T2:E05 El Chalequero :: Francisco Guerrero
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🔪🌒 ¡Bienvenidos a un nuevo episodio de La Cara del Mal! Hoy exploramos la aterradora historia de Francisco Guerrero Pérez, mejor conocido como El Chalequero, el primer asesino serial registrado en México.
Francisco Guerrero, activo entre los años 1880 y 1908, fue responsable de la muerte de al menos 20 mujeres, en su mayoría trabajadoras sexuales. Aprovechaba la vulnerabilidad de sus víctimas para satisfacer su retorcida obsesión por demostrar su "superioridad" sobre ellas.
Apodado El Chalequero tanto por su vestimenta como por la violencia que ejercía, Guerrero fue comparado con Jack el Destripador por su crueldad y el terror que sembró en las calles de la capital.
En este episodio, desentrañamos los detalles más oscuros de su vida y crímenes, explorando cómo un hombre tan cruel pudo manipular el sistema y escapar de la justicia durante tanto tiempo.
⚠️ Advertencia: Este episodio contiene contenido perturbador y no apto para oyentes sensibles.
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Era una noche como cualquier otra en los barrios oscuros de la ciudad de méxico el aire olía a humedad y a tierra mojada las calles de adoquines estaban desiertas salvo por alguna que otra figura borrosa que se deslizaba por las sombras las farolas parpadeaban débilmente incapaces de iluminar más allá de unos pocos metros dejando la ciudad envuelta en penumbra ella caminaba con paso rápido abrazada a sí misma para protegerse del frío y de algo más intangible algo que flotaba en el aire su nombre como el de tantas otras se perdería una oscura de la historia era una mujer acostumbrada la dura vida de las calles una vida que no ofrecía segundas oportunidades esa noche como tantas otras se había propuesto encontrará un cliente rápido para poder volver a su hogar si es que se le podía llamar así y olvidar aunque fuera por un momento el peso de su existencia al doblar una esquina vio a un hombre de figura esbelta vestido con un chaleco oscuro que contrastaba con la palidez de su rostro estaba de pie bajo la sombra de un edificio con las manos en los bolsillos y la cabeza ligeramente inclinada al verla levantó la mirada y le sonrió no era una sonrisa calidad pero tampoco tenía la frialdad que debería haberle advertido del peligro al contrario había algo magnético en él algo en sus ojos que la hizo detenerse buenas noches dijo con una voz suave casi susurrante ella respondió con un gesto manteniendo la distancia mientras lo evalúa los hombres como él no eran raros en las calles hombres que parecían fuera de lugar en el ambiente de miseria su ropa estaba impecable el chaleco ajustado a su cuerpo delgado sus zapatos sin una mancha de barro como si flotara por encima de la suciedad pero había algo en su mirada algo profundo y vacío bendito tu monólogo continúe dando un paso hacia adelante hace frío y podríamos encontrar un lugar más cálido las palabras resonaron en su mente tentadoras el hombre parecía inofensivo refinado como alguien que podría pagar bien por su tiempo y en una noche como esta necesitaba cualquier canti la de dinero que pudiera obtener aun así algo en su instinto la hizo dudar por un instante fue un parpadeo de miedo una sensación que recorrió su espina dorsal pero fue sofocada rápidamente por la necesidad afecto con una inclinación de cabeza y juntos caminaron hacia una calle más oscura los pasos resonaban huecos en el pavimento húmedo el silencio entre ambos se volvió opresivo como si las sombras a su alrededor los estuvieran observando susurrando advertencias que ella no podía escuchar el hombre no dijo nada más mientras la guiaba por un laberinto de callejones hasta que llegaron a un rincón aislado don de las farolas no alcanzaban a proyectar su luz fue en ese momento en ese susurro del viento y en el crujido lejano de las ramas que ella sintió el peligro real se detuvo en seco pero ya era tarde el hombre que hasta entonces había caminado con un aire de calma cambió en un instante sus manos se movieron rápido demasiado rápido la tomó por el cuello apretando con una fuerza que parecía imposible en alguien tan delgado la sonrisa que antes había mostrado había desaparecido y en su lugar había una expresión de pura concentración como si estuviera llevando a cabo un ritual largamente ensayado ella intentó gritar pero el sonido quedó atrapado en su garganta las manos de él eran como garras presionando con una fuerza metódica calculada sus ojos se encontraron por un breve segundo y en ellos ella vio algo peor que la muerte la ausencia total de humanidad era como mirar en un abismo un pozo sin fondo donde no había más que oscuridad y vacío la fuerza comenzó a abandonarla sus manos arañaron débilmente los brazos de su atacante pero su voluntad era inquebrantable el mundo a su alrededor se desvanecía lentamente en un bar de sombras sentía el aire escaparse de sus pulmones el latido de su corazón disminuyendo con cada segundo que pasaba y mientras el frío de la muerte se apoderaba de su cuerpo la última imagen que vio fue la del rostro de el impasible como si fuera un simple espectador del espectáculo que había creado cuando finalmente dejó de moverse el aflojó el agarre y te dejó caer al suelo con una delicadeza que contrastaba brutalmente con la violencia del acto que acababa de cometer la observó durante un momento como un pintor que evalúa su obra y luego sin prisa se arrodilló