Tres actividades para aumentar la MOTIVACIÓN e IMPLICACIÓN en tu ALUMNADO

Tres maneras de aumentar la motivación de los estudiantes para aprender, para que tengan ganas de aprender y que ese aprendizaje sea duradero.

Es lo más práctico que he sacado de este libro, Aplicando la ciencia del aprendizaje, de Richard Mayer.

Y te lo voy a acercar porque quiero que estas estrategias las utilices en tu programación.

Te voy a poner diferentes ejemplos.

Y es muy importante que dentro de estos ejemplos lo aterrices al máximo en tu documento y a la hora de exponer, y obviamente en tu especialidad.

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La primera propuesta que destaca, que si quieres que tu alumnado esté motivado, debes hacer visible el progreso.

Por ejemplo, en lengua se inicia una unidad, pides un resumen de un texto de 200 palabras y al final se repite el ejercicio y se comparan ambos.

Todo lo que sea actividades donde se vea el antes y el después, donde se vea más claridad, más vocabulario, más estructura, incluso mejora de caligrafía, verás que el alumnado se va a motivar independientemente de cada uno de su capacidad.

Porque vamos a tener alumnos dentro de la campana de Gauss, la izquierda, la derecha, con más facilidad de ayudar, con más dificultad, etc.

Entonces buscad en vuestra unidad didáctica esa contraposición.

Me voy ahora a la educación física, se graba un vídeo haciendo un ejercicio de coordinación el primer día saltando a la comba y tras 4 semanas me grabo otro vídeo y veo que puedo saltar a la comba doble, puedo cruzar la comba.

En matemáticas se plantea un problema complejo en inicio y lo vuelven a resolver al final e incluso con más estímulos.

Entonces vamos a intentar, y de esta forma podemos hacer una actividad y una propuesta que funciona muy bien, que es el porfolio.

Que tengan ese antes y después, porque cualquier ser humano, cuando ve que mejora, está más motivado y se quiere implicar mejor.

En el momento que ve que se queda igual o incluso empeora, desconecta y eso pasa también en la propia oposición.

Segunda propuesta, la he sacado de uno de los últimos capítulos que habla de evaluación, de cómo diseñar instrumentos eficaces.

Nos habla de establecer bucles de retroalimentación predecibles.

Por ejemplo, que cada viernes, y esto está estipulado en calendario, los alumnos escriben un pequeño triunfo de la semana.

Por ejemplo, entendí cómo funciona la fotosíntesis y lo expliqué en casa.

O un alumno presenta un esquema y sus compañeros dicen, y esto también guiado en la comunicación, que los compañeros que escuchen no simplemente sean pasivos, el típico de mientras uno expone, el resto desconecta.

No, no, está exponiendo algo que tiene que ver con historia.

Los alumnos están obligados a presentar un esquema y decir una fortaleza y una mejora concreta.

Ojo, no fortaleza y crítica destructiva, sino qué es lo que ha hecho bien Antonio, qué es lo que podría mejorar.

Pero que esto esté marcado en el calendario.

Cada viernes hacemos también la estrategia ADE, un agradecimiento, una disculpa, un momento eureka, un momento de epifanía.

Hacer pensar a vuestros alumnos, que interactúen, que se impliquen, que tomen decisiones, es clave.

Pero esos bucles de retroalimentación no tienen que ser dados únicamente en el primer trimestre porque me estoy formando en este libro o porque me ha dado una formación Mariana Morales.

No, se tiene que marcar y a veces menos contenido es más.

Y por último, fomentar microobjetivos semanales.

Hemos hablado de que los pequeños avances motivan, de que la retroalimentación predecible también crea esa certidumbre y esa seguridad dentro de la clase.

Y el saber hacia dónde vamos, el tener esos pequeños objetivos que de manera recurrente y rutinaria los alumnos pueden encontrar esa dificultad deseable y por lo tanto estar más motivado, les va a ayudar.

Volviendo en lengua, un alumno se propone usar tres conectores nuevos en mi redacción de esta semana.

Entonces, ellos dentro del porfolio, al inicio de la semana, van a poner esos pequeños objetivos.

O en inglés, voy a aprenderme cinco verbos irregulares para el viernes y usarlos en frases. Tiene que ser así.

O voy a intentar ayudar a un compañero o voy a intentar mejorar una propuesta específica a la hora de exponer microobjetivos.

Porque sí, el objetivo didáctico está muy claro en la actividad, pero dentro de lo que se trabaje, conforme vayas teniendo confianza en los alumnos, el tener esos microobjetivos van a actuar de brújula dentro de su propio proceso de enseñanza-aprendizaje.

Así que recuerda, menos es más, tres maneras de aumentar la motivación.

Hacemos visible el progreso, damos feedback cualitativo, tanto nosotros como los alumnos.