

Description of Un desafío a las llamas
El fuego, camina rápido. Ya son más de 15 kilómetros monte adentro, en las montañas pinareñas de la zona conocida como Arenal. Por: Alina Cabrera
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El color del humo nos indicó la magnitud del incendio.
Mientras nos adentrábamos en la montaña de la zona conocida como Arenal, en el municipio pinareño de Minas de Matambre, los pinos parecían chimeneas soltando lleno oscuro.
Una capa densa y gris impedía ver el bosque.
Es un incendio de muy grandes proporciones, aseguró Vidal Carmona con sus más de 40 años como trabajador de la empresa forestal de La Palma.
Un hombre acostumbrado a lidiar con las llamas.
Fue un desastre.
Pero en su cara notamos también un poco de preocupación y cansancio.
¿Cómo ha sido la jemada que han hecho? La jemada de ayer por la mañana y me recuerdo que todavía estamos viendo la candela.
¿Y qué han hecho? ¿La noche la pasaron aquí? Ah, dando contra candela para apagar el incendio.
¿Cómo es eso de dar contra candela? Hay un dado de candela por todo el lado del camino para que toquen las dos candelas.
¿Es como acorralar el incendio? El incendio.
Pero eso es peligroso, ¿no? Lo que hay que hacer porque no se controla el incendio.
Nada, estamos acostumbrados a eso.
¿Y este por qué no se apaga? Está duro.
Está duro. Está muy duro.
Está pasando lo que quiera.
Ayer mismo hicimos un atroces. ¿Qué se pasó? Las jornadas son difíciles.
El fuego cruza la trocha y debido a los fuertes vientos se propagan las llamas.
Así lo cuenta el joven de 26 años, William Caro González, guardabosques del municipio pinareño de Huale.
Se cerró, entonces no podía subir para arriba, entonces tuve que esperar a que bajaran esas dos candelas, las dos frentes, que bajaran un poco para abajo y correr.
Hacia arriba que estaba el grupo compañero mío aquí arriba y empatarme con él aquel día yo y el jefe de brigada.
¿Y cómo se comunicaron en ese momento? No, nos podían oír, nos podían oír.
¿A gritos? Sí, porque el tramo no era muy largo tampoco.
El tramo era como de aquí, ahí el camino más o menos.
El jefe del grupo que está ahí al frente de nosotros, él que está ahí, espera, qué sé yo, dándome ordenes, y ve que mantuviera quieto ahí, que esperara que un poco la llama se bajara, el vapor, el humo, en el mínimo chance que tuviera, si podía, que subiera, o si no, que siguiera para abajo y saliera el pederío, que me quedaba una pelota de kilómetros por ahí para abajo.
Fue sacrificado porque, ya bueno, ya ustedes ven, son en terrenos muy malos de transitar, eso es loma, sol sereno, y trabaja nosotros, ya ustedes ven, ese vapor, y eso, eso te deteriora bastante, y es complicado.
Y ven, comparando con allá.
¿Lo hacen por instinto, por entrenamiento, por conocimiento? Por conocimiento.
Por conocimiento, por entrenamiento, no es un día lo que uno lleva aquí, son muchos años.
Yo, por lo menos, yo soy joven, pero llevo siete, tres años trabajando aquí, no trabajo en otro lugar que no sea este.
Entonces ya uno, por muy bruto que sea, tiene que coger algo cuando está en la práctica diaria.
¿Tienes también antecedentes en la familia? Sí, tengo trascendencia, mi abuelo fue retirado aquí, y mi tío de crianza, trabaja en el Cuerpo Guardado, que es en mi circuito, que es jefe de técnico incendio.
En los rostros de quienes combaten el incendio, hay cansancio y tristeza.
No solamente se están quemando maderas, se están quemando especies vivas, lo que son las botillas, el cocino, el penajo, ya hay muchas especies que se pierden, animales como los pájaros, son cosas que hay veces que no se nos atraviesan en el camino de la ola huyendo.
Porque eso es un instinto, el calor ya lo llama la atención, para que uno pueda encontrar un hogar.
¿Desde cuándo están ustedes aquí trabajando? En este incendio, bueno, la brigada de nosotros está desde el lunes, estamos directamente en el incendio.
Soy Lan García Piñeiro, jefe de cuadrilla de la brigada de Macurillo.
Sin salir de aquí.
¿Dónde se quedan? ¿Cómo viven dentro de este...? No, por lo menos la comunidad es caliente ahí, los campesinos y toda la comunidad nos han ayudado.
¿Dónde duermen? Dormimos aquí en el bosque, cuando se pueda, las horas que podamos, aquí en el bosque.
Pero es peligroso, porque ahora mismo el viento está batiendo y el incendio...
No, porque las tropas se retiran, se retiran los incendios y van descansando.
¿Se toman las medidas para preservar la vida de ustedes? Sí.
Es agotador.
Hay días que no nos bañamos, y hay días que sí nos bañamos, y si llegamos al río y hay agua, nos bañamos, como sucedió antier.
Nos bañamos, otras veces nos bañamos en el camión.
Tiene agua.
Y hay días que no nos bañamos, y no nos da tiempo tampoco.
Y sí, sí, es agotador.
En altas horas, porque, por ejemplo, en la noche, principalmente por la noche, pero por el día, se está trabajando y haciéndose trochas, manuales, y todo, reconociendo el terreno.
¿Para un hombre que su función es cuidar el bosque, ver cómo el bosque se quema ante sus ojos? Se nos quema el trabajo.
Y eso vivimos nosotros.
Desde hace una semana, un incendio de muy grandes proporciones se propaga por pinares de los municipios de Minas de Mataambes a Jony Martínez, áreas que ya suman más de 2.800 hectáreas afectadas.
El fuego, como dijeron mis entrevistados, camina rápido y son más de 15 kilómetros monte adentro.
Allí quedan jornadas de trabajo, desafiando las llamas, el sueño, el cansancio.
Dominguez haciendo radio.
Muy buenos días.
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