Representación y representatividad, el rey, Israel y Palestina

Cuando nosotros decimos que queremos implantar en España una república presidencialista moderna, estamos diciendo que esa república no puede ser una república de los trabajadores, como empezó diciendo la Constitución de la República Segunda Española.

La república presidencialista, y cualquier república, cualquier Estado, no puede ser ideológico, diciendo que existe para los trabajadores, sin decirlo, tampoco puede ser como ahora, que es para los sectores dominantes, para la oligarquía financiera e industriales, para los monopolistas de los servicios públicos, este Estado existe para ellos, y los gobiernos que hay uno tras otro son para ellos, están destinados a cuidar, vigilar los intereses de los oligopolios.

Sí, sí, del IBEX 35.

La lucha por el derecho, con Pedro Manuel González.

Quiero comenzar el programa atendiendo un llamamiento que me hace desde el propietario de esta plataforma, de este medio que utilizo, que es el Movimiento de los Ciudadanos hacia la República Constitucional, para pedir que si les gusta o son partícipes de las ideas, que por favor le den a me gusta y se suscriban a este canal, en tanto que ello facilitará alcanzar la hegemonía cultural el día de mañana.

También para recordarles que en el Teatro Victoria, el día siguiente de la falsa Constitución, del día 6 de diciembre, concretamente el día 7, pues se producirá de nuevo otro pase de patología de la transición.

Esta obra, quien no la haya visto, está obligado desde luego, entiendo, a verla, y quien no la haya visto y que la haya visto, pues desde luego que seguramente querrá repetir todo ello, a favorecer estas ideas que desde aquí defendemos y cuya hegemonía cultural estamos pretendiendo.

Dicho esto, voy a pasar al tema que hoy nos convoca y que no es otro que tratar un tema tan delicado, que levanta tantas suspicacias ideológicas, produciendo una carga sentimental también, además de política muy fuerte, como es el conflicto de Oriente Próximo entre Israel, lo que está pasando en Israel y lo que está pasando en Gaza actualmente.

Pero lo quiero tratar desde una óptica, como decía en el avance de este programa, pues original, en lo que viene a suponer la falta de representación y la falta de representatividad en España, como un impedimento para que España pueda liderar ninguna postura en este sentido.

Se está diciendo que España es líder internacional en una postura, desde luego, evidentemente, pro-Palestina, que el gobierno está bandeando, quizás para, quizás no, seguro, para ocultar sus propias miserias hacia adentro.

Para ello, el último movimiento ha sido enviar al rey a la ONU.

Y a eso es en lo que quiero centrar la cuestión, porque, en realidad, el reciente discurso de Felipe VI en la Asamblea General de las Naciones Unidas, refiriéndose a este conflicto, ha sido la última muestra del papel catalizador del consenso de la corona dentro del régimen partidocrático español.

Ni una sola malabra, nuevamente, ni una buena acción.

Todos contentos con una perorata que vale para unos y también para los otros.

No ha hablado el jefe del Estado de una nación que se gobierne a sí misma, sino el portavoz de una oligarquía partidista que, bajo el disfraz de un falso parlamentarismo, ha anulado la independencia política de los españoles.

Se dice que España lidera una posición muy clara, pero ¿qué cuáles han sido las contribuciones reales de España a la solución de este conflicto? ¿Ha convocado alguna conferencia de paz? ¿Ha hecho algún movimiento seguido por el resto de países? ¿Ha sido asumido por las potencias hegemónicas internacionales? Nada en absoluto, por mucho que haya ido allí Felipe VI.

Felipe VI, heredero de una institución sin legitimidad en origen, pretende, con frases de manual diplomático, revestir de autoridad moral a una nación que carece de representación política y a un Estado del que no puede ser representativo.

¿Con qué derecho habla el nombre del pueblo español sobre cuestiones de guerra y de paz? Con ninguno.

Si un rey designado por Franco y sostenido por la falsa Constitución...