¿Resucitó Jesús como nos dicen los primeros cristianos?

Buenas tardes a todos. Para no equivocarme, mejor tengo el programa delante y así sé que hoy hablamos de resurrección. El triduo pascual, efectivamente, termina en Pascua, en Resurrección. Y nuestro ciclo, también triduo, pues también termina. Las preguntas que nos hemos hecho hasta ahora nos han conducido a plantearnos también unas cuestiones finales sobre la Resurrección.

Lo que nos cuenta el Nuevo Testamento y la comunidad cristiana sobre esa Resurrección de Jesús es un dato histórico, volvemos a repetirlos, y cómo entender la vida con Resurrección o sin ella. ¿Se puede vivir de la misma manera o el modo de vivir es completamente distinto? ¿Admitir o no admitir la Resurrección nos deja indiferentes o todo cambia cuando proclamamos que Dios resucitó a Jesús? Pues para respondernos, para reflexionar, para que nos acompañe en este proceso, tenemos con nosotros a Cristina Hinojés. Yo creo que nadie en la sala desconoce a Cristina.

Su imagen ahí junto al Papa en el sínodo nos la repitieron bastante y nos llegó muy adentro, ¿no? Su cercanía le daba prácticamente un aire de reconocimiento y de autoridad. Ella estudió teología y la terminó en una facultad protestante, lo cual no la hace sospechosa, sino más bien la hace abierta a formas de pensar distintas que ella contrasta. Y en ese contraste de ideas y de formas distintas se ha acostumbrado también a esa apertura de mente y a la claridad con que suele enfocar y centrar las cosas.

Pues Cristina, te agradecemos mucho tu presencia aquí con nosotros y vamos a escucharte con muchísimo interés. Ya tienes el micro abierto y nos pones de fondo alguna imagen. Y gracias de nuevo a todos. Buenas tardes, que son buenas de verdad, aunque llevemos el paraguas, son buenas. En el programa pone son los relatos de la resurrección documentos de historia. Pues lo primero que hay que tener presente es que Dios es misterio y esa frase tiene que estar ahí siempre.

En la distinción entre novedad y originalidad, Joseph Steiner, filósofo y especialista en literatura comparada, en su obra Presencias reales nos ayuda a reconciliarnos con lo antiguo, con lo que está en los orígenes. Nos reconcilia con eso que vemos muy lejano pero que tiene su sentido y nos indica que hay que aceptarlo porque hay veces que son invenciones estéticas, arcaicas de la música, de la literatura, pero que en sí mismas tienen, dice el autor, el pulsar de una fuente lejana. Todas las civilizaciones, todas las culturas han utilizado, digamos, elementos, ritos, símbolos para indicar su deseo, en algunos casos de más vida después de la muerte o en todo caso su convicción de vida después de la muerte.

Los Neandertales enterraban a sus muertos con elementos, utensilios que tenían en la vida común que utilizaban como para hacerles continuar viviendo o con la idea de continuar viviendo y utilizando lo que habían tenido en vida. La cultura megalítica ya entierra a sus muertos en posición fetal y con la cabeza hacia oriente como en una intuición de que es la vida y la muerte es cíclica, es decir, que van a volver a renacer de alguna manera como renace el sol. Los egipcios ya van a ser mitologías mucho más trabajadas, por así decir, y van a enterrar a sus muertos realmente como si fueran a seguir viviendo en la otra vida. Griegos y romanos, resumiendo mucho, creían en la separación.