T3 Perla: Nuestra mente moldea nuestra realidad

Buenas noches, soy Beatriz Pieper y hoy quiero compartir contigo un fragmento de Neville Goddard, un escritor y conferencista que dedicó su vida a enseñarnos algo muy profundo y es que nuestra mente moldea nuestra realidad. Goddard no veía al mundo como algo rígido e inmutable, para él todo lo que vivimos es un reflejo de nuestro estado interior y cuando aprendemos a cambiar nuestra percepción podemos cambiar y transformar nuestra vida. En su conferencia al primer principio en 1969 Neville nos decó esta reflexión. El reino de los cielos no está interesado en mejorar este mundo, sólo está interesado en sacar a las personas del mundo llevándolas hacia él mismo, el cual es un mundo enteramente diferente.

El hombre piensa que de alguna extraña manera va a mejorar este mundo, pero es un aula y seguirá siendo sólo eso. Pero podemos cambiar los eventos en este aula a través del acto de revisión. En las escrituras la palabra es arrepentimiento, que significa un cambio radical en el pensamiento. Mañana por la mañana, mientras llegas a la mente superficial, observa y graba lo que estás viendo, porque estarás observando lo que tendrá lugar mañana o la próxima semana en este mundo de sombras. Y si no te gusta lo que ves, cámbialo.

No hagas como haces normalmente, que saltas de la cama, te lavas la cara y una vez más te encuentras atrapado en este mundo de sombras. Tómate un momento y observa tu futuro.

¿Y qué nos quiere decir Neville con esto? Nos está recordando que no estamos aquí para tratar de arreglar el mundo exterior, sino para transformarnos desde dentro. Guttgart menciona las escrituras y en este caso se refiere al Nuevo Testamento, pero él no interpretaba la Biblia como un relato literal, sino como una guía simbólica sobre el poder de la conciencia.

Cuando en las escrituras se habla de arrepentimiento, la palabra original en griego es metanoia, que no significa sentir culpa o remordimiento, sino un cambio profundo en la forma de pensar.

Es decir, arrepentirse no es lamentarse por lo que pasó, sino decidir cambiar nuestra percepción y nuestra realidad. Y aquí es donde entra lo que Neville llamaba el acto de revisión. Cada día cuando despertamos, nuestra mente nos muestra un adelanto de lo que está por venir. Si observamos con atención, podemos ver en nuestra imaginación lo que estamos proyectando en nuestra vida. Si lo que ves no te gusta, cámbialo.

No somos esclavos del destino, somos los creadores de nuestra propia experiencia.

Por eso, mañana por la mañana, antes de correr al mundo de siempre, detente un momento.