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[Shortcast] AFR Nº 438: Aforismos de 4.000 años de antigüedad

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La existencia y la no existencia. El cuerpo. El humilde. El sabio. La virtud.
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al filo de la realidad.
La arcilla se moldea en forma de vasos,
y precisamente por el espacio donde no hay arcilla
es por lo que podemos utilizarlos como vasos.
Abrimos puertas y ventanas en las paredes de una casa
y por estos espacios vacíos podemos utilizarla.
Así pues, de un lado hallamos beneficio en la existencia,
de otro, en la no existencia.
Voy al trece, dice así.
El favor y las desgracias son como el miedo.
La fortuna y el desastre son como nuestro cuerpo.
¿Qué significa el favor y las desgracias son como el miedo?
El favor es un privilegio y la desgracia un mal.
Lo mismo al lograrlos que al perderlos permanecemos en el temor.
Luego favor y desgracia son como el miedo.
¿Qué significa la fortuna y el desastre son como nuestro cuerpo?
A este debemos ambos.
Si no lo tuviéramos, ¿cómo nos podrían sobrevenir?
Luego aquel que considera el mundo como considera la fortuna en su propio cuerpo
puede gobernar el mundo.
Aquel que ama el mundo como ama su propio cuerpo
se le puede confiar el mundo.
Piensen, mientras seguimos escuchando otros aforismos,
que esto se escribió hace cuatro mil años, cuatro mil años atrás.
El veintidós dice,
Sé humilde y te conservarás entero,
flexible y te mantendrás recto,
vacío y permanecerás lleno.
Consúmete y serás renovado.
Al que menos tenga, más se le dará.
Al que más tenga, más le será restado.
Por esto el sabio considera al uno norma del universo.
No se exhibe, entonces sobresale.
No se celebra, luego es advertido.
No se ensalza, por lo que merece elogio.
No se vanagloria, entonces es insigne.
Y porque no lucha, nadie en el mundo puede luchar contra él.
Sé humilde y te conservarás entero, dice un antiguo proverbio.
¿Pueden estas palabras considerarse vanas?
En verdad que el humilde conservará su interés.
¿Les tiro tres o cuatro más?
El veintiséis.
Lo de más peso es la base de lo de menos peso.
Lo inmóvil es el poder que domina el movimiento.
Luego el sabio, aunque viaje todo el día,
nunca se aleja de su punto de partida.
Aunque viva rodeado de magnificencia, nunca pierde la paz.
¿Cómo es posible entonces que un príncipe dueño de diez mil carros de guerra
se comporte tan ligeramente?
Ser ligero es perder la base.
Agitarse es perder el dominio.
Y les leo dos.
El veintisiete que dice
Un buen caminante no deja huellas.
Un buen orador no se equivoca.
Un buen calculador no necesita instrumentos de cálculo.
Un buen guardián no necesita rejas ni cerrojos.
Y sin embargo es imposible abrir lo que él cerró.
El que sabe atar no hace uso de cuerdas ni de nudos.
Y sin embargo es imposible desunir lo que él ha unido.
Aunque el hombre obrase mal, ¿por qué rechazarle?
Por eso el sabio es siempre un salvador del hombre,
y no rechaza a ninguno.
Es un salvador de las cosas, y ninguna es rechazada.
A esto llamamos doble entendimiento.
Luego el hombre bueno es el maestro del malo,
y el malo la ocasión de la bondad.
Y aquel que no estime a su maestro
y no ame a la ocasión de la bondad,
aunque diligente, estará confuso.
En esto reside la sutileza esencial.
Y el último, el 38, el último que les quiero leer ahora.
Los demás consíganse el libro y lean ustedes.
La virtud superior no se tiene a sí misma por virtud.
Luego tiene virtud.
La virtud inferior se mantiene aferrada a su virtud.
Entonces no la posee.
La virtud superior parece inactiva,
y sin embargo nada hay que no haga.
La virtud inferior actúa y deja sin hacer las cosas.
La bondad superior carece de intenciones.
La justicia superior actúa con un motivo.
La virtud ritual requiere su observancia,
y presiona a los hombres hasta que logra someterlos.
Luego, cuando se pierde el Tao, solo queda la virtud.
Cuando se pierde la virtud, solo queda la bondad.
Cuando se pierde la bondad, solo queda la justicia.
Y cuando se pierde la justicia, solo queda el rito.
El rito es, pues, la sombra de la virtud y el comienzo del caos.
La virtud inferior es solo apariencia de Tao y comienzo de la locura.
Luego el hombre es verdaderamente grande.