Un solo cuerpo en Cristo - Parte 2 -Efesios 2:16-22

Buenos días hermanos, vamos a dar inicio al sermón de este día. Si son tan amables de acompañarme al libro de Efesios, Efesios 2, en el versículo 16, vamos a leer del 16 al 22, y dice así la palabra del Señor. Mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos y a los que estaban cerca, porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo espíritu al Padre.

Así que ya no sois extranjeros ni adbenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio bien coordinado va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Seguimos estudiando, como ustedes acuerdan, nuestra posición en Cristo. ¿Cuál es nuestra posición como creyentes por estar en Cristo? Entender la posición que tenemos como creyentes es una de las cosas más importantes que todo cristiano debe tener en mente y comprender profundamente lo que deberíamos de hacer y lo que debemos de dedicar en nuestro tiempo de estudio para entender cuál es nuestra posición en Cristo.

El apóstol Pablo tomó tres capítulos de la Carta de Efesios para explicarnos la realidad de nuestra posición. La intención del apóstol Pablo no es sólo que conozcamos estas verdades intelectualmente, sino que las experimentamos y que las apliquemos en nuestra vida como verdaderos creyentes, que en nuestra vida práctica también podamos ser congruentes con nuestra posición, pero primero debemos estudiarlas para poder vivirlas. Muchos creyentes ignoran estas verdades, desconocen su identidad en Cristo y viven de una forma muy distante a lo que deberían de ser.

Como creyentes somos parte del plan eterno de Dios para ser parte de su cuerpo. Dios nos ha escogido desde la eternidad pasada como lo hemos estudiado. Antes de la fundación del mundo nos escogió y dentro de su plan nos redimió y está salvando ahora a su pueblo y ha preparado una herencia para nosotros en la eternidad futura. Y nos ha bendecido con toda bendición espiritual en Cristo. Todas las bendiciones son para nosotros en Cristo. Todas las promesas, todas las bendiciones ahora son con Él.

Y los que estábamos sin Mesías, los que estábamos sin ciudadanía, sin pacto, sin esperanza y sin Dios en este mundo, los que estábamos lejos, separados espiritualmente de Dios, hemos sido ahora hechos cercanos por la sangre de Cristo. Toda la separación ha sido quitada, toda la enemistad ha sido destruida, derribada y ahora tenemos paz con Dios. Y hemos sido hechos un solo cuerpo. Todo esto es por la sangre de Cristo, por la sangre del Cordero. Y los creyentes que ignoran estas verdades desconocen también su identidad con Cristo.

Y es muy triste ver cómo los creyentes al ignorar la posición en Cristo, al ignorar sus bendiciones, al ignorar su unidad que tienen en el cuerpo de Cristo, viven como si no fueran uno solo. Y vemos iglesias, desafortunadamente, con divisiones, iglesias fragmentadas, donde se hacen grupos divisores, donde se deja de hablar unos a otros, porque desafortunadamente se sienten diferentes, porque son especiales según ellos, porque son más espirituales, porque son de otra clase social, porque son culturalmente distintos, porque su forma de ser es distinta a la que ellos observan y no se hablan entre ellos.