Saludable-mente [6] El exceso de control lleva al descontrol: ¿cómo lo puedes evitar?
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Bienvenidos a una nueva edición de Saluda-blemente. Hoy vamos a abordar un problema bastante común al que a lo mejor te has enfrentado en alguna ocasión: el exceso de control.
Controlar las cosas es algo propio del ser humano para poder adaptarse al medio. Sin embargo, llevar el control al extremo implica un exceso de control y, por lo tanto, puede ocurrir lo contario y, al final, todo se descontrola. Aunque es habitual tener miedo o recelo al descontrol, los intentos por querer controlarlo todo, implican precisamente un descontrol total.
¿Qué implica el descontrol?
El descontrol implica grandes dificultades para manejar el malestar que experimentemos (ansiedad, rabia...). Sin embargo, también afecta al rendimiento laboral o a las actividades básicas de la vida diaria como la calidad del sueño.
¿Cómo se puede solucionar?
El proceso de dejar de lado el exceso de control es algo lento y complejo. Requiere paciencia, pues es probable que venga marcado como una forma muy habitual de comportarse y de enfrentarse a los acontecimientos.
Para aprender a "soltar las riendas", es decir, dejar de lado el exceso de control pueden ayudarnos estas actitudes:
· Reconocer nuestras emociones y aceptarlas. Ni ocultarlas, ni bloquearlas. Están ahí para darnos información de lo que ocurre a nuestro alrededor o de lo que nos ocurre a nosotros mismos.
· Dejar de lado el enfrentarnos a las cosas con la idea de “todo” o “nada". Se puede llegar a términos medios.
· Tratar de cambiar rutinas y probar nuevas actividades. Así nos expondremos a algo que no está controlado y comprobaremos que no hay consecuencias negativas por no controlar excesivamente todo.
· Intentar ser espontáneos, más creativos y huir de las repeticiones.
· Diferenciar las cosas que impliquen un deber o un placer. Aquello que se realiza por placer, si se convierte en deber, acabará siendo algo difícil de manejar porque de no hacerlo, emergerán sentimientos de culpabilidad. De vez en cuando, realizar algo por placer puede ser realmente gratificante, y de nuevo nos enseñará las bondades de evitar el exceso de control.
· Controlar las normas internas que nos creamos, tales como: "Tengo que hacer..." o "Debería hacer esto...". Esto es así, porque su presencia nos empuja irremediablemente a cumplir con ellas, y de no conseguirlo, generan excesiva frustración, desánimo y pérdida de motivación. ¿Qué tal si pruebas a preguntarte: “¿Dónde pone que tengo que hacerlo yo?" Y si la respuesta es
negativa, entonces querrá decir que tú mismo te estás generando una presión innecesaria.
· Por último, hay que evitar juzgar constantemente lo que es malo o bueno, y dejar de etiquetar todo.
Esperamos que estos consejos te hayan ayudado y que a partir de ahora no seas tan controlador o, por lo menos que lo intentes, te relajes y disfrutes un poco más de la vida. ¡¡Nos volvemos a escuchar en la próxima entrega!!
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Bienvenidos a una nueva edición de saludablemente hoy vamos a abordar un problema bastante común al que a lo mejor te has enfrentado en alguna ocasión el exceso de control te suena controlar las cosas es algo propios del ser humano para poder adaptarse al medio sin en embargo llevar el control al extremo implica un exceso de control y por lo tanto puede ocurrir lo contrario y al final todo se descontrola aunque es habitual tener miedo recelo al descontrol los intentos por querer controlarlo todo implican precisamente un descontrol total que implica el descontrol el descontrol implica grandes dificultades para manejar el malestar que experimentamos que puede ser ansiedad rabia sin embargo también afecta al rendimiento laboral o a las actividades básicas de la vida diaria como la calidad del sueño como se puede solucionar el proceso de dejar de el exceso de controles algo lento y complejo requiere paciencia es probable que venga marcado como una forma muy habitual de comportarse y de enfrentarse a los acontecimientos para aprender a soltar las riendas es decir dejar el exceso de control de lado pueden ayudarnos estas actitudes reconocer nuestras emociones de aceptarlas ni ocultarles ni bloquear las están ahí para darnos información de lo que ocurre a nuestro alrededor o de lo que nos ocurre a nosotros mismos dejar de lado el enfrentarnos a las cosas con la idea de todo o nada se puede llegar a términos medios tratar de cambiar rutinas y probar nuevas actividades así nos pondremos algo que no está controlado y con probaremos que no hay consecuencias negativas por controlar excesivamente todo intentar ser espontáneos más creativos y huir de las repeticiones diferenciar las cosas que impliquen un deber un placer aquello que se realiza por placer si se convierten deber acabará siendo algo difícil de manejar porque de no hacerlo emerge eran sentimientos de culpabilidad de vez en cuando realizar algo por placer puede ser realmente gratificante y de nuevo nos enseña eran las bondades de evitar el exceso de control controlar las normas internas que nos creamos como por ejemplo tengo que hacer debería hacer esto esto es así porque su presencia nos empuja irremediablemente a cumplir con ellas y de conseguirlo generan excesiva frustración desánimo y pérdida de motivación que están si pruebas a preguntarte donde pone que tengo que hacerlo yo si la respuesta es negativa entonces querrá decir que tú mismo te estas generando una presión innecesaria por último hay que evitar juzgar constantemente lo que es malo o bueno y dejar de etiquetas todo esperamos que estos consejos te hayan ayudado y que a partir de ahora no seas tan controlador o por lo menos que lo intentes te relajas y sobre todo que disfrutes un poco más de la vida nos volvemos a escuchar en la próxima entrega