Sánchez pierde otra mano derecha: ahora, por acoso sexual

Ridículo, espantoso, pero muy sintomático en la regeneración democrática del PSOE de Pedro Sánchez.

¡Veámoslo! El Partido Socialista Obrero Español, todavía liderado por Pedro Sánchez, ha celebrado este sábado un comité federal cuyo objetivo era practicar un lavado de cara a esta formación política después del enorme escándalo de corrupción perpetrado por sus dos exsecretarios de organización, por dos de las personas de mayor confianza de Pedro Sánchez, Santos Zerdán y José Luis Ábalos.

La imagen del PSOE no sólo se ha visto dañada por el hecho de la corrupción en sí misma, no sólo por el hecho de que estas dos personas, y quién sabe cuántas más dentro de esta organización política, hayan presuntamente robado a manos llenas el presupuesto público de los ciudadanos españoles, sino también por el destino al que han dedicado esos fondos robados.

Y es que una parte de ese dinero que ha sido arrebatado a los españoles parece que ha ido a parar a costear servicios de prostitución.

Y eso en un partido que se autodeclara feminista y abolicionista de la prostitución, pues como que no queda demasiado bien.

Por eso el PSOE necesitaba urgentemente de un lavado de cara que dejara atrás, o al menos intentara dejar atrás dentro del imaginario colectivo de sus votantes, tanto la etapa de Santos Zerdán como la etapa de José Luis Ábalos dirigiendo el Partido Socialista.

Y claro, la forma más sencilla, más inmediata, al menos en principio, de lograr un lavado de cara es cambiando las caras de los que conforman la organización del PSOE.

Pedro Sánchez no se va a ir tanto porque es adicto al poder como porque necesita el poder para protegerse de las investigaciones judiciales que afectan a su entorno y que cada vez estrechan más el cerco a su alrededor.

Pero todos los demás, todos los otros que no son Pedro Sánchez, sí son potencialmente prescindibles para conseguir ese lavado de cara del partido.

Como sustituta de Santos Zerdán, Pedro Sánchez ha escogido a Rebeca Torró, una mujer para limpiar un cargo que previamente se había visto mancillado por acusaciones de uso de dinero público para costear servicios de prostitución.

Es decir, una mujer para limpiar un cargo que desde la óptica del PSOE está manchado de machismo heteropatriarcal, de haber sido ocupado por hombres que abusan de mujeres, según dice el PSOE, en condiciones desesperadas que por eso ejercen la prostitución.

Pero cuidado, porque si hasta el momento tanto José Luis Ábalos como Santos Zerdán, secretarios de organización del PSOE, cargo que ahora ocupará Rebeca Torró, si tanto Ábalos como Zerdán habían tenido un poder casi absoluto dentro del partido para organizarlo a su gusto, y tan a su gusto, al parecer Rebeca Torró no contará con tanta manga ancha.

Casi casi podríamos decir que Pedro Sánchez la ha colocado ahí a modo de florero de cara a la opinión pública mientras le otorgaba el poder real del partido, al que iba a ser el número 4 dentro de la organización.

Paco Salazar, su hombre de confianza dentro de la Moncloa, y además integrante del núcleo duro de Pedro Sánchez desde las primarias del año 2017.

Núcleo duro en el que también estaban Santos Zerdán y José Luis Ábalos.

Pues bien, la idea que había estructurado Pedro Sánchez era algo así como que Rebeca Torró diera la cara ante la opinión pública, pero luego el partido fuera realmente manejado desde dentro por Paco Salazar, que a su vez tiene interlocución directa y continua con Pedro Sánchez por ser su mano derecha dentro de la Moncloa.

De hecho, démonos cuenta cómo titulaba ayer el diario El Mundo.

Sánchez tutelará al nuevo Ferraz con Paco Salazar, su escudero en Moncloa y el último hombre del núcleo duro de las primarias.

Sitúa a una mujer, Rebeca Torró, sin experiencia orgánica para sustituir a Zerdán y evita una caza de brujas para no dar la imagen de sospecha general.

Torró es el rostro visible, la imagen para exhibir cambio, pero el hombre clave de este nuevo equipo coral será Paco Salazar.