Sábado 21 de junio - Mateo 6, 24-34. No os agobiéis por el mañana.

No os agobiéis por el mañana.

¿Cuántas personas a veces nos anticipamos a los acontecimientos y nos ponemos en un futuro que tenemos dos escenarios? O el peor o el mejor.

El que se pone en el peor es un pesimista.

El que se pone en el mejor podría ser un iluso.

Y, por tanto, Dios lo que te viene a decir es no te agobiéis por el mañana.

Porque el mañana todavía no ha llegado.

Ten las cosas preparadas para que salgan bien.

Pero, salgan como salgan, hay una cosa segura.

Y es que Dios va a estar ahí contigo.

Y te va a hacer capaz de responder a lo que sea desde su gracia, desde la bondad, desde la verdad, desde la esperanza, desde la ilusión.

Decía San Pablo, porque nada nos puede separar del amor de Dios.

Nada nos puede separar del amor de Dios.

Nada de lo que te vaya a pasar en tu vida y nada de lo importante que es poder ir al cielo y poder llevar al cielo con las personas que a ti te importan más.

Y por eso piensa, ¿qué te agobia del mañana? ¿Que te va a faltar salud? ¿Que tus hijos se van a equivocar? ¿Que este matrimonio parece que no va bien? ¿Que el negocio puede ser que no funcione? Son cosas muy graves todas.

Pero no te pongas en el peor escenario.

No te pongas en el peor porque ya de antemano vas con la derrota y vas con el miedo y con la tensión y con la ansiedad.

Lo vas a estropear más.

No, pues me voy a poner en el escenario en el que todo tiene que salir bien porque Dios va a estar ahí y si Dios permite que no salga bien por lo que sea, porque me he descuidado, porque hay cosas que no dependen de mí o Él tiene un plan distinto, es que Él me va a apoyar.

El peor dolor, dicen los sabios, no es el que se tiene, sino que es el que se teme.

Lo que más miedo me da no es lo que está pasando ahora, porque ahora lo estoy pasando y aquí estoy, sino que lo que más miedo me da es lo que tenga que pasar y que no sea capaz, que no sepa responder y que no esté a la altura y que me hunda y que se rompa mi cabeza.

Pero todo eso, no te hagas aventuras.

Es que eso es la fantasía, la imaginación, lo que decía Santa Teresa de Jesús, que la imaginación es la loca de la casa y cuando llegan esas noches que no te duermes y pasa media hora y dos horas y te pones a pensar en lo peor y el mundo se te hace oscuro, es el momento de la gracia.

Eso me dice, pero Señor, corta ya mi fantasía.

Si tú vas a estar, si siempre has estado, ¿por qué vas a dejar de estar? Si nunca me has fallado, ¿por qué me vas a fallar entonces? Si hemos atravesado ya tantas cosas, tantas situaciones, no puedo vivir con el miedo, no puedo vivir con el agobio, con ese deseo de controlar, el control constante, quiero controlar el pasado, quiero controlar el presente, quiero controlar el futuro y de tanto querer controlar, acabas esclavo de tus miedos y sin poder disfrutar el ahora y el hoy, sin poder disfrutar la vida.

Tú lo que tienes es el ahora, mañana vete a saber si viene y por tanto descansa en él, descansa en su providencia y sobre todo cuando te vengan esos miedos, ojalá que te acuerdes y digas, tú vas a estar y porque tú vas a estar no va a pasar nada, porque lo que pase, como estás tú, tendrá valor.