TIEMPOS DE PANDEMIA / "Las redes sociales también matan"
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Las redes sociales también matan
Fumar mata. Las drogas matan. Y, ¿las redes sociales? En alguna medida, también.
Crean adicción, se utilizan para promover el odio, el acoso, el bullying; están detrás de la inducción a suicidios, de amenazas de muerte; de acciones antisistema; del exhibicionismo de potenciales asesinos en serie; y -en casos como el que acaba de conmocionar a Francia, con la decapitación del profesor Samuel Paty tras exhibir en clase unas caricaturas de Mahoma-, vemos que también están detrás de acciones terroristas.
La reconstrucción de los hechos de este terrible atentado, ejecutado por un refugiado checheno de 18 años que, al parecer, actuó como un “lobo solitario” (es decir, sin vínculos con una organización terrorista), revela que, antes de ser asesinado, Samuel Paty fue objeto de una agresiva campaña en las redes sociales.
Todo comenzó el 7 de octubre, cuando el padre de una alumna publicó en Facebook un vídeo expresando su enfado al haber sido la niña castigada por expresar su disconformidad cuando el profesor enseñó una caricatura de Mahoma. Desde este mismo momento, la escuela comenzó a recibir amenazas, según han reconocido los fiscales que investigan el caso.
El padre acudió al director para quejarse y solicitó que se despidiera al maestro tras lo sucedido. Esa misma noche, publicó otro vídeo en Facebook, ofreciendo los datos personales del profesor e identificando al colegio.
El director decidió entonces organizar una reunión para aquellos padres que estuvieran en desacuerdo con los contenidos de la asignatura que estaban recibiendo sus hijos, pero el padre de la alumna en cuestión no acudió, según han confirmado los fiscales.
El 12 de octubre se publicó otro vídeo en YouTube donde la alumna ofrecía declaraciones sobre lo sucedido. En él, un hombre que no sale en cámara pero que posteriormente sería reconocido por los servicios de inteligencia, amenaza con hacer una manifestación si no se despedía al profesor, y declaraba que Emmanuel Macron estaba incitando al odio hacia los musulmanes.
Tanto el padre de la alumna como el hombre que hace las declaraciones en el vídeo de YouTube, fueron detenidos por la policía tras el asesinato.
Hasta ahí los hechos conocidos. La investigación sobre este caso sigue en curso.
EL PELIGRO REAL DE SER “ENREDADOS”
Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp, Youtube… son ya parte de nuestra vida cotidiana. Nacieron, como herramientas para la comunicación, el entretenimiento y el ocio… pero su extraordinario crecimiento las ha convertido en empresas con mucho poder y en instrumentos globales para fines e intereses de los más variados. ¡Incluso para la injerencia política de unos gobiernos sobre otros, y para condicionar procesos electorales o referéndums -como el del Bréxit, por ejemplo- en países desarrollados!
Frente a ese creciente poder, que muchos líderes mundiales empiezan a ver como una seria amenaza global para la estabilidad internacional, los gobiernos de los países más poderosos de la tierra se muestran impotentes para imponer regulaciones eficaces que garanticen la privacidad, la seguridad y la integridad física, económica y moral de los usuarios, o de terceros que puedan verse afectados. Los débiles llamamientos a la autorregulación de las empresas tecnológicas, son una forma de reconocimiento de esa impotencia por parte de los estados.
No faltará quien diga que “la culpa no es del cuchillo, sino de quien lo usa con un fin criminal”. El problema es que las redes sociales son cuchillos de doble filo: uno evidente, atractivo y amable; pero otro opaco, temible y peligroso.
Al respecto, nos permitimos desde aquí recomendarles un documental que puede verse actualmente en Netflix, titulado, “El dilema de las redes”. En dicho documental participan algunos de los ingenieros y cofundadores y/o desarrolladores de las más conocidas redes sociales -Facebook, Instagram, Youtube, Whatsapp, Twitter, etc.-. Sus testimonios de “arrepentidos” son realmente impactantes. Critican la ética detrás de un modelo de negocio que produce millones de dólares, sin apenas regulaciones gubernamentales, con algoritmos específicamente diseñados para manipular a los usuarios hasta extremos inimaginables, con la finalidad de crear en ellos adicción, “como las máquinas tragaperras”, dicen. Advierten a los usuarios sobre no ser ingenuos ante los peligros de las redes sociales y, entre otras cosas, recomiendan a los padres no dar jamás un teléfono móvil o una tableta a un menor de 16 años.
Por supuesto, hay responsabilidades muy diferentes entre el buen uso o el mal uso de las redes sociales por parte de los usuarios, pero existen indicios suficientes para sospechar de la presunta inocuidad de las propias redes, como para que estemos atentos y evitemos “enredarnos”, o que enreden a nuestros hijos menores.
No sea que nos pase como al ave del proverbio bíblico:
Como el ave que se apresura a la red,
Y no sabe que es contra su vida,
Hasta que la saeta traspasa su corazón.
Pr. 7:23
Estemos atentos y no seamos ingenuos. Tengamos mucho cuidado con las redes sociales. Eduquemos a nuestros hijos menores en su buen uso y en sus peligros.
Y que Dios nos ayude. Que Dios nos bendiga.
© Jorge Fernández – Madrid, jueves 22 de octubre de 2020.-