La satisfacción de María, una trabajadora agropecuaria

A las tierras de un productor del municipio de Puerto Padre llegó hace casi 20 años una mujer pequeña de estatura y gigante en ideas, sacrificios y voluntad de trabajar.

Quien ve a María Tejera Fernández envuelta en camisa, pañuelo y sombrero no imagina de cuánto es capaz.

Fue en busca de trabajo como obrera agrícola y hoy está al frente de una brigada de hombres a los que dirige con voz suave y mirada firme, de modo que se hace respetar.

También da el ejemplo porque arranca hierbas o cosecha y cuando es necesario coge el machete y el asadón.

Mis inicios en esta tierra, desde que él empezó, del 2008 por ahí, yo empecé con él trabajando aquí, empecé como obrera agrícola, trabajando, trabajando desde sus inicios directamente en la tierra, chapear, deservar, hacer todo lo que hacía, todo el mundo, cuando eso había más mujeres, las mujeres se fueron yendo yendo y yo fui la que me quedé prácticamente sola en el grupo, ya se fueron y me quedé yo sola y me puso de jefa finca, atendiéndole todos los obreros, llevo el control de su trabajo, pero fue desde su inicio.

Aquí en Vázquez, allá para el barrio que le dicen la Conalca.

¿Y cómo viene desde Vázquez hasta aquí a Estagallol? En el carretón con mi esposo.

¿Que también trabaja aquí? Él fue obrero de aquí, pero ya no, él está trabajando en vía y obra ahora.

¿Pero la trae y la recoge? Sí, él me trae y me recoge porque él trabaja aquí en vía y obra él mismo y ahí mismo ya él veremos, él ponele su bestiacita a comer y se va para su trabajo y yo me quedo aquí en él.

Nunca he sido celoso por esa parte, nada, nada, nada, nunca, nunca, me ha tenido ningún problema ni con ninguno de ellos, ni nada, jaraneo a la hora de jaranear con ellos, nos llevamos bien, todo, todo, como una familia somos aquí.

Vale la pena, nosotros aquí no tenemos quejas de él, nosotros la vianda que necesitamos él, a todos los obreros su vianda, todo el que necesita, sin que le cueste nada, si le digo él le cobro un peso a los obreros por una vianda ni por nada, nada.

Si cosechamos una papa, por ejemplo, empecemos a cosechar papa, cuando cosechamos mucho tomate los obreros diarios se llevaban un bolsito de tomate de más o menos 5 libras, diario, todos sus obreros salían con 5 libras de tomate, igual es cuando la papa, cuando empecemos diario, sus obreros se llevan de 8 a 10 papas.

Qué alegría nos da cada vez que vemos esas cosechas de arneso salir tanto, tanto, eso es emocionante ver ese fruto que usted recoge, eso da gusto verlo.

Hay veces tienen su arneso porque hay algunos que se quieren, pero los domino y ellos saben que Chachi le ha dicho primero arneso porque ella lo que dice es lo que se cumple.

Mucho respeto, ellos ninguno, ninguno nunca, jamás ha habido uno que me falte respeto ni nada.

Mucho orgullo de ser mujer en este país donde vivo, tengo dos hijas, mujer también, y orgullosa me siento mucho de ser mujer hasta ahora.

Hasta ahora nunca he tenido idea de que me vaya a ir de aquí hasta el día que Dios me tenga salud y fuerza para estar aquí, de aquí no me pienso mover para ningún lado, aquí estaré.

El trabajo no mata a nadie, que es un trabajo un poquito más arneso, pero que siempre a la mujer agrícola se le busca la forma de que tenga sus mejorías, su trabajo más suave, la mujer se sobrelleva, es lo que digo que el trabajo ennoblece, no mata a nadie.

María Tejera Fernández quiere quedarse en las tierras del productor Enerio Hernández Ojeda hasta que la vida se lo permita.

Ahí se siente útil y viva, con la posibilidad de llevar a su hogar el fruto de tantas jornadas al sol y de largas horas lejos de casa.

Sabe que vale la pena estar entre cultivos, apremiada por los requerimientos de cada renglón, pero siempre alegre, enamorada de lo que hace y feliz de ser una mujer de estos tiempos, valiente y decidida a seguir adelante sin temor a los desafíos.

Realización William Miguel Vázquez Sosa y Yenima Díaz Velásquez.