

Description of RADIO TEATRO: “MURCIÉLAGO”.
Obra original de Erckmann-Chatrian. Adaptación realizada por la plataforma Radio Arte y dirigida por Juan José Moscoso. E-mail de contacto con Radio Arte: radioarte1976@gmail.com Actores: Lucas Cisneros, Roser Huguet, Cristobal Torres, Alfredo García y Montse Bravo.
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Radio Arte presenta Murciélago, original de Erdmann y Chatrián, con Lucas Cisneros, Francisco Rocamora, Rousset Huguet, Juan José Moscoso, Cristóbal Torres, Monse Bravo y Alfredo García. Dirección Juan José Moscoso.
Es una producción de Radio Arte para luces en la oscuridad.
Me llamo Cristian y soy pintor. Por aquellos tiempos era pobre como un ratón de iglesia y me había refugiado en el desván de una vieja casa de la calle de los Minnesinger, en Nuremberg.
Había colocado mis bártulos junto al pico del tejado. Las pizarras me servían de paredes y la viga maestra de techo. Había que andar por encima de unos haces de paja para llegar a la ventana.
Pero esta ventana, abierta en el frontón de la fachada, tenía una vista magnífica.
El viejo chamarilero Tubac conocía el camino de mi refugio tan bien como yo, y no tenía miedo de subir por la escalera. Como todas las semanas, levantaba la trampilla y asumaba su cabeza de carnero coronada por una pelambrera rojiza.
¿Cómo andamos, maestro Cristian? ¿Hay algo nuevo? ¡Entrad de una vez! ¡Qué diablos! ¡Entrad! Acabo de terminar un pequeño paisaje y quiero que me deis vuestra opinión.
Tubac me compraba todas las telas al precio fijo de 15 florines y las volvía a vender por 40.
Era un honrado judío.
Un buen día. La ciudad de Nuremberg fue agitada por un acontecimiento extraño y misterioso. No lejos de mi buhardilla se levantaba el albergue del Buey Gordo, un viejo mesón siempre lleno de parroquianos y conocido por toda la comarca.
He de destacar un hecho singular. La casa que se encontraba en frente del mesón reproducía con toda exactitud las mismas esculturas y los mismos adornos que tenía el Buey Gordo.
No había nada, ni siquiera la barra de hierro que sostenía la muestra del mesón, que no estuviera copiado. Se hubiera dicho que estos dos viejos caserones se reflejaban el uno en el otro. Pero todo lo que tenía el albergue de ruidoso y animado lo tenía la otra casa de silenciosa y donde reinaba la soledad. Todo lo más una o dos veces cada día, su pesada puerta se entreabría para dar paso a una viejecita.
Inclinaba el cuerpo al caminar, adelantando su prominente barbilla. Sus vestiduras se le pegaban a las caderas. Llevaba casi siempre un enorme cesto bajo el brazo y el puño correspondiente crispado sobre el pecho. Sus pequeños ojos eran verdes, su nariz delgada, los grandes flecos de su chal, que debía de tener cien años por lo menos, la sonrisa que arrugaba sus mejillas hasta convertirlas en escarapelas, y las puntillas de su gorro que le llegaban hasta las cejas.
Todo aquello me había parecido extraño y había llamado mi atención.
Me hubiera gustado saber quién era y qué hacía esta vieja en su gran mansión desierta.
Me parecía adivinar en ella una existencia de buenas obras y piadosas meditaciones.
Pero un día, en que me había detenido en la calle para seguirla con la vista,
Comments of RADIO TEATRO: “MURCIÉLAGO”.