Santa Misa del jueves 9/10/2025, Iglesia de María Virgen Madre

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros.

Con la alegría de sabernos queridos y amados por el Señor, le abrimos nuestro corazón pidiéndole perdón por nuestras faltas y pecados.

Tú que has padecido la muerte para bien de todos, Señor, ten piedad.

Tú, perfeccionado y consagrado con sufrimientos para salvarnos, Cristo, ten piedad. Tú, coronado de gloria y honor por tu pasión y muerte, Señor, ten piedad. Dios Todopoderoso, tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleva a la vida eterna. Oremos.

Dios Todopoderoso y Eterno que desbordas con la abundancia de tu amor los méritos y los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia para que perdones lo que pesa en la conciencia y nos concedas aún aquello que no nos atrevemos a pedir. Por Jesucristo nuestro Señor.

Lectura de la profecía de Malaquías. Vuestros discursos son arrogantes contra mí, oráculo del Señor. Vosotros objetáis, ¿cómo es que hablamos arrogantemente? Porque decís, no vale la pena servir al Señor, ¿qué sacamos con guardar sus mandamientos? ¿Para qué andamos enlutados en presencia del Señor de los ejércitos? Al contrario, nos parecen dichosos los malvados, a los impíos les va bien, tientan a Dios y quedan impunes.

Entonces los hombres religiosos hablaron entre sí, el Señor atendió y los escuchó. Ante él se escribía un libro de memorias a favor de los hombres religiosos que honran su nombre. Me pertenecen, dice el Señor de los ejércitos, como bien propio el día que yo preparo. Me compadeceré de ellos como un padre se compadece del hijo que los sirve.

Entonces veréis la diferencia entre justos e impíos, entre los que sirven a Dios y los que no los sirven, porque mirad que llega el día ardiente como un horno. Malvados y perversos serán la paja y los quemaré el día que ha de venir, dice el Señor de los ejércitos, y no quedará de ellos ni rama ni raíz, pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas. Palabra de Dios.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos ni entra por la senda de los pecadores ni se sienta en la reunión de los cínicos, sino que su gozo es la ley del Señor y medita su ley día y noche. Dichoso el hombre que ha ha puesto su confianza en el Señor. Será como un árbol plantado al borde de la acequia, da fruto en su sazón y no se marchita en sus hojas, y cuanto emprende tiene buen fin.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. No así los impíos, no así.

Serán paja que arrebata el viento, porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. Aleluya.

El Señor esté con vosotros. Lectura del Santo Evangelio según San Lucas En aquel tiempo dijo Jesús a los discípulos, Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene la medianoche para decirle, amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada para ofrecerle. Y desde dentro el otro le responde, no me molestes, la puerta está cerrada, mis niños y yo estamos acostados, no puedo levantarme para dártelos.

Si el otro insiste llamando.