iVoox
iVoox Podcast & radio
Download app for free
By Once Julio Relatos prohibidos
La tercera vez que me follé a mi madre

La tercera vez que me follé a mi madre

3/22/2025 · 17:41
0
2.8k
0
2.8k
Relatos prohibidos Episode of Relatos prohibidos

Description of La tercera vez que me follé a mi madre

Puedes seguirnos también en nuestro canal de Tele3ram https://t.me/relatosdeincesto30

taboo, erotico, sexo, familia, incesto, sexo

Importante:
El contenido proporcionado en el canal de podcast es únicamente para fines de entretenimiento, información y educación. Los relatos, historias y opiniones expresadas en este podcast son ficticias o representan las perspectivas personales de los creadores, invitados o colaboradores, y no deben interpretarse como hechos reales, consejos profesionales, legales, médicos, financieros o de cualquier otro tipo.

Al escuchar este podcast, usted acepta los términos de este descargo de responsabilidad. Si no está de acuerdo con estos términos, le recomendamos que no utilice ni acceda al contenido.

Para preguntas o aclaraciones, puede contactarnos en los comentarios.

Read the La tercera vez que me follé a mi madre podcast

This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.

La tercera vez que me follé a mi madre.

Han pasado muchos años, pero Ero solo encuentra la paz cometiendo los mismos errores.

2020.

Quince años pueden pasar muy deprisa, pero también se pueden hacer largos e interminables, sobre todo si estás tan solo como yo lo estaba.

Mi vida se convirtió en la nada, en ver pasar los días, sin más refugio que el trabajo, a la espera de que sucediera algo interesante.

A menudo, daba por bueno que eso hubiese sido mi muerte.

La traición de Laura cuando estaba a punto de irme a vivir con ella no la pude superar, fue demasiado para mí.

No solo me destrozó el hecho de que me pusiera los cuernos, lo peor fue pensar que había nacido para que todo el mundo se riera de mí, para que nadie me tomara en serio.

De no haber sido por mi madre, probablemente me habría quitado de en medio.

Después de aquello, ni siquiera quería volver al trabajo, me aterraba encontrarme con Laura, pero sucedió algo inesperado, jamás regresó a la oficina.

Pese a todo, me preocupaba que me hubiera sucedido algo malo, aunque ni hice preguntas, prefería vivir en la ignorancia antes que sufrir por alguien que no se lo merecía.

Sin tener que toparme con ella en el trabajo, se me hizo menos complicado seguir con mi vida.

De cara a la gente, trataba de aparentar normalidad, pero cuando regresaba a la oficina volvía a hundirme en la miseria.

Aunque con el tiempo logré cierta estabilidad, ya no confié en nadie más, mucho menos en mujeres, ni siquiera para un rato.

En lo laboral me iba bien, seguía ascendiendo hasta cobrar mucho más dinero del que podía gastar, incluso cuando finalmente me independicé.

Dos años después de la traición de Laura me compré una casa bastante grande.

Ya no necesitaba un espacio propio, me sobraba con mi habitación de toda la vida, pero decidí alejarme porque no soportaba que mi madre se siguiera compadeciendo de mí.

En eso consistía mi vida, en ir del trabajo a mi casa sin otro tipo de entretenimiento, hasta llegó la pandemia.

Lo que la mayoría vivió como el drama que en realidad fue, para mí se convirtió en un alivio.

Podía hacer mi faena desde el salón de mi casa, sin tener que relacionarme con nadie.

Eso sí, mi madre se aburría y preocupaba a partes iguales y me llamaba todos los días.

Hijo, estás bien.

Igual de bien que ayer, mamá.

No tienes síntomas.

Si no salgo a la calle, me lo traen todo a casa.

Yo sí que voy a hacer la compra, pero con mucho cuidado.

¿Cómo lleváis papá y tú el aburrimiento? Bien, nos pasamos el día viendo películas.

Me alegro, a ver si esto os une un poco más.

Pues para lo único que está sirviendo, nos llevamos mejor que nunca.

Os han adelantado cinco años la vida de jubilados.

Pero encerrados en casa, no en la playa como me gustaría.

Todo llegará.

Eros, ¿tú qué haces cuando no estás trabajando? Pues igual que vosotros, veo la tele.

Si necesitas hablar en cualquier momento, puedes llamarme.

Lo sé.

Vale, cariño, ya no te molesto más por hoy.

Hasta mañana.

Sus llamadas siempre me provocaban sentimientos encontrados.

Por un lado, no me gustaba esa especie de control que ejercía a través de ellas, pero por otro, hablar con mi madre era lo único bueno que me pasaba en el día, a veces alargaba la conversación de forma absurda porque no quería colgar.

Era obvio que había perdido aún más la cabeza.

Pasado el primer mes, ya empecé a tomar conciencia de lo que realmente ocurría en el mundo entero y deseaba que la pandemia terminara cuanto antes, aunque deseaba que lo de trabajar desde casa se prolongara lo máximo posible.

En realidad, yo ya tenía poder suficiente en la empresa como para decidir cuándo terminaría el teletrabajo.

De todos modos, aún era pronto para tomar esa decisión.

Seguía hablando con mi madre a diario, intercambiando mensajes con mi padre de vez en cuando y devorando películas y temporadas enteras de series muy por encima de mis posibilidades.

Una vida sin sorpresas, todo estudiado al milímetro, hasta que una tarde me sonó el teléfono.

Hola, mamá.

Eros.

¿Quién es? Soy Laura, no sé si te acordás de mí.

Por desgracia sí.

Tengo que colgar.

Un momento, por favor.

¿Qué quieres? Saber si estás bien.

Sí, todo lo bien que se puede estar en esta situación.

Contenta.

No, nunca lo he estado desde que te perdí.

Pues sabértelo pensando antes de hacer lo que hiciste.

Han pasado muchos años, déjame explicártelo.

Di lo que tengas que decir, pero ya me da igual.

Has rehecho tu vida.

No es asunto tuyo.

Yo estoy sola, no he vuelto a estar con nadie.

No te lo he preguntado.

Tienes razón.

Cuéntame por qué me jodiste la vida o cuelgo.

Conseguí el trabajo al acostarme con el jefe.

Buen modo de trepar.

Se suponía que ya había cumplido, pero me exigió hacerlo una vez más.

Y no pudiste negarte, claro.

Tú y yo queríamos vivir juntos, viajar, no podía quedarme sin trabajo.

Y no pensaste que prefería perder esas cosas antes que a ti.

Se suponía que no te ibas a enterar.

No quiero seguir hablando del tema, me ha costado mucho superarlo.

Pues yo no lo he conseguido, sigo pensando en ti a todas horas.

Al margen de eso, tú estás bien.

Sí, encerrada en casa, como todo el mundo.

Me alegro de que estés bien, pero.

Puedo volver a llamarte otro día.

No te garantizo que te vayas a responder.

Con eso me vale.

Me creía sus excusas.

No.

Podía hacer como que nada había sucedido solo porque me llamara dándome lástima e interesándose por mi salud.

No.

Cogería el teléfono si me volvía a llamar.

Sin dudarlo ni un solo segundo.

Podía hacerme el digno o patalear de la rabia, pero esa llamada era lo más interesante que me pasaba en quince años.

Una hora después de colgarme seguía temblando el cuerpo entero.

Miré su número de teléfono una y otra vez, como si pudiera extraer alguna información, y su foto de perfil en la aplicación de mensajería, intentando asimilar que lo ocurrido había sido real.

Era ella, de eso no cabía ninguna duda, y seguía siendo guapísima.

A estas alturas de mi historia, a nadie le sorprenderá si digo que era tan estúpido como para, de algún modo, ilusionarme.

Si lo pensaba fríamente, no quería volver a saber nada de Laura, pero no había forma de desprenderme de esa emoción que sentía al pensar que me podía llamar a mí.

Comments of La tercera vez que me follé a mi madre

A
We recommend you
Go to Relationships