Tímida llegada a Nicaragua

Viajo en moto. Un podcast de viajes, de aventura, de lugares lejanos o no tanto,
y de grandes viajeros o no tan grandes. Hola estimada chavalería, aquí comienza
Viajo en moto, el programa de los viajes en moto. Con Roberto Naveiras. Con Traged Geisha en Asturias,
en el norte de la península ibérica. Hablamos de viajes en moto, viajes en camión, viajes en
furgoneta y mil cosas más. Viajoenmoto.com
Hey, ¿qué pasa? Hola a todo el mundo, saludos cordiales desde Nicaragua. De este que os habla
Roberto Naveiras. Hoy nada de vestidos de Geisha ni cosa parecida, chanclas, pantalón corto y
camiseta. Estoy en las dunas Resort Beach Club de Aposentillo, en Chinandega, en la costa del
Pacífico. Y dentro de un par de días me subiré a la moto para hacer un tour por todo el país,
ahí es nada. El tour lo organiza Motorbeach Viajes, ya lo sabéis, llevo hablando de ello
varias semanas, y es uno de los muchos que Pau tiene en su catálogo. Desde Nepal,
a las selvas de Costa Rica, pasando por Colombia, India, Tailandia, Estados Unidos, qué sé yo.
En un tour de estas características, y me imagino que en la mayoría, la moto no es lo
más importante, al menos para mí. Me refiero a que no es como cuando viajas tú solo, con un par
de amigos, y en el que estás todo el día con la moto en la carretera y la moto en la cabeza. Es decir,
que no te separas mucho de ella. En este tipo de viajes, la moto es algo, para mí, insisto,
es algo un poco más secundario, un complemento más del viaje. Por ejemplo, yo he llegado hasta aquí en
autobús, en avión, en barca, en taxi, e incluso deseché la posibilidad de hacer unos metros en
carretilla, porque estaba la marea baja y era necesaria para algunas personas para subirse en
la lancha. Es decir, que es un viaje mucho más variado en este sentido, ni mejor ni peor, distinto.
A veces, cuando estoy solo por ahí con la moto, me apetece hacer algunas cosas, no sé,
subir aquella montaña o hacer esta ruta caminando, y dejo de hacerlo porque no quiero
dejar la moto sola, con todo el equipaje, con la tienda de campaña, el casco, la chaqueta.
Pero en un viaje como el que estoy haciendo yo ahora, pues esas preocupaciones desaparecen,
aunque claro, echo de menos mi moto. Me pasa como aquel que decía que cuando voy en moto echo de
menos el calor del coche, el aire acondicionado, la calefacción y la radio. Y luego decía a
renglón seguido, dice, cuando voy en coche echo de menos la moto. Pues eso, que nunca estamos
contentos del todo. Por suerte. Por suerte hay que llegar a una especie de equilibrio.
Una especie de equilibrio, ¿y qué queréis que os diga? Estoy bastante equilibrado estos días. Además,
no tengo miedo de que me roben el equipaje, porque ya me lo han perdido los de Iberia.
Ahora mismo no tengo ni casco, ni botas, ni pantalón, ni guantes, ni ropa, ni nada de nada,
al menos en propiedad. ¿Pero os parece que estoy preocupado? Ni más ni menos. Estoy en modo vacación
y no quiero permitir que una cosa como esta me amargue ni lo más y mínimo. ¿Si aparece bien?
¿Que no aparece? Bueno, pues...