T2:E08 Los Psicópatas de Viña del Mar

Viña del mar mil novecientos ochenta una ciudad que solía ser el refugio perfecto para las almas que buscaban paz y deleite en sus playas bañadas por el sol y en sus elegantes avenidas la llamaban la ciudad jardín un apodo que evocaba imágenes de flor tres en pleno esplendor de mariposas revoloteando bajo un cielo claro y de las risas de los turistas que inundan las calles pero esa belleza idílica comenzó a verse manchada por algo oscuro e incomprensible algo que se extendía como una sombra implacable a medida que los días se volvían más corp athos y las noches más inquietantes era como si la ciudad con sus festivos colores y su ambiente siempre animado estuviera siendo engullida lentamente por un velo de pesadilla de repente las parejas que paseaban a la luz de la luna desaparecieron de las plazas los murmullos alegres se convirtieron en susurros inquietos y la sensación de seguridad que solía envolver a la ciudad se sumó como el humo dejando solo una sensación de vacío de peligro latente algo siniestro se cernía sobre villa del mar algo que nadie lograba identificar pero cuyo pesos sentía en cada rincón en cada esquina oscura los primeros indicios fueron apenas visibles como los ecos lejanos de una tormenta en el horizonte se trataba de señales sutiles el sonido de cristales rotos en la madrugada la visión fugaz de sombras que se deslizaban entre los callejones y los testimonios contradictorios de aquellos que decían haber visto figuras moviéndose con sigilo y la distancia pero lo que al principio parecía sólo una acumulación de incidentes sin conexión pronto se transformó en algo mucho más perturbador comenzaron a aparecer historias de vehículos abandonados en las colinas de extraños accidentes que no tenían explicación y de gritos que se apagaban en la oscuridad de la noche ahogados por la espesa neblina que a menudo envolvía la ciudad los residentes empezaron a darse cuenta de que algo iba terriblemente mal cuando los primeros cuerpos salieron a la luz aquellas escenas ocultas tras las cintas amarillas y flanqueadas por la mirada severa de policías desconcertados se convirtieron en el inicio de un capítulo que nadie en la apacible viña del mar deseaba escribir a medida que las autoridades intentaban desea airadamente mantener la calma la realidad se volvía cada vez más ineludible alguien o algo estaba cazando en las calles de viña atacando sin motivo aparente y sin dejar rastro más que un rastro de dolor y sangre los habitantes cada vez más sumidos en la paranoia comenzaron a encerrarse tras puertas reforzadas las persianas de las casas se mantenían cerradas durante la noche y las antiguas reuniones familiares que llenaban de música y risas las casas cesaron por completo la ciudad estaba atrapada en un silencio inquietante en un estado de alerta constante los bares se vaciaron las tiendas cerraban temprano y solo unos pocos atrevidos cruzaban las calles desiertas bajo la tenue luz de las farolas y así viña del mar se transformó la gente ya no hablaba de las olas rompiendo en la orilla ni de las luces espectaculares del casino como las estrellas caídas del cielo no las conversaciones se centraban en los otros en los intrusos que habían invadido la serenidad de la ciudad quiénes eran de dónde venían y qué era lo que buscaban las preguntas se apilaban sin respuestas y cada día que pasaba sin que se capturara a los responsables la tensión crecía desgarrando lentamente la fachada de normalidad de las autoridades que intentaban desesperadamente mantener a la ciudad tranquila las calles vacías y bañadas por el frío resplandor de las luces de león se convirtieron en territorios prohibidos los residentes evitaban la las plazas que antes eran puntos de encuentro las sombras se cernía sobre villa del mar no era solo la de los perpetradores sino la del miedo mismo un miedo que se extendía con cada noticia de un nuevo hallazgo con cada nuevo grito que resonaba a lo lejos con