

Description of SUFISMO DESDE EL CORAZÓN.
Manuel Fernández Muñoz, viajero incansable, escritor, colaborador de varios medios y autor, entre otras obras, de “Sufismo desde el corazón. Un viaje místico desde Al-Ándalus hasta la Meca, de Almuzara. El sufismo representa de forma inequívoca aquel sendero espiritual que, enmarcado en el Islam, se recorre hacia la unión con lo divino.
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Las grandes religiones del libro, consideradas principalmente el cristianismo, judaísmo y el islam, cuentan principalmente con dos vertientes, una exotérica y otra esotérica.
Así, mientras que el exoterismo se refiere a aquellas doctrinas que se divulgan públicamente, el esoterismo tiene que ver con una serie de enseñanzas más o menos ocultas y reservadas a los iniciados de una tradición determinada, un camino enfocado hacia el interior de uno mismo que transforma la manera en la que uno se relaciona con el mundo.
En el caso del islam, el sufismo representa de forma inequívoca aquel sendero espiritual que se recorre hacia la unión con lo divino, tal y como ha podido constatar nuestro siguiente invitado, en sus propias carnes y en su propio corazón.
Pero, ¿cuáles son las claves del sufismo? ¿Cuál fue el papel de Jesús de Nazaret a ojos del islam? ¿Qué secretos guardan ciudades como la Meca o Medina? ¿Qué o quién es Alá? Para responder a estas y otras cuestiones, tenemos con nosotros a Manuel Fernández Muñoz, viajero incansable, escritor, colaborador de varios medios y autor, entre otras obras, de sufismo desde el corazón, un viaje místico desde el Al-Ándalus hasta la Meca, del editorial Al-Munzara.
Manuel, bienvenido a Luces en la Oscuridad, buenas noches.
Buenas noches y un placer que me hayas invitado a este rincón de sueños.
Gracias a ti por acudir a esta llamada.
Bueno, tengo entendido que tú en algún momento de tu vida decidiste convertirte al islam, sin haber nacido en una familia musulmana, ¿verdad Manuel? Para eso te voy a contarte un cuentecito, si me lo permites.
Además, te vas a dar cuenta que la tradición sufí de la que acabas de hablar, nosotros somos muy de contar cuentos, así que, si quieres, empezamos con esa frase tan evocadora que es Érase una vez.
Por favor, Álvaro.
Érase una vez, un chico que salió de casa y, bueno, paseando por su ciudad, encontró unos grandes almacenes, un escaparate, y en ese escaparate había un traje de chaqueta precioso.
Entonces, el chico miró el traje de chaqueta y dijo, es posible que si yo vistiera ese traje, pues alcanzara la felicidad.
Si yo vistiera ese traje, quizás las aguas del Mar Rojo se abrirían, como Moisés, y yo podría pasar por en medio y todo me iría mucho mejor, y yo sería más exitoso e incluso mucho mejor persona.
Entonces, el chico entra en el establecimiento, pregunta por el precio del traje y el traje es muy caro, pero claro, piensa el chico, oye, es que la felicidad es cara, con lo cual, quizás merece la pena.
Así que, se pone a trabajar duro y al cabo de algunos meses puede comprarse el traje, allí mismo en el establecimiento se lo pone y sale del establecimiento con el traje puesto, pero se da cuenta que, desafortunadamente, nada ha cambiado.
Todo sigue exactamente igual.
Pero como un cuento es un cuento, justamente en ese momento pasa delante de él un coche de alta gama, uno de estos de importación muy chulos, y la persona que va conduciéndolo tiene exactamente el mismo traje que él, así que dice, bueno, quizás lo que me falta para ser feliz es ese coche.
Así que, como un cuento es un cuento, va a un concesionario, pregunta por el precio de estos coches y resulta que son carísimos, pero claro, piensa el chico, es que la felicidad es muy cara.
Así que, se pone a trabajar duro, va a un banco, pide un préstamo, y al cabo de poco tiempo puede salir del concesionario con su flamante coche, pero se da cuenta de que tampoco es feliz.
De hecho, es incluso más triste, siente más sufrimiento, porque está constantemente pensando que a alguien le puede abollar el coche, le puede rayar, y casi está prendiendo la cabeza con esto.
Así que, un día conduciendo ese coche, pasa por una gran mansión y dice, oye, a lo mejor es que me falta la mansión, porque aquí en la puerta de la mansión hay aparcados muchos coches de estos, y posiblemente la gente que hay adentro vista con mi mismo traje.
Así que, se compra esa mansión y desafortunadamente tampoco le hace feliz.
Y es que, cuando estamos buscando la felicidad en las cosas de fuera, en las cosas materiales, jamás la vamos a encontrar.
Pues como ya habrás adivinado, amiga mía, la felicidad en las cosas materiales, jamás la vamos a encontrar.
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