Serie Miércoles de malos viajes 1 de 10: La paranoia social con el consumo de cannabis.

Bienvenidos a La mente y sus cicatrices, soy Pablo de Lorenzo, psicólogo, experto en trauma y acoso.

Hoy empiezo una pequeña colección de 10 episodios que va a llamarse Miércoles de malos viajes y lo que vamos a tratar son temas extra del nuevo libro que he sacado que podéis encontrar en formato tapadura, tapa blanda y kindle en Amazon llamado Los malos viajes, los infiernos de la química, os recomiendo que le echéis un ojo y van a ir estos episodios de miércoles sobre drogas, sus curiosidades y temas muy interesantes y hoy vamos a empezar hablando de un tema que me parece muy curioso en particular, el cual es la paranoia social dentro del cannabis, por qué ocurre y dividir un poco en subtipos las experiencias subjetivas que puede tener la gente. Primero tenemos que entender qué es la paranoia social en sí misma, aparte de analizarla como concepto vamos a relacionarla con el consumo de cannabis y ver qué es lo que provoca y qué cambios hay.

En principio la paranoia social va a ser un tipo de ideación paranoide la cual va a estar centrada en el ámbito interpersonal, son como creencias o preconvicciones de que otros te observan, juzgan, hablan de ti o tienen intenciones negativas hacia ti, sin evidencias suficientes y con un sesgo muy marcado de amenaza.

No llega necesariamente a la convicción delirante, lo cual sería psicótico, pero se sitúa en un continuo que va desde la hipervigilancia social y la suspicacia hasta la interpretación persecutoria más firme, todo esto sin entrar directamente. ¿Qué componentes típicos puede tener la paranoia social? Pues va a haber diferentes puntos, el primero son los componentes atencionales, va a haber un pequeño sesgo de vigilancia hacia señales ambiguas, miradas, risas, susurros, lo que de normal no nos parece una amenaza de repente tiene un componente muy intenso, componentes cognitivos, va a darse lo que se llama lectura mental, saben que estoy raro, saben que pienso tal, saben que me siento diferente, va a haber inferencias saltarinas, interpretaciones constantes y atribuciones externas, me miran porque quieren fastidiarme, sería la frase. Va a haber también componentes afectivos y somáticos, se va a notar ansiedad, traquicardia, tensión muscular y estas sensaciones se leen como prueba de peligro en uno mismo.

También va a darse una parte de conducta, la cual va a ser la evitación, por ejemplo huir del grupo, la comprobación, como mirarse a sí mismo, mirar el móvil, a ver si pasa algo o camuflarse dentro del grupo o del entorno en el que está, hablar poco o no sostener la mirada. Es importante también diferenciar ansiedad social, paranoia social y psicosis. En la ansiedad social va a haber miedo a la evaluación negativa por una insuficiencia sentida, una vergüenza, quedaré mal, sería la frase que describiría un poco esa experiencia. La paranoia social, en cambio, pone el foco en una intencionalidad hostil ajena, me quieren perjudicar.

Y por otro lado la psicosis sería la convicción fija, delirante, con un pobre insight, que significa pobre sensación de entender que uno puede estar percibiendo las señales de forma no realista y va a provocar también un deterioro significativo en la persona que lo sufre. ¿Y por qué el cannabis puede acentuar estos síntomas o directamente provocarlos en una persona que no los tiene? El cannabis, sobre todo con alto THC y poco CBD, potencia procesos que va a alimentar la paranoia social. Vamos por puntos.

En primer lugar un poquito de neurobiología rápida para entenderlo. El THC suele incrementar la saliencia de estímulos internos y externos y el término saliencia, que viene del latín salire, saltar, se va a referir a la capacidad de un estímulo interno o externo, como os he comentado, para destacar, captar la atención o ser percibido como relevante frente a otros estímulos. En psicología cognitiva y neurociencia la saliencia explica por qué ciertos elementos del entorno o del propio cuerpo saltan a la conciencia, mientras otros pasan por la mente.