

Description of La trampa de la productividad con IA #85
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En este episodio, te comparto dos reflexiones que se entrelazan.
Primero, una idea que envié en mi correo de los sábados a las 10:15 sobre la relación entre la IA y la productividad, una promesa que suena tentadora, pero que esconde una trampa de la que pocos hablan.
Y después, una experiencia reciente en la que tuve la oportunidad de hablar sobre IA con un grupo de estudiantes de Secundaria en el IESO Pedanías Altas de La Paca, en Lorca, gracias a la invitación de Miguel Franco.
Te contaré qué enfoque utilicé, las preguntas clave que guiaron la charla y qué conclusiones sacamos.
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¿La inteligencia artificial nos hará más productivos y productivas? ¿Nos ahorrará tiempo de trabajo o, por el contrario, nos llevará a hacer aún más tareas? Soy José Luis Serrano y te doy la bienvenida al podcast de Eduhacking.
En este episodio te comparto dos reflexiones que se entrelazan. Primero, una idea que envié en mi correo los sábados a 10 y cuarto a la comunidad de Eduhacking, sobre la relación entre la inteligencia artificial y la productividad. Una promesa que suena tentadora, pero que creo que esconde una trampa de la que pocas personas quizá están hablando. Y después, te comparto una experiencia reciente en la que tuve la oportunidad de hablar sobre IA con un grupo de estudiantes de secundaria en el IESO Pedanías Altas de La Paca, en Lorca, gracias a la invitación de uno de sus docentes y amigo Miguel Franco.
Un reto diferente, porque no se trataba de docentes o investigadores, sino de adolescentes que ya conviven con esta tecnología, aunque de formas que quizás no imaginamos y que incluso, como pude comprobar, ni ellos ni ellas saben. Te contaré qué enfoque utilicé, las preguntas clave que guiaron la charla y qué conclusiones sacamos.
Pero antes, vamos con la primera parte del episodio.
El trabajo se expande hasta ocupar el tiempo disponible para emplearlo. Oliver Buckerman La promesa de que la inteligencia artificial nos hará más productivos y productivas es una de las más repetidas cuando se habla de su importancia. Es también una de las razones que más personas quizás convencen para apuntarse a cursos milagrosos que prometen cambiar vidas gracias al uso de la IA. En cierto modo, es una idea que me hace gracia.
El término productividad se consolidó en la revolución industrial y hoy sigue teniendo gran popularidad en libros, cursos, charlas… Si lo utilizáramos para transmitir la idea de hacer más con menos, sin comprometer la calidad y el bienestar de las personas, creo que no habría mucho problema. Sin embargo, suele utilizarse más con la idea de hacer muchas cosas. La IA no te va a liberar tiempo de trabajo, igual que no lo hicieron el correo electrónico Zoom o Google. Olvida esa idea y no la compres.
En 1939 John Maynard Keynes predijo lo siguiente. Antes de un siglo, gracias al aumento de la riqueza y al avance de la tecnología, nadie tendría que trabajar más de 15 horas a la semana. Quizás su cálculo es tan entredicho, o tal vez no tuvo en cuenta la trampa de la productividad. Algo que Oliver Buckerman expone en su libro 4.000 semanas gestión del tiempo para mortales con esta idea que comparto plenamente.
Ser más eficiente sólo consigue que vayas más acelerado, y tratar de despejar el camino que tienes por delante no hace más que expresar cada vez más la maleza que aparece a tu alrededor. Mi preocupación por la productividad viene de lejos. Durante los dos primeros cursos como estudiante universitario, trabajaba en una fábrica de 7 y media a 2.
Llegaba a casa, 15 minutos de siesta con la ropa del trabajo incluso puesta, ducha, comida, y a las 4, 4 y cuarto conseguía estar en clases hasta las 9 de la noche, salvo cuando me iba antes para mis entrenamientos de natación. En cursos posteriores trabajé los fines de semana y durante los veranos. Después hice mi tesis mientras cursaba un máster y trabajaba en Madrid con un contrato de formación en el ahora llamado Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación de Profesorado del Ministerio de Educación.
Es decir, como tantas personas, y cada vez más, es frecuente esto, desde muy pronto, entre comillas, tuve que aprender a organizarme bien y ser productivo. Y para esto tuve que aprender y probar todo tipo de hábitos y técnicas de productividad, algo que sigo haciendo, lo confieso. Sería injusto decir que esto no me ayudó a construir la vida que llevo y a resolver los retos del contexto.