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Reflexiones del Evangelio | Lc 21,1-4 (san Andrés Dung-Lac y comp.) - 24 de noviembre de 2025

Reflexiones del Evangelio | Lc 21,1-4 (san Andrés Dung-Lac y comp.) - 24 de noviembre de 2025

11/24/2025 · 11:28
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Description of Reflexiones del Evangelio | Lc 21,1-4 (san Andrés Dung-Lac y comp.) - 24 de noviembre de 2025

Lunes - Trigésimo cuarta semana - Tiempo Ordinario - Lc 21,1-4 (san Andrés Dung-Lac y comp.) - "(Esa pobre viuda) que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir"

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Hoy, la Iglesia recuerda a San Andrés Dung-Lac y compañeros mártires.

El lunes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario, el Evangelio que toque es el de Lucas 21, 1 al 4.

En aquel tiempo, al santo Jesús los ojos vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo.

Vio también una viuda pobre que echaba dos moneditas.

Y dijo, Sepan que esa viuda pobre ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que le sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.

Como saben, Jesús se encuentra en la ciudad de Jerusalén y ya quedan pocos días para la celebración de la Pascua, es decir, muy poco para su pasión y su muerte.

En ese tiempo que le queda, Jesús va a buscar que sellemos nuestro corazón con su modo de vivir y que nos apropiemos de él, pues discípulo suyo es sólo aquel que vive a su modo.

Recordemos que el cristiano no es aquel que sabe de la vida de la iglesia, ni el que reza las oraciones de la iglesia, ni el que cumple con sus normas y preceptos, ni el que se sabe la Biblia de memoria, ni siquiera el que sigue sus ritos y prácticas.

Todo esto es complementario, una ayuda.

El verdadero cristiano es sólo aquel que vive según la manera como Jesús nos ha enseñado.

Pues el cristianismo es un modo de vivir, un modo de ser, un modo de existir, que se caracteriza por poner a Dios y a su voluntad al centro de todo.

Y este modo de vivir ha de brotar del corazón y permear todas nuestras vidas.

Las normas, preceptos, ritos y devociones de la iglesia no configuran al cristiano.

Son sólo medios que nos permiten vivir mejor nuestra fe.

Es decir, nos ayudan a vivir como católicos, pero no nos hacen católicos.

Aunque ciertamente son una gran ayuda y un apoyo importante para poder vivir a su modo.

En otras palabras, el cristianismo no es algo externo que uno se pone y se saca por momentos, ni es cumplir ciertos requisitos y obligaciones.

Por eso, uno es cristiano las 24 horas del día y los 365 días del año, y no sólo en domingos o en algunos momentos del día.

En todo caso, no debemos olvidar que el cristiano hace de Dios su único referente y busca hacer en todo su voluntad.

Jesús, pues, desea que integremos en nuestras vidas su modo de vivir y quiere que su estilo impregne nuestro ser de forma que naturalmente brote en nosotros actuar como cristianos.

Pues si vivimos como Jesús nos propone, ayudaremos a Dios a reinar.

Todo nuestro entorno será feliz, volveremos a él y seremos felices para siempre.

Bueno, pues les he hecho esta breve introducción porque en el relato de hoy, Jesús desea que aprendamos uno de los pilares fundamentales de su manera de vivir, que es confiar absolutamente en Dios y hacer que sea nuestra única seguridad, pues si lo hacemos, Él responderá.

Y convencidos de que nos ama infinitamente, estar seguros de que nunca nos dejará abandonados.

El relato de hoy nos explica esta enseñanza con toda claridad, pues trata de una viuda que entregó a Dios todo lo que tenía para vivir, confiando en que Dios se ocuparía de ella.

Bueno, pues a ejemplo de la viuda, Jesús desea que nosotros hagamos lo mismo.

Veamos el texto.

Jesús se encuentra en el patio del templo.

Como les dije, el templo era un complejo de edificios sobre una gran explanada, con el edificio central que era el santo de los santos, o la morada de Dios, al medio.

Y estaba dividido por una serie de patios que evitaba que la gente se mezcle.

Estaba el patio de los gentiles, o no judíos, y hasta allí podían llegar los gentiles.

Estaba el patio de las mujeres, y hasta allí podían llegar ellas.

Después estaba el patio de los hombres, y luego, el de los sacerdotes.

Por último, estaba el santísimo, espacio reservado sola y exclusivamente para el sumo sacerdote, al cual sólo accedía una vez al año.

Y como Jesús pretendía que su mensaje sea escuchado por todos, seguramente se ubicaba en aquellos espacios de acceso universal.

Bueno, pues según el relato de hoy, se debió encontrar en el patio de las mujeres, pues además en ese patio solía haber alcancías para las ofrendas.

Y es así como empieza el texto.

Estando en el atrio del templo, y viendo a la gente dando limosna, dice el texto que vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del tesoro.

Jesús, pues, estaba observando a la gente.

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