SOMOS LO QUE COMEMOS "Alimentos contra el Cansacncio" Jorge Limón

78.7 de la frecuencia modulada. Vamos a transmitir en vivo ya, que estábamos por ahí buscando para que nos vean todos los oyentes. ¿Qué tal, Jorge? Buenos días. Buenos días. ¿Qué pasa? ¿Cómo estás? Bien, te escucho. ¿Estás bien? Sí, sí, sí. Es que eres enorme. No has tenido nunca un problema, Jorge, ni en el tema de audio, ni en el tema de la conexión del enlace. Las temporadas que lleva, creo que no te lo recuerdas, además. El dispositivo que tú tienes es enorme, con lo cual eso te viene muy bien lo de comer como comes tú. Bueno, el ordenador, como yo me gano la vida en gran medida a través del ordenador, entonces hace unos años decidí comprarme un ordenador que mi hermano, cada vez que me lleva un poco todo el tema, dice que este ordenador para ti es mucho ordenador. Ah, sí, ¿no? Porque hubiera comprado un Lamborghini. Una buena. Oye, Jorge, estaba yo diciendo antes que muchas veces cuando tomamos la decisión de irnos de vacaciones, venimos peor que cuando nos vamos.

En fin, vamos a hablar con alimentos contra el cansancio, ¿no? Sí, porque en la antigüedad, en la época de Hipócrates y de los druidas y demás, en las vacaciones, vacaciones eran vacaciones para el cuerpo y para el alma. Es decir, las vacaciones eran que todavía se hacen actualmente. Incluso la gente que tiene conocimiento y mucho dinero, generalmente no se va a hoteles como se va a la mayoría de la gente, sino se va a hoteles que te cuesta, aquí en España hay pocos, pero los hay. Yo conozco uno de ellos, por ejemplo. Quiere decir que he estado en uno de ellos no quedándome en una noche, porque vale la habitación 1.500 euros. A ver, 1.500 euros la habitación y no creas que en los 1.500 euros entran las comidas, que muchas veces son aparte, ¿vale? Y entonces, bueno, pues en esos lugares realmente la gente va a comer de esta manera, que yo explico aquí habitualmente, y además pues unos masajes, unas historias, ¿no? Donde iba también Carmen Sevilla, ¿no? La clínica Bueschinger, etc.

Ese sitio no vale tanto, ¿vale? Pero quiere decir que no vale tan caro, ¿no? Pero que hay lugares donde la gente, y hay lugares donde yo he ido, ¿vale? Donde yo cuando cojo una vacación, cuando cojo las vacaciones generalmente, siempre suelo estar dos o tres días en un sitio de estos y dos o tres días en un sitio normal, para no intoxicarme, ¿vale? Sobre todo que me llevo diez días por ahí. Entonces, en España hay sitios económicos, ¿vale? Que te puede costar 60 euros pensión completa, o 70, entre 50 y 70, ¿vale? Hay varios sitios, no hay muchos, pero hay varios sitios donde te ponen de comer de esta forma, ecológica, y estás en un entorno natural y tal, ¿no? Y esas serían las vacaciones donde vienen más pegados, vienen mejor. Aquí las vacaciones vienen más gordos y peor, ¿no? No, no, pero hombre, es que depende, ¿no? Quiero decir, depende. Lo que tú estás diciendo sería lo ideal, ¿no, Jorge? Es decir, irte a un sitio de vacaciones donde entran todos los complementos, quiero decir, la buena comida, los masajes, aguas termales, eso sería lo ideal, ¿no? Claro, pero lo que ocurre es que los destinos, en la mayoría de las ocasiones, al final te cansas bastante, ¿no? Cuando son muchos días, quiero decir.

Claro, lo que pasa es que para no enrearnos demasiado, porque alguien te puede estar escuchando ahora y decir, hombre, claro, ¿quién se puede permitir un agua termal, un balneario? No, no, no. El problema, cuando sabes sobre alimentación, el problema, yo el fin de semana del Domingo de Ramos estuve en una cosa que se hace en Córdoba, donde van, pues, terapeuta de Tospaña y es una especie de feria y ahí hay charlas, cada hora hay cuatro o cinco charlas y yo he dado una de las charlas. Entonces, claro, explicaba en esas charlas que muchas veces el problema, cuando vamos de vacaciones, es que cuando entiendes cómo funciona la comida en el cuerpo, pues, es que sales un día, comes fuera, comes fuera lo que sea, ¿vale? Vino, cerveza, comida mezclada, pero es que al día siguiente, cuando desayunas, también lo estás haciendo mal y en el siguiente almuerzo también lo haces mal. Entonces, claro, no es que no puedas hacer un día decir, voy a comer lo que quiera y voy a beber lo que quiera. El problema es que lo encadenamos, ¿vale? Con un desayuno normal.