¿Sabemos conversar en pareja?

Hola amigos, aquí estamos nuevamente en la vida como es, les habla José María Contreras.

Hay gente que se cree tan importante o tan... las empresas, quizás es que no tengo tiempo ni de hablar con mi mujer, ni de hablar con mi marido. Pues habla. Compartir cosas, que la conversación no se convierta en dar noticias, que nos lleguemos a casa directamente al ordenador o a la tablet. Que pensemos, esto es un poquito de... esto es cariño, también pensemos qué vamos a contar al llegar a casa, qué vamos a decir, qué vamos a hablar. Un poco, ¿no? Cómo estará el cuerpo del otro.

A lo mejor tenemos que decir que por qué no nos damos un paseo, por qué no nos ponemos un vídeo, una película o por qué no... Algo, algo que al otro lo suba para arriba. No estemos siempre a lo nuestro, a lo nuestro. La única forma de ser felices en la vida, y además lo digo radicalmente, es estando hacia lo del otro, hacia los demás. En el momento en que estemos hacia lo nuestro, a lo nuestro, es incapaz de conseguir la felicidad. Y el corazón se va empequeñeciendo, se va empequeñeciendo.

Cada vez tenemos menos capacidad de amar. Y en la medida en que tenemos menos capacidad de amar, pues cada vez somos más infelices. Porque el hombre es feliz cuando tiene capacidad de amar. Realmente es muy, muy agradable vivir en un sitio y en una familia que se quiere, pero también si no se quiere, es lo más desagradable que existe. Por tanto, tenemos que poner los medios.

Por ejemplo, a la hora de comunicar, hacer preguntas en vez de acusaciones. ¿Me estás escuchando? Eso es una pregunta. Una acusación es, otra vez no me estás escuchando, si es que nunca me escuchas. Comentar lo que hace el otro o la otra, pero sin poner un calificativo. Me he fijado que últimamente te olvidas la ropa tirada encima de la cama después de cambiarte, por ejemplo. Me he fijado que tal.

También se puede decir, es un desastre cada vez que te cambias, lo dejas todo empantanado. Lo primero no genera conflicto, lo segundo sí. Evitar las generalizaciones. En una relación de pareja, no hay nunca que decir siempre o nunca. Y aquí el nunca que yo he dicho, está bien dicho, porque no hay nunca que decir siempre o nunca. Por ejemplo, últimamente no estás sacando la basura. O uno puede decir nunca sacas la basura.

Claro, con que la hayas sacado una vez, ya tenemos un lío. Eso no es verdad y ya empezamos. Y esto nos pasa con el marido, con la mujer, con los hijos, con todos. No generalizar, porque cuando generalizamos, el otro se siente atacado. Todo esto son cosas que hay que saber y además hay que saber siempre cuando uno, por decirlo así, discute, que uno está discutiendo con una persona con la cual luego se tiene que reconciliar.

El no tener esto en cuenta hace que la comunicación sea muchas veces matadora, ¿no? Porque claro, uno luego se tiene que reconciliar, luego tiene uno que pensar cosas, tiene uno que decir las cosas de tal forma que luego se pueda echar un poquito marcha atrás. Porque si todo lo que pasa por la cabeza lo soltamos, esas heridas quedan en el corazón, no en la cabeza.

Y luego esas heridas no se quitan haciéndole al otro un razonamiento y diciéndole al otro, pues es que yo no quise decir eso y tal. Sí, sí, pero sí yo entiendo que no quisiste decir eso.

Lo entiendo perfectamente, pero ¿quién me cura la herida que tengo en el corazón? Porque una herida en el corazón se cura con sentimientos positivos. ¿Pero qué sentimiento positivo vamos a poner contra el negativo de lo que nos decimos que muchas veces son cosas muy fuertes? ¿Eso cómo se quita del corazón del otro? Aunque sepamos que no se lo cree lo que ha dicho, ¿pero cómo se quita? Por eso es tan importante, por eso es tan importante, saber contener la ira cuando estamos discutiendo. Que en una pareja hay que discutir alguna vez, es decir, si no se discutiese nunca, es decir,