Sábana Santa y Sudario de Oviedo: nuevas revelaciones ¿la prueba de la Resurrección? - EDLR 9x22

Según la tradición hebraica, a los difuntos se les cubría el rostro con una especie de
paño osudario, en señal de respeto. Esto tenía un especial sentido en el caso de los
condenados a muerte, que habían sido torturados previamente. De esta forma se ahorraba a la
gente la vista de esas caras de dolor, a veces sangrientas. A continuación, este paño
se quitaba y el cuerpo se envolvía en una sábana. Y si había sangre, entonces el paño
se dejaba en el sepulcro, como cualquier otro objeto que hubiera estado en contacto
con la sangre del difunto. Esto es lo que podría haberle pasado, también, a Jesús.
Según los evangelios, fue José de Arimatea quien pidió a Poncio Pilato el cuerpo de
Jesús tras la crucifixión, y lo envolvió en una sábana de lino limpio antes de colocarlo
en su propio sepulcro. Esta sábana ha sido identificada por algunos como la sábana santa
de Turín, aunque no hay pruebas históricas directas que lo confirme. La relación se
mantiene principalmente en el ámbito de la tradición y la interpretación religiosa.
Saludos amigos y amigas de lo remoto. Aquí está en juego, cuidado, en este programa
nada más y nada menos que el pilar fundamental del cristianismo. Y no exagero. Algo, un objeto,
dos en este caso, que de ser auténticos podrían demostrar que Jesús de Nazaret resucitó.
Porque esos mismos evangelios que nos cuentan la muerte de Jesús, tal y como comentaba
nuestro compañero Marcial leyendo el evangelio de Mateo, nos hablan también de un suceso
prodigioso muy muy misterioso. Saludos Isra, ¿qué tal? Muy buenas. Pues Álvaro, hoy temazo
de los que a mí me encantan estos temas y es que pues tenemos que hablar que esa resurrección
de Jesús, ese momento es sin duda pues el momento clave de los evangelios y el momento
clave prácticamente de toda una civilización que vendrá después. Entonces claro, pues vamos a hablar
de un pilar fundamental. O sea que atentos y atentas porque traemos informaciones muy interesantes
sobre esa resurrección. Cuando José de Arimatea y Nicodemo obtuvieron de Pilato el permiso
para llevarse el cuerpo de Cristo antes de su deposición cubrieron el rostro y de esa guisa
el cuerpo fue llevado al sepulcro, donde el paño fue quitado para envolver el cuerpo en una sábana.
Y este sudario que cubrió la cabeza de Cristo es citado también en el evangelio de San Juan. Según
este evangelista, cuando entró con Pedro en el sepulcro vacío la mañana de la resurrección,
vieron que el sudario que cubría la cabeza de Cristo estaba doblado en una esquina.
El relato comienza el domingo tras la crucifixión, cuando varias mujeres, entre ellas María Magdalena
según Marcos, van al sepulcro con la intención de ungir el cuerpo de Jesús. Al llegar descubren
que la piedra ha sido removida y el sepulcro está vacío. Un ángel les anuncia que Jesús
ha resucitado. En Mateo Jesús se aparece en la piedra.