SANANDO LOS RECUERDOS PARA AVANZAR CON LIBERTAD | Pastora Moreiba Cabrera - 30.09.25

Sanando los recuerdos para avanzar con libertad.

En nuestro paseo por Escocia con los pastores Luis Simete y Cristina, estuvimos haciendo unos devocionales en la epístola a los filipenses.

Y bueno, todos los días escogíamos un capítulo para poder estudiarlo y de allí salió el mensaje del domingo del pastor de Epafrodito.

Y bueno, de allí también ha salido el mío, de la epístola a los filipenses.

¿Quiénes eran los filipenses? ¿Se acuerdan que el pastor dijo que la primera iglesia que se abrió en Europa fue allí en Filipo, con Lidia, la vendedora de púrpura? Este pueblo se convirtió en algo muy especial para Pablo, tanto así que pasaron los años y seguían los filipenses en el corazón de Pablo.

Y Pablo tanto les quería que les dedicó una epístola completa con cuatro capítulos.

Me motiva la epístola a los filipenses porque es una epístola que habla de gozo, que habla de alegría.

Y esto a pesar de que cuando Pablo lo escribió estaba preso.

Estaba preso en Roma.

Imagínense alguien que está preso, que está atado a un soldado, que le permiten visitas pero no le permiten salir al exterior, que está allí amarrado a un soldado sin poder soltarse y estar escribiendo sobre el gozo y sobre la alegría.

La palabra regocijado aparece varias veces en cada uno de los capítulos y era porque el regocijo de Pablo no dependía de las circunstancias externas.

El regocijo de Pablo dependía de su comunión con el Señor.

Y nosotros tenemos que también imitar a Pablo en eso, no depender de las circunstancias para estar tristes o alegres, sino saber que los sufrimientos cuando vienen, vienen para ayudarnos a madurar, vienen para ayudarnos a mejorar, vienen para hacernos ver que tenemos un futuro mejor que el que estamos viviendo.

Y el texto base, lo mencionó Pablo en Filipenses capítulo 3, versículos 13 y 14, dice Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado, pero una cosa hago, olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Todos nosotros queremos avanzar, ¿verdad? Todos nosotros queremos alcanzar el propósito por el cual Dios nos tiene aquí en la tierra.

Pero antes de poder avanzar, tenemos que hacer algo que Pablo nos recomienda y es dejar atrás el pasado, olvidando lo que queda atrás.

Pero resulta que para poder olvidar el pasado, muchas veces nosotros tenemos que darnos cuenta que en nuestras vidas, en nuestra alma, hay cosas que nos han dolido, hay heridas, hay recuerdos dolorosos o traumas que nos marcaron.

Y eso no lo podemos olvidar a la fuerza.

Tiene que haber un proceso donde las cosas que nos han dañado puedan ser sacadas del inconsciente donde muchas veces las hemos enterrado.

A veces tenemos un suceso en nuestra mente, eso es porque está en el consciente.

O muchas veces pasa algo, de pronto vemos una imagen, de pronto vemos algo por la tele que nos hace recordar un episodio que vivimos en años atrás, eso es porque está en el subconsciente y sale a flote.

Pero hay cosas que están enterradas en el inconsciente que ni nosotros mismos nos damos cuenta de lo que está dentro de nosotros.