Sabado 05 Abril- Segunda Piel- Stefan- Programa

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Frivolidad, dicho de una cosa, ligera y de poca sustancia.

Dicho esto, aprovecho para presentarles con ustedes al programa Segunda Piel con Estefan.

Hola oyentada, ¿cómo andan? Feliz sábado a todos, todas y todes.

Bueno, gracias por el comienzo de la etimología de lo que es la frivolidad.

Una palabra bastante mal usada, creo yo, o bastante demonizada en la vida.

Hoy quiero hablar de algo que escribí, que es...

Al contrario de ser superficial, la frivolidad, como forma de pensar abierta y plural, permite entender otras realidades para nuevos futuros.

La vez anterior, en nuestro encuentro anterior, hablamos de lo efímero, o sea, los cambios rápidos de velocidad en el mundo, que vienen del sistema de la moda.

Eso genera que las personas, según Gilles Lipovetsky, un sociólogo francés que estudió esto en el año 87, genera una frivolidad en la persona en la forma de pensar.

Él ve la frivolidad como una forma de paranzas de la vida, mucho más democrática y mucho menos estándar que lo esencial de todo lo que vino anteriormente.

Hace una crítica al marxismo muy grande, primero que lo destrona completamente, y habla de la frivolidad como forma de entender las otras posturas y diluirse entre las otras posturas y ser más flexible, ante todo.

Creo, como Estefan Bruno Marroche, que todas las luchas sociales son un poco frívolas en ese sentido, porque se necesita un discurso, pero no monolítico, sino una charla y un devenir para que entre todos se pueda hacer algo.

Hay una cosa muy importante del efímero, de los cambios rápidos.

Me genera una gran velocidad, ¿no? Y esa velocidad de los cambios se ve necesaria y reflejada en las luchas de los derechos humanos, con algo que tenemos que ya no sirve mucho, pero sigue igual al sistema, que es el tema de la clínica.

Estamos por un proyecto de ley, ¿no? Para cerrar el manicomio.

Ya no a 2025 porque no se tuvo la suficiente frivolidad como para regular la ley, pero se llegará en algún momento en este quinquenio, esperamos.

Y me parece importante entender a la frivolidad como una forma de ser fuera de lo que dice la etimología tan mala y no como algo tan superficial o como una especie de opio de las masas.

Me tiene cansado eso del opio de las masas, es un poco podrida.

El tema marxista tan clásico.

Hay otras interpretaciones marxistas un poco más elevadas que vinieron después.

El tema es que la gran velocidad, aparte de ayudarnos a pensar de manera frívola, o sea, puedo entender al otro y puedo comprender un poco la posición, me ayuda a que la novedad sea la reina de mi vida.

Hay una cosa que las tradiciones ya se cortan y lo novedad y lo novedoso aparece, y acá aparecen otras formas de pensar y de verse.

Una novedad fue el encierro o la clínica que empezó hace 200 años, una época victoriana, un poco antes, que es novedoso en el mundo, en la vida de la humanidad, pero no novedoso ya a esta altura.

Igual sirve mucho porque corta el pensamiento del efímero, porque el efímero trata de hablar con el otro y conectarse con el otro y llegar a un pensamiento crítico.

Yo cuando puedo hablar con otra persona que piensa diferente a mí o que veo diferente a mí o que tiene otra realidad, a mí me pongo un poco de empatía y empezar a hablar con el otro.

Entonces creo que la frivolidad te lleva un poco a una construcción con sentido, contundente.

Lo frívolo también está mal visto como algo superficial o banal, solo estético, como si lo estético no fuera algo revolucionario o sustancial totalmente, cuando en realidad representa muchas cosas.

A eso hay que agregarle como la soltura política.

Estamos en un tiempo de cambio, donde algo que se sostenía como absolutamente libre, mercado libre, algo como...