Seguridad Social de la Alimentación Parte 2 I L'Esperluette
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Francia vivió una época, al salir de la Segunda Guerra Mundial, en la qué se planteó la posibilidad de cambiar de sociedad. Se trató, después de la colaboración de muchos empresarios franceses con el gobierno nazi mientras deportaba y asesinaba a millones de personas en los campos de concentración y de trabajo, de poner en marcha herramientas destinadas a reconstruir una sociedad más justa y solidaria.
Así, la creación del Régimen de Seguridad Social representa una real revolución que pedirá « un esfuerzo monumental para asegurar la transición entre lo existente y lo nuevo » como lo cuenta Nicolas Da Silva en « La Batalla de la Secu ». En este libro, evidencia el papel del movimiento obrero en la concepción de este nuevo sistema, su organización y su auto-gestión así como las luchas internas al movimiento sindical y la presión constante de la patronal y del Estado por recuperar lo que se convertirá en uno de los presupuestos más importantes del país.
A pesar de numerosas contra-reformas, este sistema que permitió a varias generaciones acceder a una mejor salud con dignidad, está actualmente en el centro de una amplia reflexión reuniendo varios colectivos, sindicatos, redes del ámbito de la alimentación y del mundo campesino e investigadores, que trabajan juntos para imaginar un nuevo sistema alimentario, un proyecto que nos podría permitir cambiar de sociedad : la Seguridad Social de la Alimentación.
En pocas palabras, como en 1946, se trata de poner en el centro del sistema, las personas directamente implicadas, es decir las y los actores del sector de la alimentación pero también las empresas transportistas y transformadoras, y en realidad toda la población por la simple necesidad cotidiana de alimentarse.
Reunidas en el marco de una entidad llamada Caja, al nivel de un territorio local, representantes de cada sector trabajan en grupo para definir las reglas de un convenio que desarrollan con las distintas entidades de la cadena alimentaria con el objetivo de garantizar la calidad de los alimentos para la salud y el medio ambiente así como condiciones dignas de trabajo.
Bajo el concepto de la universalidad, todas las personas tienen acceso en una tarjeta, la misma que la del sistema de sanidad por ejemplo, donde se ingresa una cantidad mensual de dinero, la misma para todas.
El sistema se basa también en una financiación por las cotizaciones de las empresas y de las personas individualmente. Gracias a las cotizaciones, como en el sistema actual de la Seguridad Social, cierto porcentaje de la riqueza producida por el trabajo de las y los trabajadores llegará directamente a las Cajas. Además las cotizaciones garantizan un repartición más justa «DE CADA CUAL, SEGÚN SU CAPACIDAD; A CADA CUAL, SEGÚN SUS NECESIDADES».
Para pasar de la teoría a la acción, salieron a la luz numerosas experimentaciones en Francia que integran a diferentes niveles y de diferentes maneras las bases de la Seguridad Social de la Alimentación. En el Esperluette en Montpellier por ejemplo, donde conocimos en el primer episodio de esta serie voluntarias y asalariadas que dinamizan cada semana el comedor solidario y la tienda de alimentación, Pauline Scherer de la Association Vrac et Cocinas y Marco Loculatolo de la Red CIVAM definieron las líneas de la investigación-acción con habitantes del barrio de Celleneuve para poner en marcha La Caja Alimentaria Común.
Volvemos entonces en el Esperluette para este segundo episodio donde hemos quedado con Samira y Mickaele para entender como se organiza la Caja Alimentaria Común y cual es su papel en el seno del Comité Ciudadano.
Gracias a todo el equipo de L'Esperluette en Montpellier, a Samira y Mickaëlle, a Pauline Scherer de la Asociación Vrac et Cocinas y Marco Locuratolo del Réseau Fédération Régionale des Civam.
Para el doblaje, han prestado su voz Juanpe y Alonso, Laura y Cristina, Clau y Juancar. Muchísimas gracias por vuestra valiosa aportación.
Durante el reportaje, habéis podido escuchar a Djeuhdjoah et Lieutenant Nicholson con la canción “Inflation”, a Bewis de la Rosa acompañada por la Charanga El Desconcierto con la canción “Amapola” y cerramos con Maggy Bolle y la canción “Tout va mal”.
Este reporte ha sido realizado gracias al apoyo de la revista Soberanía Alimentaria Biodiversidad y Culturas en el contexto de un proyecto sobre la Seguridad Social de la Alimentación financiado por la Fundación Daniel y Nina Carraso.
Para seguir reflexionando sobre el proyecto y sus posibles puestas en practica, estaremos en el tercer encuentro “Filosofía y Ruralidades” en Santalla d’Ozcos en Asturias los 8 y 9 de noviembre con Pablo Guerrero del grupo Alimentación de la Asociación Réseau Salariat que cuyos trabajos conoceremos más en profundidad en el tercer episodio de esta serie.
Si queréis apoyar el podcast y estar conectadas con la soberanía alimentaria, podéis suscribiros a la revista en la pagina web soberaniaalimentaria.info
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Entrevista de 1974 a René Dumont, primer candidato ecologista en presentarse en las elecciones presidenciales francesas.
Y esta sociedad, ya lo sabemos, nos lleva bastante rápido a la muerte.
Si seguimos con este camino, tenemos que salir de ella rápido.
Necesitamos elaborar nuevas orientaciones, una estructura política, una estructura económicamente diferente, pero esta tarea no se debe cumplir por nosotros solos.
Vamos a hacer grandes proyectos sometidos a la apreciación de todos los franceses y de todas las francesas.
Ya más de 50 años desde la entrevista de René Dumont y nos encontramos con los mismos desafíos climáticos, los mismos discursos bélicos que nos intiman someternos en el peor de los casos o adaptarnos en el mejor.
Sin embargo, una de las claves del problema no sería, como lo proponía René Dumont, cambiar de sociedad en vez de empeñarnos en querer cambiar la sociedad.
Y precisamente Francia vivió una época, al salir de la Segunda Guerra Mundial, en la que se planteó la posibilidad de cambiar de sociedad.
Se trató, después de la colaboración de muchos empresarios franceses con el gobierno nazi, mientras deportaba y asesinaba a millones de personas en los campos de concentración y de trabajo, de poner en marcha herramientas destinadas a reconstruir una sociedad más justa y solidaria.
Así, la creación del Régimen de Seguridad Social representa una nueva revolución que pedirá un esfuerzo monumental para asegurar la transición entre lo existente y lo nuevo, como lo cuenta Nicolás da Silva en la Batalla de la Secu.
En este libro evidencia el papel del movimiento obrero en la concepción de este nuevo sistema, su organización y su autogestión, así como las luchas internas al movimiento sindical y la presión constante de la patronal y del Estado por recuperar lo que se convertirá en uno de los presupuestos más importantes del país.
A pesar de numerosas contrarreformas, este sistema que permitió a varias generaciones acceder a una mejor salud con dignidad, está actualmente en el centro de una amplia reflexión, reuniendo varios colectivos, sindicatos, redes del ámbito de la alimentación y del mundo campesino, e investigadores que trabajan juntos para imaginar un nuevo sistema alimentario, un proyecto que nos podría permitir cambiar de sociedad la seguridad social de la alimentación.
En pocas palabras, como en 1946, se trata de poner en el corazón del sistema las personas directamente implicadas, es decir, las y los actores del sector de la alimentación, pero también las empresas transportistas y transformadoras y, en realidad, toda la población por la simple necesidad cotidiana de alimentarse.
Bajo el concepto de la universalidad, todas las personas tienen acceso a una tarjeta, la misma que la del sistema de sanidad, por ejemplo, donde se ingresa una cantidad mensual de dinero, la misma para todas.
El sistema se basa también en una financiación por las cotizaciones de las empresas y de las personas individualmente.
Gracias a las cotizaciones, como en el sistema actual de la seguridad social, cierto porcentaje de la riqueza producida por el trabajo de las y los trabajadores llegará a las personas.
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