QSVT 1585 EL PODER DETRÁS DEL PODER público

Usted está viendo esto porque le da la gana, hoy estamos transmitiendo esto a las 12 del mediodía de un sábado 16 de agosto para la gente que está también en Europa y que se ha unido, como Evelio que está en Logroño, como mira en Europa, Adán en Puerto La Cruz, gente en Buenos Aires, gente en Alemania, en las Islas Caimán, en la colonia Tobar, que es como estar en Europa, pero aquí, y desde la ciudad espacial de Houston, el amigo José Alberto.

Y usted también lo podría estar haciendo si tuviera el Patreon gratis, inclusive.

Esto le permitiría estar allí, pero bueno, usted decidió venir acá a dejar su comentario, no lo deje, no lo deje porque después nosotros hablamos de los comentarios aquí.

Exactamente.

Tenemos un ego tan frágil que no aguantamos.

Arranca con la música.

A partir de este momento, es la hora, la segunda, del importante rol, que se vayan todos, que se vayan todos.

Buenos días, tardes, noches, bienvenidos todos a que se vayan.

Todos.

¡Eso es lo que les gusta, habladores! Edición horario europeo, es decir, nosotros a medida estamos aquí y hay gente que en Europa nos está perdiendo trabajo por culpa nuestra, como ocurre los miércoles cuando transmitimos a las seis y media, siete y media de la noche, y hay gente que dice, mañana no me voy a poder levantar para el trabajo, como si fuera culpa de uno.

Como que si les apuntamos así, o me apunté yo y dije, si no me ven, me...

Que fuerte, que fuerte la amenaza del me elimino, que yo recuerdo un cumpleaños en el que todos fuimos y preguntamos, era un cumpleaños de una amiga, que tenía un pretendiente súper intenso, amigo de todos nosotros por demás, pero estábamos en un grupo de teatro, se toleran más conductas de las que normalmente se tolera.

100%.

Y entonces, ¿va a ir Estefana? Sí, ojalá que termine todo bien.

Una hora y media después, él en la calle, es que si no, me va con un cuchillo como de plástico, de corta torta.

Si no, tú me tienes que decir si tú quieres estar conmigo o no.

Y yo digo, ok, la estrategia de tú te tienes que empatar conmigo, si no me auto elimino, ya es absurda.

Uno dice, ¿qué porcentaje de éxito crees que vas a tener? Había otra estrategia, la de ser ladilla, la de estar allí, allí, allí, allí, hasta que caiga, por ejemplo, pero la estrategia de hacer eso, el día de su cumpleaños, ¿cuánto éxito ha tenido el día del cumpleaños de la persona? Claro, que ella estaba como que tenía 10 razones para no estar contigo, no tengo 11, o sea.

Me arruinaste mi cumpleaños, que además, no era solo su cumpleaños, era el cumpleaños de ella, mío, Wilfredo García y Laura Altieri, porque todos cumplíamos en mayo, como entre el 20 y el 30, los cuatro cumplíamos.

Entonces, ahí le picamos una torta a todos y nosotros, ingenuos por demás, ¡ay, perfecto! No tenemos que velar por casa para nuestro cumpleaños, caña para nuestro cumpleaños, etcétera, porque el papá de Nelly era un tipo espléndido, pero el otro era, ella no quería picar la torta porque quería que durara para siempre, claro, porque en realidad su cumpleaños comenzó una hora después de que este pana se fue, porque ella empezó a bajarle el ánimo, dejamos de hablar del asunto, y nosotros, los cumpleañeros, recuerdo los tres, los otros tres cumpleaños sentados aquí, ¿cuándo van a picar la torta? ¿Sabes lo que es ser cumpleañero y preguntar cuándo van a picar la torta? Entonces, ahí hay un factor.

Se acuerda de una anécdota tan vergonzosa, chavo, tenía yo como 13, 14 años, y, o sea, de repente vi una chama y fue la primera chama que a mí me gustó en la vida, ¿no? O sea, yo decía, ¿qué coño es esto que tengo, Ale? ¿Qué vaina es esta? Cada vez que yo veo a esta persona, siento esto, ¿no? Pero, obviamente, callado la boca, porque yo no sabía qué es lo que me estaba pasando y los hombres no nos desahogamos, no nos decimos nada.

Entonces, la chama, en cuestión, había decidido irse a estudiar para un internado en Trujillo, vaya, el carajo viejo, en Boconoy, no sé dónde coño es que era.

La verdadera emigración.

Y le organiza una rumba de despedida, de su cumpleaños y de despedida, porque se iba para un internado.

Y me invitan, y yo estoy ahí, y 14 años tendría yo, y me meto dos roncitos, y una de esas, el ron me afecta, y yo me siento, y me ha empezado una lloradera.

Ay, chiqui.

Una lloradera, y todo el mundo, la mamá de esta chama.

Ay, la mamá, cuando la mamá tiene que intervenir.

Pero qué te pasa, pero te sientes mal, quieres que te lleve a tu casa.

Y yo, no, no, no, no.

Y, pero, ¿qué te pasa? Hasta que, de repente, se la suelto.

Es que, es que yo, es que yo no quiero que ella se vaya.

Márica.

¿Qué edad tenías tú otra vez? 14 años.

14 años.

Y, hermano, el peor verano de mi vida, porque ella se fue, y yo tuve que quedarme dando la cara, y aguantando un chaleco.

Y merecido.

Pero un chaleco, o sea.

No, a ti te ofrecían tequeños, y yo le decía a la señora, señoras y señores de los tequeños, que no quiere que ellos se vayan.

Pea, yo estoy, yo te estoy chalequeando.

No soy el único, mira, no soy el único.

Alejandro Fernández en la columna 12.