Todos los audios de la semana (del 7al 13 de abril del 2025)

Muy buenos días. Te estoy muy agradecido porque estés aquí escuchando. Valoro que haya una persona ahí escuchándome. Lo valoro mucho. Y por supuesto sigo muy enamorado y muy contento y muy agradecido de poder hacer esto. Pero mucho. Es una cosa que por momentos es exagerada y agradezco mucho. Querría volver a mencionar el tema de la sensibilidad. No me gusta hablar de psicopatía porque es un término más médico. Es un diagnóstico clínico. Es difícil. Pero lleva intrínseca una idea. Y es la insensibilidad. Y luego además sabemos que hay un porcentaje de la población, de menos de un 10% de la población, algunos hablan de un 3, otros de un 5. Es decir, si en España hay 50 millones de personas, pues puede que haya entre 2 y 3 millones de personas insensibles de manera patológica.

Un porcentaje de la población, que es alto porque son muchas personas, con una insensibilidad patológica. O sea, incapaces de sentir lo que yo entiendo que es la triada de la humanización, que es la empatía, la compasión y el altruismo. En la medida en la que hay empatía, compasión y altruismo en una sociedad, esa sociedad se humaniza y se sensibiliza. En la medida en la que eso falta, la sociedad se insensibiliza. Y eso genera sufrimiento en todas las personas que sí son sensibles. Y luego está la banalidad del mal, de la que hablaba Hannah Arendt y con Adolf Eichmann como estrella de esa teoría de la banalidad del mal, que dice que Adolf Eichmann no era una persona insensible.

Simplemente llegó allí a donde estaba, quería un trabajo, andaba mal de trabajo. Yo me leí ese libro de Hannah Arendt que cuenta la historia de Adolf Eichmann un poco de manera periodística, desde un principio y su juicio. Pues el hombre que buscaba un trabajo y encontró ahí una posibilidad de medrar en una situación muy difícil, con hambre en Alemania, se metió al partido nazi y bueno, pues ahí fue medrando, fue subiendo, fue encontrando su sitio y al final se vio en un despacho teniendo que gestionar y diseñar, en la medida en la que fuese, la muerte de millones de personas. Y él dice no, no, si yo sabía que bueno, no es que estuviese mal, es que eso no estaba mal, pero yo tenía que hacer mi trabajo.

Y más allá de todas las cuestiones que podamos decir sobre este tema en particular, es sorprendente esa sensación de no, esto no tiene que ver conmigo, porque yo estoy haciendo mi trabajo, yo estoy haciendo lo mío. Que es un poco lo que nos pasa en una menor medida a todos ahora, todas las personas mínimamente sensibles, cuando vemos que la gente se está muriendo de hambre y nosotros aquí haciendo dieta. Bueno pues, ya claro, pero bueno, yo no soy político, yo no, es que yo qué quiero que haga, yo, esto no tiene que ver conmigo, voy a seguir con mi vida, esto lo hacemos todos, yo lo hago, todos lo hacemos y vivimos nuestra vida y qué vamos a hacer, es que claro, qué se le va a hacer, decimos, y es que quiero hablar de nosotros, los sensibles.

El 80% de la población es sensible, los habrá muy sensibles, no hablo de sensiblería, hablo de sensibilidad humana y la sensibilidad humana yo la mido en estos tres parámetros, habrá más, porque luego está el amor, por ejemplo, sentir la alegría y el amor en la vida, pero esto, una persona sensible yo la sumo en esos tres ámbitos que son