La soledad en personas mayores: factores influyentes y estrategias de afrontamiento

A ver, una pregunta que seguro que a muchos nos ronda la cabeza. ¿La soledad es, digamos, una parte inevitable de hacerse mayor? ¿O es una experiencia más compleja, que podemos entender y quizás manejar mejor? Hoy vamos a sumergirnos precisamente en eso, en cómo viven la soledad las personas mayores aquí en España.

Exacto.

Y para hacerlo bien, nos vamos a apoyar en una investigación cualitativa, muy interesante, que se publicó en la Revista Española de Sociología. Es un trabajo de Daniel Fernández Roses, Sonia García Aguña, Lorena Patricia Gallardo Peralta y Esteban Sánchez Moreno, que hablaron con 30 personas, entre 65 y 99 años.

Un rango amplio.

Sí. Para entender bien sus sentimientos, qué cosas hacen que esa soledad sea más intensa y, sobre todo, qué hacen ellos, qué estrategias usan para llevarla. Vamos a desgranarlo un poco.

Y yo creo que lo primero, lo fundamental que revela el estudio es que la soledad es algo súper subjetivo, muy personal.

Ah, no es solo estar solo físicamente.

No, no, para nada. No se trata solo de no tener compañía física, sino de sentir, como una desconexión o esa diferencia entre las relaciones que te gustaría tener y las que tienes de verdad.

Ya.

De hecho, es muy llamativo que algunos participantes, por ejemplo uno que identifican como E3, decía sentirse solo incluso estando con gente.

Incluso rodeado de gente.

Sí, por eso, por falta de afinidad, de una conexión más profunda, ¿sabes? Qué interesante. Eso rompe totalmente la idea simple de, está solo, igual no tiene a nadie.

Es la calidad, entonces.

Justo. Y el estudio capta también como una doble cara, ¿no? Por un lado, ese miedo a quedarse solo en el futuro, sobre todo si falta la pareja, que suele ser un pilar.

Claro, la pareja es fundamental muchas veces.

Pero, por otro lado, también hay gente que dice que valora sus ratos de soledad.

Como algo buscado, ¿no? Efectivamente, esa tensión está ahí.

Algunos la temen y otros, bueno, la eligen y la valoran como un espacio propio necesario.

Vale.

¿Y qué factores, dice el estudio, que sí que hacen que la gente se sienta más sola, de la soledad no deseada? Pues mira, identifican varios que se repiten.

Primero, la pérdida de seres queridos, algo muy muy presente a esas edades, claro.

Lógico.

Luego, conflictos familiares, que a lo mejor se arrastran, problemas de salud, ya sean propios o de gente cercana a la que cuidan.

Que eso te limita mucho, ¿no? Claro, te limita.

Y también las dificultades económicas, que a veces no se piensa en ello, pero si no tienes recursos, pues limita mucho tu capacidad de salir, de participar socialmente.

Entiendo, te aísla sin querer.

Te aísla, sí.

Y luego, un factor muy de ahora, la brecha tecnológica.

Ah, el no manejarse con móviles, internet… Eso es.

El no poder o no saber usar la tecnología te puede hacer sentir muy excluido hoy en día.

Y, bueno, no podemos olvidar la pandemia, claro.

Uf, la COVID.

La COVID agravó muchísimo el aislamiento para muchas personas mayores.

Fue un golpe muy duro para algunos.

Es un cóctel, vamos.

Factores personales, sociales, de salud… Pero bueno, no todo será negativo.

La investigación también mira cómo le hace enfrente, ¿no? Qué estrategias funcionan.

Sí, claro.

También se enfoca en eso.

Y aquí lo que emerge con fuerza es la importancia de mantenerse activo.

La participación.

¿Activo en qué sentido? Pues en muchos, involucrarse en actividades sociales, lo que sea, desde ir al centro de mayores, hacer voluntariado, mantener aficiones, seguir aprendiendo cosas nuevas… Todo lo que te dé un propósito y te conecte.

Y por supuesto, las redes de apoyo.

La familia es importante, pero el estudio destaca muchísimo el papel de las amistades.

Las amistades, qué curioso.

A veces se piensa solo en la familia.

Pues sí, pero los amigos, esa red que eliges, a veces ofrecen un tipo de compañía de apoyo diferente y supervalioso en la vejez.

Entiendo.

Y más allá de lo social, factores personales.

También, claro, la resiliencia, esa capacidad de encajar los golpes y seguir adelante, mantener la autonomía personal, todo lo que se pueda.

Una actitud positiva, un poco vitalista, e incluso para algunas personas la espiritualidad o la fe les da consuelo o fortaleza.

Pero el mensaje clave que se repite es, importa más la calidad de esas relaciones y esas actividades que tener muchísimas.

Calidad sobre cantidad.

Vale, o sea que tener esos recursos, digamos, sociales, amigos, actividades y personales, resiliencia, actitud, funciona como un escudo, ¿no? Un protector.

Exactamente, como un escudo protector.

No es que impida que te sientas solo alguna vez, porque es humano, pero te da herramientas para manejarlo mejor.

Entonces, resumiendo mucho, la soledad en personas mayores es compleja, tiene muchas caras, luces y sombras, pero no es una condena sí o sí.

No tiene por qué serlo.

La clave parece estar en cuidar las conexiones sociales buenas, mantenerse activo en un sentido amplio y, bueno, fortalecer.