Soy masoca, solo hago que pensar en mi anterior pareja.

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Isabel, buenas noches.

Hola, buenas noches. ¿Qué tal? Bueno, mira, es que...

Yo estaba cinco, casi seis años, con un chico, locamente enamorada, mi primer novio.

Me levantaba pensando en él y me acostaba pensando en él y también era una relación a distancia.

Y de la noche a la mañana, por teléfono, y me dijo, muy duras, se ha acabado, es una historia, que una puerta que se ha cerrado y nunca más se va a volver a abrir.

¿Así que te lo dijo? Sí.

Y yo, ¿por qué? Porque no soy feliz a tu lado.

Caramba.

Y ya está. ¿Y cómo te quedaste tú, Isabel? Imagínate.

Perdí la dignidad, pues...

No creo que fue perder la dignidad, porque yo intenté todo, todo.

Lo mismo, le supliqué, le rogué, lo intenté de todas las maneras posibles, pero nunca quiso saber nada más de mí, no lo volví a ver, yo insistí en quererlo.

¿Le hiciste preguntas, Isabel? Porque tú te quedarías con un montón de incógnitas.

Sí, sí.

Preguntas de todo, todo.

¿No te ha respondido ninguna? Apagó el teléfono.

Sí.

Y no podía ponerme en contacto con él.

A todo esto, yo había acabado de irme a vivir sola por motivos de trabajo, a 600 kilómetros de cualquier persona que pudiera apoyarme.

O sea, estaba sola, él también estaba lejos de mí, y lo hizo...

O sea, no sé, no sé en lo que pensaría, pero creo que de la peor manera posible, porque simplemente con que se hubiera esperado 15 días, yo hubiera tenido el apoyo de mis padres, pero no.

O sea, así, apagó el teléfono y no tenía manera de poderle localizar.

Nada, nada, estuve muy, muy mal, hasta el extremo de...

Bueno, nada, en esos 15 días, un poco más que me faltaba para ver a mis padres, perdí 10 kilos.

O sea, de ser una persona, empezar, no sé...

Bueno, oye, Isabel, ¿pero tú perdiste tu dignidad? La recuperaste, ¿verdad? La recuperé, sí.

Porque si es de la cosa, estoy orgullosa de que sé lo que soy capaz de hacer por amor.

O sea, quiero decir que yo lo di todo y en aquel momento lo di todo por intentar recuperarle.

Ya.

Oye, ¿qué aprendiste de esta relación, Isabel? Una cosa es que he sabido valorarme.

Sí.

He sabido superarme porque...

Y he sabido lo que quiero, lo que quiero en la vida.

Pero, sin embargo, no lo he podido olvidar.

Me he podido rehacer mi vida y, quiero decir, no rehacer mi vida sentimentalmente, porque en los otros aspectos creo que soy una mujer superrealizada, con un trabajo que he conseguido por mí misma y por los tiempos que corren, muy buen trabajo.

Y todo yo sola, porque, como he dicho, estoy sola y...

Isabel, ¿pero iniciaste otra relación sentimental después? No he podido. ¿No has podido? Es decir, que te ha marcado.

Muchísimo, no lo he podido olvidar.

¿Pero por qué no has podido? ¿Porque todavía está él ahí? En mi interior, yo creo que es...

Hay días que digo lo odio, ¿no? Hay otros días que pienso que es el hombre que más he querido en mi vida.

O sea, ya ha pasado por mí la felicidad, digamos, en el aspecto sentimental y nunca más...

¿Y ha pasado cuánto tiempo, Isabel? Cinco años.

El mismo tiempo que estuve con él, ha pasado sin él.

Pero, Isabel, supongo que tú eres consciente de que no puedes estar así toda la vida.

Tú eres joven, haz una decisión y olvídalo.

Intenta olvidarlo. A ver, ya sé que no es tan fácil, no se decide olvidar y se olvida.

Pero el proceso para olvidar comienza con una decisión.

Tú decides olvidarlo, lo decides tú y, a partir de ahí, empieza el proceso de olvidarlo.

Lo que pasa es que tú no lo quieres olvidar, Isabel.

Eres feliz con el recuerdo.

¡Qué va, qué va! Si yo lo que digo es... ¡Ostras!