Una huelga que fortaleció la rebeldía en Las Tunas

La huelga del 9 de abril de 1958 marcó un momento significativo en la lucha contra la dictadura contra Fulgencio Batista. La guerrilla en la Sierra Maestra había logrado importantes victorias que fortalecieron al ejército rebelde y expandieron la guerra al llano, movilizando a las masas urbanas y rurales para apoyar la causa revolucionaria.

En este contexto, Fidel Castro convocó a la huelga nacional en un esfuerzo por paralizar el país y acelerar la caída del régimen. Aquella mañana, las tiendas, farmacias, bares y fábricas en la oriental ciudad de las Tunas amanecieron cerradas.

Era la respuesta del pueblo tunero al llamado del líder de la Revolución Cubana. Así lo recuerda el combatiente de la Revolución Cubana, Raúl Catalá, protagonista de las acciones.

Cuando se conoció sobre la huelga que se iba a realizar el 9 de abril, anteriormente se hizo un trabajo de preparación, como organizando los mimeórofos que existían, ahí se tiraba la propaganda y entonces esa propaganda se hicieron llegar a todos los comercios de aquí de la ciudad, donde se llamaba a ir a la huelga el día 9 de abril, que había que cerrar. Aunque no logró su cometido, la huelga nacional demostró el apoyo del pueblo al proceso revolucionario. Había casi en todas las tiendas gente del 26 de julio y entonces ¿qué hacían? Si no cerraron alguno, pues no iban al trabajo los dependientes.

Entonces, ¿qué hacía el ejército? Veía algo cerrado, iban y tumbaban las puertas y empezaban a telar las mercancías para la calle. Aquí en la ciudad no había casi armas, alguna pistolita que tuviera ahí, un revolvito o cualquier cosita que sobraba. No era nada para la policía que había y el ejército. Decenas de combatientes murieron en las acciones o fueron asesinados por los cuerpos represivos. En los días siguientes fueron arrojados cadáveres en diversos lugares del país con muestras de torturas. El combatiente de la Revolución Cubana, Raúl Catalá, recuerda el asesinato del joven tunero Heriberto Domínguez.

Pero del que más recuerdo, porque lo conocí, Heriberto Domínguez. Ese día estaba del lado allá del río Cognito, en la carretera, y entonces pusieron muchos árboles y muchas cosas para cerrar la carretera para que no pasara nadie. En ese momento venía un jeep del ejército y lo cogieron.

Y entonces ahí le entraron a golpe, le dieron un curata de cruz fusil y lo dejaron como muerto.

Se alzaron mucha gente porque por miedo a la represalia, para que hubiera muchos muertos, no es el que ando a la huelga solo, sino que lo fueron cogiendo a medida que ellos iban investigando y los chivatos iban diciendo que lo cogían y lo juzgaban, lo mataban y eso.

La huelga del 9 de abril de 1958 reafirmó la lucha revolucionaria en Cuba, pese a no lograr completamente los objetivos propuestos. En este contexto, la participación de los tuneros añadió valor a la causa, ya que su compromiso y sacrificio reflejaron el espíritu combativo de la provincia. Aunque no resultó en una paralización nacional, la huelga aumentó la conciencia política y movilizó a la mayor parte de la población a favor del cambio.

Realizadores Luis Javier Martínez y Tania Ramírez