Relojes biológicos, música sanadora y el último regalo contra el VIH (con Pablo Fuente)

Días extraños con Santiago Camacho.

En el tema principal del programa de hoy hemos hablado de ciencia en parte, sobre todo de ciencia muy especulativa, de ciencia muy fronteriza.

Pero a veces la ciencia de vanguardia es mucho más concreta y tiene aplicaciones maravillosas.

Y de esa ciencia de vanguardia es de lo que viene a hablarnos Pablo Fuente.

Pablo, bienvenido a Días Extraños.

Bien hallado Santi, ¿cómo estás? Pues estoy muy bien y estoy impaciente por escucharte porque hoy nos traes tres temas que he estado viendo y bueno, seguimos en la máxima vanguardia de la ciencia, seguimos con descubrimientos alucinantes y sobre todo seguimos con descubrimientos que en un futuro, puede que no muy lejano, van a ayudar mucho a muchísimas personas, ¿verdad? Un montón y son tres temas que proveen esperanza, Santi.

Yo creo que es muy importante en los días que vivimos escuchar también cosas que nos den un relajo mental y que nos proporcionen un poquito de esperanza que nos hace falta.

Pues sí, porque el mundo está cada vez más raro pero mira, todavía nos queda precisamente el ámbito, hay otros ámbitos, pero el ámbito de la ciencia, con todos sus defectos que los tiene como cualquier institución humana, el ámbito de la ciencia sigue siendo un ámbito inmaculado en el sentido de que generalmente es inmune a las miserias del mundo.

Y vamos a empezar con algo que hoy en día obsesiona a muchas personas que es aquello del reloj biológico.

Hay muchas personas que, bueno, de hecho los grandes multimillonarios tecnológicos y no tecnológicos están invirtiendo mucho dinero en estas cosas, con startups, con empresas que les ayuden a envejecer lo más despacio posible.

Yo creo que cuando tienes tanto, efectivamente, la tentación de disfrutarlo el mayor tiempo posible es grande.

Pero hay cosas, hay descubrimientos ahora mismo que nos indican que a lo mejor estábamos enfocando el problema mal y que enfocarlo bien puede traer ventajas insospechadas.

Así es Santi, porque si te acuerdas el programa anterior, hablamos hace dos semanas de la fascinante y a la vez también un poco ilusiva esa idea de que la edad biológica, la noción de que el desgaste en nuestro cuerpo no siempre coincide con los años que marca nuestro DNI.

Y mencionábamos los relojes epigenéticos, relojes epigenéticos de primera generación que nos daban como una cifra una edad promedio de nuestro organismo.

Pero hoy vamos a hablar de un salto increíble, una revolución que hace que toda esa idea parezca como del pasado.

¿Por qué? Porque la ciencia ha pasado de darnos una sola edad biológica a darnos más de una docena.

Tú imagínate ir al médico y hacerte un análisis de sangre como nos hacemos muchas veces, por favor vengan ayunas por la mañana e imagina recibir un informe que no sea la típica lista que te dicen oye tienes la glucosa alta, el colesterol malo también, sino un completo cuadro de mandos de tu cuerpo.

Tú imagínate que te dan como si fuera un coche de Fórmula 1 un informe técnico que te permita tunear el coche para que corra mucho más.

Pues este informe básicamente lo que nos diría es mira tu edad cronológica es 52 en mi caso, tu edad biológica general, tu promedio es de 51, pero vamos a los detalles, tú imagínate que el médico te dice esto y empieza a contarte que tu sistema cardiovascular pues está mostrando un envejecimiento acelerado y te dice en vez de tener 52, Pablo, tienes 62 años o tu cerebro, sin embargo, está en un estado de forma buenísimo y tienes 45 y tus riñones, Santi, por cierto, tu hígado muestra signos de envejecimiento prematuro, tiene una edad de 58, es decir, nos podrían dar diferencias apreciables y significativas según la parte del cuerpo en la que se centrasen.

Y esto que parece así como un poco de ciencia ficción