

Description of Te quiere, mamá. (Ep.2)
En el segundo capítulo de "El siglo de las sombras" exploramos la historia de una familia del futuro inmediato, prácticamente de nuestro presente, donde una pareja lucha contra la soledad y la precariedad mientras su hijo se entrega a la inteligencia artificial como su mejor amigo.
El relato nos lleva a reflexionar sobre el impacto de la tecnología en las relaciones humanas, la pérdida del tiempo y la búsqueda de un futuro mejor, todo en un contexto en el que el cambio climático, la incertidumbre laboral y la el crecimiento tecnológico llevan a plantear la siguiente pregunta:
¿merece la pena tener hijos en un mundo así?
Profundizamos en este tema con Francesc Núñez, profesor de la Universidad Oberta de Catalunya y experto en humanidades y sociología.
Quien nos ofrece una mirada crítica sobre las consecuencias de la tecnificación y automatización en nuestras vidas.
¿Qué forma tendrán las familias del futuro? ¿Cómo encaja la paternidad o la maternidad en una sociedad que se ha quedado sin tiempo? ¿Cómo influye el poder de la IA en el desarrollo emocional de los niños?
Debatimos sobre los miedos y anhelos de la maternidad en un mundo cada vez más incierto, a la vez que planteamos la pregunta de si la tecnología nos acerca a la utopía o, por el contrario, nos aísla en nuestra propia burbuja individual.
El Siglo de las Sombras es una obra literaria de Jaime Martín.
Este podcast esta coproducido entre Ivoox e Iván Patxi Producciones.
Narración: Iván Patxi Gómez Gallego
Edición, montaje y postproducción: Iván Patxi Gómez Gallego
Entrevistas: Jaime Martín
Web: https://elsiglodelassombras.com/
Disponible en Ivoox, Apple podcast, Spotify, Amazon Music, y el resto de agregadores de podcast.
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Capítulo dos te quiere mamá se conocieron en el fin del mundo no era un lugar extraño en aquellos tiempos con su belleza remota frágil una infinita extensión monocolor en la que se agazapaba en incontables matices que quizás no querían ser descubiertos turquesas imposibles atrapados entre el hielo y la nieve aprovechando cada delgado hilo de luz para sobresalir entre la monotonía azules desnudando su variedad cromática desde el más tímido celestes que la mía las orillas del continente hasta el profundo cobalto imperturbable protagonista de los lagos interiores estaban ahí pero había que hacer un esfuerzo consciente para discernir los del omnipresente blanco y de sus declinaciones y conjugaciones que lo tenían todo contestadora inquina cada metro cuadrado tenía un brillo onírico acaso originado por las fuertes rachas de viento que conseguía levantar galaxias de partículas de nieve llamadas a impregnarlo todo saber que aquel ecosistema era caduco le confería un atractivo urgente desesperado como un amor de verano claro que ellos no habían viajado hasta la antártica para contemplar el postrero espectáculo de un continente metamorfosis buscaban respuestas a la desesperada como tantos otros oleadas de soñadores que no se conformaban con blandir el ya os lo dijimos desde su trinchera de superioridad moral internarse en aquella desolación helada otorgaba instantáneamente un pasaporte de implicación y compromiso lograba que los desconocidos dejarán de serlo eran la vanguardia de una generación que había crecido al ritmo de una cruel cuenta atrás se habían cansado de esperar soluciones las expediciones procedentes de los países más afectados llegaban cargadas de hormonas en juvenil efervescencia la atmósfera del uso optimismo que se respiraba en aquellos espartanos barcos actuaba de afrodisíaco incluso antes de llegar a las costas heladas de la tierra de victoria el sexo era el deporte favorito para despejar la cabeza tras una bamboleante jornada de estudio y análisis de indicadores climáticos placer sin mayor compromiso que el respeto mutuo y la discreción el clímax no era el orgasmo sino las ideas de un futuro mejor ofrecidas entre susurros bajo la intimidad de las mantas su historia fue diferente sin embargo al principio no hubo prisas disfrutar del jugueteo de miradas clandestinas de frases inteligentes lanzadas en mitad de un debate expuestas al escrutinio de todos pero a salvo de revelar el verdadero significado que uno conocía y otro intuía era un divertimento táctico que consistía en conquistar y dejarse conquistar ambos recordarán para siempre como avistaron por primera vez desde la popa la costa occidental de la antártica se encontraban inclinado sobre la barandilla muy juntos casi rozando sus voluminosos abrigos de colores fosforitos cuando por fin vieron las primeras extensiones arropadas por una delicada capa de hielo translúcidos que reflejaba el sol como un espejo inmenso a su alrededor una constelación de icebergs a la deriva les interrumpía el disfrute estético del paisaje les recordaban por qué habían ido hasta allí la trascendencia de lo que les rodeaba les arrastró el uno contra el otro como un pozo gravitatorio que les exigía una respuesta sin dilación esta fue un beso cálido y prolongado en el que encontraron refugio físico ante el rigor del clima
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