.

Y se avecinan momentos muy difíciles y no quiero que te hagas la dura.

Así que si necesitas llorar, llora.

Y si necesitas un abrazo, tan solo pídemelo.

O puede que te lo pidas, ¿sí? No, no sé cuándo.

Pues yo sí que quiero pedirte algo ahora.

¿A mí? ¿Al qué? Verás, yo no conocía a Jana tan bien como tú.

Sí, tú llegaste cuando...

Él le limpia una lágrima.

Cuando ella subió a la planta noble.

Así es, así que me gustaría que me hablaras de ella.

¿De cómo fue? Quisiera decir unas palabras en el entierro.

Algo que haga honor a la gran persona que fue.

María sonríe con tristeza.

Tiempo después, están en el cementerio celebrando el entierro de Jana.

Samuel habla ante la multitud.

En estos duros momentos, donde la adversidad parece absorberlo todo, a lo que realmente debemos aferrarnos es a la luz que proyectaba Jana.

Jana era una persona verdaderamente extraordinaria.

Luego, los sepultureros bajan el ataúd de Jana.