Quién soy / Primera parte - Mis Primeras Referencias

Me considero un hombre afortunado.
Nací como el segundo hijo de una familia acomodada. No creo poder decir que me sobraba, pero puedo afirmar que nunca me faltó.
Mi padre fue mi primer referente de vida. No solo me guiaba por sus pensamientos y opiniones, sino que yo mismo no era más que sus pensamientos y opiniones. Llegué al extremo de que mi método de resolución de problemas se basara, únicamente, en sus respuestas a mis preguntas.
Mi madre fue mi motor emocional. Toda la empatía que tengo, si es que la tengo, se la debo a ella. Ella incidía tanto en mis emociones que sus reacciones a mis actos conseguían hacerme replanteármelos y cambiarlos.
Si digo que crecí rodeado de amor me quedaría corto, y si digo que mi familia me demostró todo el amor que tenían no estaría mintiendo. No descarto ni un solo recuerdo con ellos. Pueden ser buenos o malos; quizás no era lo que quería en ese momento, pero todos tienen en común a mi familia.
Llegué a decirle a mi padre que vivía una vida sin preocupaciones. Ahora entiendo su sonrisa: había logrado su objetivo, el objetivo más noble que un padre puede tener.
El colegio fue una buena etapa para mí. Algunos de los amigos que hice siguen comiendo en mi mesa y seguirán haciéndolo. Además, en esa etapa descubrí que era curioso y que no me contentaba con explicaciones vagas del porqué de las cosas. Disfrutaba aprendiendo y esa es una de mis características que, por suerte, aún perdura.
Todo lo puedo resumir diciendo que nací, crecí y viví como cualquier persona se merece, rodeado de amor, tranquilidad y con ganas de ascender hacia la cima. Os lo agradezco tanto como me lo agradezco a mí mismo.

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"Los padres renuncian a parte de su vida y se encomiendan en cuerpo y alma a su familia. Si esto no ocurre, no se pueden considerar padres; son simplemente humanos con descendencia."