Un Selfie conmigo, de Susana Moreno, Jaime Ocaña y Catalina Pueyo.

Y si hay una manera de terminar la mañana con sentidos, con sentido del humor.

Por eso tenemos hoy a Susana Moreno, que viene muy bien acompañada en un selfie conmigo.

Pues sí, hoy tenemos a los dos cómicos mejores de Aragón, por no decir, ¿eh? Es que son...

Tenemos a Katy Puello y tenemos a Jaime Ocaña, que son dos actorazos.

Buenos días.

Buenos días.

Bienvenidos. ¿Dónde te los has encontrado? Vamos a ver, Susana.

Me los he encontrado por aquí en el pasaje y he dicho, ala, vamos para adentro.

Estaban tomando el huevo y gamba y ala, pero os ha dejado acabaroslo.

Sí, nos ha invitado ella.

Os ha invitado ella. Muy bien, muy bien. Es que es una detallista total, ¿eh? Es muy así.

Bueno, y esta gente que hace humor, Susana, que es que me parece tan difícil hacer reír a la gente.

Pues sí, pues con ellos te ríes.

Y cuando te hacen reír...

Y aunque te diga Jaime, siempre me pongo en primera fila, ¿verdad? Porque él siempre dice que tengo la risa muy escandalosa y entonces animo a los demás.

Les viene bien, ¿eh? Tener gente con risas así, ¿no? Ella es un gancho. O sea, la ponemos ahí y le decimos que incluso aunque no le haga gracia...

Que se ría.

Que sea hipócrita y se ríe y se deje de tonterías.

Oye, ¿porque os pasa alguna vez que hay gente que no se ríe? ¿O que esperáis esa risa de arranque y no llega? A nosotros, no. Y si pasara, no nos lo digo con tonterías jamás.

No, no, no. Nos pasa a veces una cosa que no todo el mundo lleva bien.

Y es que sales y antes de que... O sea, nada más salir ya la gente se está riendo.

Que bueno.

O sea, lo agradeces mucho, pero es muy desconcertante.

Claro, porque decimos, pues chicos, si por no hacer nada hay que hacer ríe, oye, nos tomamos un ver muy todos para casa.

Pero yo creo que eso es porque como ya saben quién sois, ya saben que se van a reír y se van adelantando un poco.

O porque que sois humoristas se piensan que siempre estáis de cachondeo.

Que eso también puede ser, ¿no? Estuve un día con Agustín Jiménez, ¿sabéis? El humorista. Hace un montón de tiempo.

Y el tío se había metido a hacer teatro.

La escena de los idiotas, no sé qué, con el de Martes y Tercer.

Porque le había entrado en una crisis, que como hacía mucha tele, cada vez que salía...

O sea, pero no tenía ni que aparecer. En cuanto ponía un pie en el escenario ya eran unas risas de locura.

Y se rayó y se puso a hacer teatro.

Fíjate, es que tiene que ser rayante eso, eh.

Tanto hacer risa cuando... O sea, que la gente se ría cuando tú no te lo esperas.

También tiene que ser un poco rayante.

Bueno, lo disfrutas mucho.

Lo disfrutas mucho también.

Nosotros no es tan heavy, ¿eh? Nosotros ponemos un pie en el escenario y no es...

No es tanto.

Pero lo disfrutas igual.

Pero además es que eso es gracioso, es desde el minuto cero.

Yo fui a una cena de San Valentín, aquí al lado además, y yo no sabía...

Fuiste a Villa Misterio, que no se sabe dónde es.

A Villa Misterio, que no se sabe dónde es, perdón.

Y bueno, y es que desde el minuto cero que te reciben.

Es que son graciosos y salados desde el minuto cero.

Y dices, ¿pero dónde me he metido? ¿Qué es esto? Y cuando llegas allí es que está riéndote prácticamente.

O sea, que la cena al final es lo que menos te importa, ¿eh? Creo, que aunque no nos hubieran dado de cenar...

No, pero es bueno, es bueno cenar también.

Es bueno cenar también.

La combinación de las dos cosas es la buena, claro.

Así que, la verdad, qué fabuloso.

Una de las cosas que nos pasa muy frecuentemente es que el gag que tú consideras que es...

La caña.

La consumación del humor europeo.

Es Jaime o la caña.

No es la caña.

Y de repente suscita una leve sonrisa.

Mientras que luego haces una transición tonta y la gente...

Se descojona de la risa.

Como un poco imprevisible, ¿no? Sí, sí, es como dices...

Jo, es que hacer humor... ¿Cómo empezáis a hacer humor vosotros, Catalina? Tú, por ejemplo, ¿cómo empiezas a hacer humor? Empiezo haciendo teatro de clown.

¿De toda la vida? ¿Te había gustado? Sí, siempre me ha gustado.

Sobre todo es que te ves, que lo disfrutas.

Y que haces gracia.

Que no siempre haces gracia.

Pero, sobre todo, cuando consigues hacer gracia, lo disfrutas tanto que es una droga.

Claro.

Yo creo que no hay nada más gratificante que tener a alguien cerca y producir...

Que se rían contigo más que de ti.

Bueno, y de mí también.

Pero que al final es terapéutico lo que estás haciendo.

Que eso es buenísimo.

O sea, eso es una terapia que la tendrían que recomendar los médicos.

Hombre, está la risoterapia, ¿no? Bien.

Jaime, ¿cómo empiezas? Yo empecé porque somos una familia numerosa de seis hermanos.

Lo cual te proporciona un auditorio.

Hombre, imagínate.