Taller de radio mujeres progresistas La Palmicha 8 abril 2025

Mujeres activas, solidarias, comprometidas. Mujeres de nuestro tiempo.

Aquí comienza el taller de radio de la Asociación de Mujeres Progresistas La Palmicha.

Buenos días desde el taller de radio de la Asociación de Mujeres Progresistas La Palmicha.

Saludo como cada martes a nuestro compañero en control técnico, Juan Carlos, buenos días.

Hola, buenos días Conchi.

El día es buenísimo, ¿eh? Hace hasta calor, fíjate.

Pero… Pero… A ver qué viene.

Hay un pero, que viene agua.

A ver qué viene.

Pues no nos hace falta más agua, ¿eh? Pero yo creo que no, ¿eh? Fíjate que el domingo daban agua también y tampoco.

Tampoco, pero bueno… Vamos a ser positivos.

Vamos a ser positivos y que… Que tenemos el domingo de rama ya aquí.

Ya, ya, esperemos que la Semana Santa no sea agua, Juan Carlos.

Por eso, por eso.

Que ya con el agua que tenemos, tenemos suficiente hasta septiembre del año que viene.

No solo aquí, sino que no sea agua en ningún sitio.

En ningún sitio.

Bueno, pues ya quiero decir que la semana que viene, como va a ser Semana Santa… Sí.

Pues nos vamos a tener programación.

Martes.

Para que ya lo sepa la gente.

El martes, porque desde nuestra asociación el viernes… Sí.

Este es Viernes de Dolores.

Está cerrada, ¿no? Pues daremos las vacaciones hasta ya la semana siguiente, que estaremos en feria.

Será feria.

Aquí no se para.

Aquí no paramos.

Aquí de una cosa en otra.

Así que hoy, en primer lugar, vamos a llamar por teléfono a nuestra… La tenemos ya.

La compañera Asun, la tenemos.

Sí, sí.

Bueno, pues vamos a saludarla.

Asun, buenos días.

Hola, buenos días.

Ya todo.

¿Qué poesía nos traes, Asun? Se llama Mi Abuela Rosario.

Mi Abuela Rosario.

Vale, pues venga.

Juan Carlos te pone una música bonita y al día.

Vale.

Venga.

Mi Abuela Rosario.

Mi Abuela Rosario, su padre payo, de madre gitana, aún teniendo sus piernas empedidas, los dedos de sus manos abarrotados, por el pasar de los años, en un sillón de nea, alzaba sus manos en acorde su cintura, por sevillanas bailando, cantando bolerías entre palmas, coplas, andangos.

Con su mantilla de lana, su vestido negro, sus zapatillas de casa, su pelo negro plateado, recogido, acentuaba su cara.

Con asombro la observaba.

Me decía, mi niña, canta, Laila, que la pena no te invada.

Mi Abuela Rosario, caído de Vicencita, corazón de niña, de alma gitana.

¿Quién diría que con sus, con 88 años que tenía, su espíritu fuerte, luchador, intacto, aún con los años mantendría? Su mente despierta contagiaba mis ansias, de saber, de indagar en su vida, en su historia, de sus ayeres, antepasados, decentes.

Saber de su fortaleza, constancia, contra tormentas y corrientes.

Con cada palabra suya, mi admiración crecía.

Me sentía pequeña, avergonzada, cuando con un simple enfado me sentía angustiada.

Su tesón me sorprendía, ella todo lo hacía nada.

Me decía, mi niña, aquí en esta vida, piensa que estamos tres días.

No la compliquemos, ella sola se complica.

Con dolor nacemos, con don dolor nuestra vida guía.

No dejemos que nos venza, busquemos en las cosas pequeñas, simples, sencillas, buenas de la vida.

Esas cosas, que tan pocas son.