Retiro de Cuaresma 15-3-2025. Meditación 2

Para entrar en intimidad con el Señor, en este momento, a la mitad, vamos a pedir conocimiento interno de nuestro Señor Jesucristo.

En la primera parte veíamos ese anuncio de Dios que salva, esa elección a la persona de Moisés, ese encargo de ser presencia de la misericordia de Dios con su pueblo.

Pues ahora vamos a ver las cosas en chascar, que eso es lo que tiene Jesús.

Que la Palabra de Dios sea chocante y ayuda a la misericordia.

Que como hombre nos enseñe a ser hombres de verdad, en comunión con Dios.

He seleccionado este anuncio porque, en la historia de aquello, creo que esto debería, en cualquier momento de nuestra vida cristiana, en la que se propone, siempre que nos acercamos a un evangelio, intentar hacer un positivo.

No solo imaginar nuestra escena después del capítulo de Jesús, sino analizar nuestra escena como, si hubiese una lectura, pudiésemos contemplar nuestra escena perfectamente, ¿no? Eso en un primer momento.

En un segundo momento es intentar vivirla.

Como la Palabra de Dios no es una propia cosa, sino un mensaje de amor, ¿no? Cuando aquí te dicen que te quiero, por supuesto que lo sientes.

Y además es que te produce una gran alegría de que ese momento está sucediendo de verdad, ¿no? Está pasando aquí.

Pues efectivamente, con la Evangelia pasa eso.

Que no es cualquier historia, sino que empieza a formar parte de tu propia historia.

En un último momento, ya no se trata de vivir un fantasma, ya no se trata de vivir tú esa historia, esa parada, tal parada que fuese, sino al enterarte en el corazón de Cristo.

En el corazón de Cristo.

¿Cómo lo vivió él? ¿Qué sintió él? ¿Qué pensó él? Al final, ser cristiano no es seguir, pues, al cura del pueblo que te dedica, como me dedica, o al papa, más o menos así, o sentirte más o menos en un grupete social, que vota y piensa en el mismo futuro.

No. Ser cristiano no es, bueno, no sé, preferir seguirle a alguien que te llame.

Vamos a adentrarnos un poco en este pasaje de Lucas, que tengo suficientemente adicto.

En este momento Jesús entra en la ciudad de Jericó.

Y Jesús, bueno, va a contar la historia de esto.

Cuando fui a hacer el examen del ADFT, el examen práctico de producir, justo iba desde mi universidad hasta aquí, estamos al lado del ADFT, y de repente me encuentro, ahí al lado del Palacio Real, la embajada de China.

Y digo, o sea, es que era tremendo.

Tenía la embajada de China y con otros chinos por ahí en la calle, o sea, vamos, tengo que dar toda la vuelta para cogerme otro bus para ponerme aquí, ¿no? Vamos, era aquello un evento que paralizó Madrid.

Pues más o menos así tuvo que estar Jericó cuando pasó Jesús.

Cuando iba Jesús a las ciudades, a los sitios, la gente no se quedaba indiferente.

No. Era un evento tremendo.

Toda la gente de Jericó salió a la calle y salió, pues, de alguna manera, con la fiesta de monstruos.

Con palos, con ganas de ilusión, ¿no? Era un evento social, cuando pasaba Jesús por las ciudades, ¿no? Y estaban muy atentos a lo que pasaba, porque donde iba Jesús se liaban siempre.

Entonces, ciertamente, los que estaban ahí en Jericó, pues, que atravesase Jesús en sus ciudades era todo un elemento.

Pero entre ellos había un hombre, tenemos cuenta, que no tenía como, pues, esa ilusión de tener un poco de fiesta, y pasar todo el día con la rama.

Y yo le quiero ver, yo le quiero conocer.

Taco.