
Sucesos en La Mancha. Los crímenes de El Salobral

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Sucesos en La Mancha. Los crímenes de El Salobral. Un suceso que conmocionó este pequeño pueblo de Albacete
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Juan Carlos Alfaro Aparicio tenía 39 años. Era mecánico en paro, conocido por todos con el sobrenombre del Fraggle.
Amante de las motos, los perros, el deporte y las armas. Era un tirador de primera.
Aquel 20 de octubre del 2012 cogió una pistola y salió a matar a Almudena, la niña de la que decía estar enamorado.
La encontró a las 7.20 de la tarde junto a sus amigos en la calle de la Luz, en pleno centro de la localidad.
Tras dispararle en cuatro ocasiones, acabó con su vida y se marchó hacia su casa, en una de las esquinas de la Plaza Mayor, frente a la iglesia del pueblo.
Desde su domicilio llamó al servicio de emergencias y le informó que había matado a la niña. Cogió un rifle, abundante munición para éste y una pistola. Con él en la mano se dirigió a la calle Mayor y comenzó a disparar hasta en 15 ocasiones.
En una de ellas alcanzó a Ángel Agustín Delicado, apodado El Pesicolo, de 40 años.
Caminero en paro, padre de una niña de 11 años y amigo del asesino.
Como más tarde veremos, esta muerte no fue al azar, como algunos creyeron o quieren creer.
Venía de Albacete, llegué a la puerta de la casa del asesino, lo vi, lo saludé, como siempre lo saludo, le dije ¡Ay, Fragger! Y me dijo, ay, y tú.
Y ya vine a parquear la puerta de mi casa al coche y ya vi que venía gente corriendo.
Digo, ¿qué ha pasado? Entonces venían los chiquillos diciendo que la ha matado, que ha matado Fragger a la chiquilla, que la ha matado a la Mudena.
Salí corriendo para allá y ya pues vimos a la Mudena tirar la acera, la chiquilla estaba estaba como muerta.
Y a los 10 minutos, cuando más gente había y vino la ambulancia, entonces volvió a tirar.
A mí me saltaron cosas en la cabeza, el que había conmigo también y yo cogía el coche y yo ya me vine aquí a mi casa.
Y ya él siguió por la calle Mayor, los guardias lo perseguían y...
Pues no sé, por la tarde ya gente que lo conoce de aquí del pueblo ya lo vieron un poco alterado, ya había dicho en el bar a mediodía que iba a matar, que tal, y por lo visto iba por la nena esta, por al Mudena y y primero disparó a ella allí, un poco más arriba y bajó esta calle, que por ahí es por donde se sale, donde están las afueras del pueblo y tal.
Y desde aquí, desde la panadería, disparó a Agustín, que vive en ayer donde está esta gente, que salía a fumar un cigarro a la puerta y le disparó, es lo que sabemos de él.
Francisco Martínez era vecino de Ángel y narró a los medios de comunicación cómo se encontraba hablando con él y fumándose un cigarro en la puerta de la vivienda cuando escucharon los tiros y vio como Ángel caía inerte al suelo.
Fue testigo directo de cómo Alfaro lo asesinó.
Casualmente el marido de la abuela de Almudena entraba en coche en ese momento por la calle mayor.
Juan Carlos le dispara sin compasión, pero tuvo más suerte que Ángel, porque solamente es alcanzado por uno de los disparos en el brazo que le produce una herida leve de la que recibió el alta médica a los pocos días.
Juan Carlos huye a pie del municipio y se interna en los maizales que lo rodean.
Los disparos efectuados en su huida no eran al azar, no disparó a todo el mundo con el que se cruzó, solo a su amigo Ángel Agustín, el pepsicolo y al abuelastro de Almudena.
El salobral está rodeado de cortijos, de maizales, que en algunos puntos alcanzan hasta tres metros, con caminos de tierra que el homicida conocía a la perfección y en los que es fácil esconderse. Además, la lluvia y los terrenos embarrados dificultaba todavía más la localización del homicida.
Fueron horas de incertidumbre y mucho miedo entre los vecinos de una localidad muy tranquila, que no sabían hasta dónde podía llegar el fragel en sus ansias homicidas.
De esta parte para allá, hay kilómetros y kilómetros de maíz, y eso es como, eso es imposible que lo localicen, eso es como un bosque, es imposible que la Guardia Civil lo localice ahí en los maizales, eso que hay kilómetros y kilómetros, no ha sido un rodal, no, muchos kilómetros de maíz.
La Guardia Civil consigue contactar con él por teléfono móvil.
Este se niega a entregarse y desconecta el móvil sobre las once de la noche.
Ahí se pierde su rastro.
Iba armado y era un excelente tirador.
La Benemérita organiza un amplio despliegue dirigido por el Teniente Coronel Pedro Blanco, donde participaron casi un centenar de agentes de la Comandancia de Albacete, con la colaboración de perros especializados y un helicóptero.
Pero ¿cuál era la relación entre Almudena, una niña de 13 años, y su verdugo, Juan Carlos Alfaro, un hombre de 39 años?




















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