Sábado de la semana 11ª del Tiempo Ordinario

Sábado de la undécima semana del tiempo ordinario. El Evangelio de hoy contiene uno de los pasajes más inspiradores para la espiritualidad de los santos. Me estoy refiriendo a Mateo 6, 25-34. Es conocido como el Evangelio de la enseñanza sobre la providencia. Jesús, chamano, se refiere a la naturaleza como un punto de partida para exhortarnos a confiar en el Padre.

Dice así, por eso os digo, no estéis agobiados por vuestra vida pensando que vais a comer o por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo, no siembran ni siegan ni almacenan y sin embargo vuestro Padre Celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros a fuerza de agobiarse podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo, ni trabajan ni hilan.

Y os digo que ni Salomón en todo su fasto estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros gente de poca fe? No andéis agobiados pensando que vais a comer o que vais a beber o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por estas cosas. Ya sabe vuestro Padre Celestial que necesitáis de todo eso.

Buscad vosotros el reino de Dios y su justicia y todo eso se os dará por añadidura. Es por lo tanto un evangelio que nos habla del abandono confiado, del desapego de los bienes de la prioridad del reino de Dios, que ha sido inspirador para muchos santos. Por ejemplo, para San Francisco de Asís, para vivir en pobreza como él vivió y para hacerse cántico de las criaturas.

O por ejemplo, para Santa Teresa de Jesús, cuando ella dice, quien tiene a Dios nada de falta, si teniendo a Dios aunque no tenga nada estoy en sus manos. O por ejemplo, para San Ignacio de Loyola, cuando habla de la santa indiferencia. Me fío de Dios, lo que él quiera, él es padre, él me cuida, él me dará lo que necesite.

Es un evangelio verdaderamente inspirador de un elemento clave en nuestra vida espiritual, que es el acto de confianza en la providencia de Dios. Dios es padre providente que cuida amorosamente de nosotros y de ahí la única actitud posible es decir, en vos confío, como lo decimos al invocar al sagrado corazón de Jesús. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.