radiochip de la discriminación de la mujer

Hoy está con nosotros en Matinal 3 María Dolores Pérez Camarero.

Ella no es desconocida para todos nuestros oyentes.

Ella es la directora de medios de difusión de la Asociación Española de Mujeres Juristas.

Es abogado, ya ha estado con nosotros y también ha estado con nosotros en sucesivas semanas durante estos dos pasados meses, diversas componentes de esta Asociación de Mujeres Juristas que han ido un poco desglosando todos los temas, como ha sido la reforma del derecho de la familia, el derecho de adopción, el derecho de la mujer funcionario, el derecho laboral, etc.

Hoy quisiéramos un poco, para cerrar este pequeño ciclo, María Dolores, que como resumen de todo ello nos sacaras alguna conclusión un poco general.

Pues mira, yo creo que de todo ello se puede desprender, o sea, como resumen, que lo más importante es la enseñanza y la cultura.

Que la mujer tenga una enseñanza no discriminada desde niña y que esté preparada culturalmente a un nivel igual que el hombre.

Porque entonces, si no tiene esa cultura y esa preparación profesional y educativa, pues no puede aspirar a nada.

Yo creo que esta cultura es necesaria en todas las clases sociales.

En la obrera hay clase modesta para que mejore de condición, mejore su posición económica, tenga una capacitación profesional y laboral.

En la clase media, pues igual, aunque la mujer se quede en casa y sea una típica madre de casa, si no tiene cultura, ¿qué va a transmitir a sus hijos? Tiene que ser una madre que se ocupe de su familia, pero al tiempo que esté inmersa en el mundo en que vivimos y en las preocupaciones que tenemos del mundo actual, que es muy difícil, no se puede uno aislarse en el cuarto de estar, en la familia.

Y luego en la clase alta, igual, aunque tengan solucionado todos sus problemas económicos, no se tiene nada si no se tienen unos valores espirituales y culturales.

En las noticias últimas de esta semana, bueno, hace unas semanas ya, pues me impresionó una noticia que casi ha pasado desapercibida.

La princesa Sofía asistiendo a las clases de la universidad.

Me parece un gran ejemplo para mujeres que lo tienen todo aparentemente, que tengan aspiraciones culturales y de nivel espiritual.

¿También es necesario un cambio de mentalidad en el hombre? Pues sí, desde luego, tiene también que elevarse culturalmente, sobre todo en el sentido de que cambie de mentalidad, de que comprenda que la mujer no quiere trabajar porque sí, por variar de vida o por divertirse, sino que es una aspiración natural de la personalidad humana, que necesita tener una aspiración de saber, de cultura, de estudiar, de trabajar.

El hombre tiene que comprenderlo y no creer que es una frivolidad o que está muy bien en casa como está hasta ahora, porque la costumbre ha sido así.

O sea, que tiene que darse cuenta de que es una necesidad de todo ser humano, de la dignidad humana.

La costumbre siempre ha sido así. La costumbre hay que cambiarla, ¿no es así María Dolores? Pues claro, hay que cambiarla.

Y ya por lo menos lo bueno es que la mujer se siente descontenta, porque hasta ahora se conformaba con el estatus de no hacer nada fuera de casa, de admitir siempre la autoridad del hombre y no se atrevía nada a enfadar al hombre por miedo a lo nuevo.

Y ahora ya se siente descontento.

Y entonces este descontento ya es bueno, porque ya es que tiene una aspiración.

Una aspiración a saber, a estudiar, que eso ya es muy importante.

A través de estas semanas pasadas, tus compañeras uno de los temas que constantemente salía a flote era la desigualdad laboral del hombre y la mujer.

Pues sí, esto es en todos los países.

La desigualdad laboral y de salarios casi en todos los países existe.

Incluso en la misma Inglaterra, que es la cuna del feminismo y que en el año 73 se han preparado un anteproyecto que se llama la Carta Magna de los Derechos de la Mujer, aún sigue discutida en la Cámara de los Comunes y aún sigue sin firmar por la reina.

O sea, fíjate, tú eres una reina, la mujer puede ser reina, pero no puede conseguir la igualdad laboral con el hombre.

O sea, no se ha conseguido en ningún país.

En España tenemos una legislación laboral más avanzada que el derecho civil, que el derecho de familia.

Se rige por la Ley del 61, que es la Ley de los Derechos Profesionales Políticos y Laborales de la Mujer, por la Ley del Contrato de Trabajo y por el Decreto del año 70.

Y es bastante avanzada en el sentido de que considera que debe ser igual la mujer y el hombre, pero luego en la práctica no es así.

En la práctica hay una desigualdad enorme de salarios, de cualificación, de acceso a la capacitación y formación profesional.

En el sector agrícola la mujer casi siempre ocupa el veonaje y no se la prepara para manejar ninguna máquina.

En la industria lo mismo.

En la burocracia tiene unos niveles muy medios.

O sea, sin ninguna responsabilidad, ni cargos importantes, ni facilidad para ascender.

Lo mismo en oficinas.

O sea que hay una facilidad, dices, legal, pero luego en la práctica no está la mujer considerada igual que el hombre.

¿Tú crees, sinceramente, María Dolores, que esta situación puede cambiar a un plazo más o menos corto o más o menos largo? Pues desde luego está habiendo una evolución muy grande y se nota mucho en la gente joven.

Tú ves, por ejemplo, hace unos años que muchísimas universitarias se casaban y al casarse dejaban la carrera, el trabajo, y era una pena, incluso un gasto para la nación y para la familia.

Una mujer que se había preparado, que había estudiado, que había sacado su título, y que luego al casarse dejaba todo para hacer otra cosa.