Una belleza terrible con Edurne Portela y José Ovejero

Bienvenidos a Humanistas sin complejos. Hoy hablamos con Edurne Portela y José Ovejero sobre Una belleza terrible, una novela coescrita por ambos que mezcla historia y ficción para contar la vida de hombres y mujeres que lucharon por la justicia desde París hasta España y América Latina. Es una conversación sobre memoria, literatura y la fuerza de quienes nunca dejaron de luchar y de resistir. ¡Empezamos! Este episodio está patrocinado por Serial180, o sea, por mí. Y si estás montando un negocio, necesitas un contrato o quieres hacer las cosas bien desde el principio, ya sabes, sin chapuzas ni sustos legales, entra en Serial180.com y te ayudamos.

Bienvenidos, ¿cómo estáis, Edurne y José? Bien, ahora tranquilos después de un fin de semana de feria. Ahora tenemos un poco de reposo y luego volvemos.

¿Habéis estado en la feria y viajando también? Bueno, seguimos de promoción de Una belleza terrible, así que sí, entre medias hemos estado en Zaragoza.

Bueno, mañana nos vamos a Pamplona, o sea que ahora mismo un poco vida de feriantes.

Es lo que toca, pero ya deseando que llegue el verano.

¿Cómo vivís esto de las promociones de los libros? ¿Lo asumís como una obligación, como una penitencia o también hay una parte de gozo y disfrute? Es parte del trabajo, entonces es trabajo. Quiero decir, no es algo que uno haría continuamente por placer, pero es verdad que luego hay momentos muy agradables, te encuentras con gente con la que tienes ya una relación, por ejemplo con libreras y libreros, hay encuentros que están bien, también durante la feria, pero vamos, en un mundo ideal yo haría esto una vez al mes, no más. No sé, Edurne.

Claro, una vez al mes durante la promoción, no una vez al mes continuamente.

Eso es.

Claro, es que durante la etapa de promoción, a mí por lo menos me cuesta muchísimo centrarme, escribir, hacer las cosas que me gustan hacer. Entonces siempre se vive un poco como, bueno, con una obligación, pero al mismo tiempo como dice José, plaza entera.

Y luego con el privilegio de saber que te quieren en sitios, es decir, que una librería que sabes que es una librería de verdad, te invite a hacer ahí una presentación o que diga que tiene un club de lectura, que van a leer tu libro, pues es un privilegio y es una alegría. Entonces también tenemos que ser muy conscientes de que no a todo el mundo le pasa y que esto supone un reconocimiento implícito de tu trabajo. Entonces eso está muy bien, es muy bonito.

Imagino que son cosas distintas, ¿no?, lo que es el propio acto de promoción y después eventos como la Feria del Libro o el Día de Sant Jordi en Cataluña, en el que hay una promoción implícita pero también hay un contacto con los lectores y las lectoras.

Bueno, contacto también lo hay en las presentaciones en librerías, después suele haber un momento de preguntas del público, incluso después hay firmas y desde luego lo hay en los clubes de lectura porque en realidad es lo que yo prefiero, prefiero los clubes de lectura a las presentaciones y a las firmas porque hay una conversación más a fondo sobre tu trabajo, sobre la novela que has escrito y hay un contacto también más interesante con el público que el mero hecho de firmar un libro, de hablar medio minuto y todo el mundo sigue su camino, claro.

Entonces, si tengo que elegir entre esas actividades yo me quedaría con los clubes.

Yo también y además a mí cada vez me cuesta más la feria, por ejemplo.

Este año iba con mucha ilusión porque yo creo que son como los partos, ¿no?, que luego se te olvida lo mal que lo pasas en algunos momentos y las ferias tienen esos momentos pues yo que sé que te sientes un poco ahí fuera de lugar, ¿no? Diciendo, bueno, lo mío es escribir, no es estar vendiendo, ¿no? O intentar convencer a alguien, ¿no? Hay gente que te grita y te dice, bueno, véndeme tu libro y te hagas decirle, pues, si te interesa lo compras, diciendo, no, no, esto no es lo mío, ¿no? Bueno, de hecho nunca respondemos a esa pregunta o nunca lo hacemos, véndeme tu libro, ¿por qué debería leer tu libro? Llega un momento en que sí, es como demasiado