La única forma de aniquilar la pereza - La Ducha Fría (70º Episodio)

La ducha fría, el podcast.

¿Por dónde empiezo? ¿Qué es lo primero que tengo que hacer? ¿Cuáles son los primeros pasos? ¿Cuál es el método más sencillo para conseguir esto rápidamente? Todas estas preguntas son muy pero que muy frecuentes en mis mensajes, comentarios, clases y en todo tipo de lugares y son cuestiones que obviamente yo también me he preguntado, ¿no? Y es que este ¿por dónde empiezo? ¿Qué es lo primero que debería hacer? Este intentar optimizar desde antes siquiera de haber tomado acción el camino para que sea lo más rápido y lo más sencillo posible es uno de los problemas, una de las limitaciones más gigantescas que tenemos. Todos nosotros sentimos rechazo hacia lo nuevo, hacia aquello que nos genera incertidumbre, este miedo a la incertidumbre.

Este no sé qué es lo que va a ocurrir si empiezo a hacer esto y ese sesgo que es el de Statu quo que hace que nuestro cerebro prefiera aferrarse a lo conocido aunque sea insatisfactorio que exponerse a algo completamente nuevo cuyos frutos seguramente te atraigan, porque ¿a quién no le atrae un buen cuerpo, un proyecto exitoso, una mente más calmada, una mejor relación, una mayor capacidad para conectar con otras personas que te atraigan? ¿A quién no le atrae todo eso? Pero los primeros pasos para llegar a ese punto, cuando todavía no sabemos siquiera cómo funciona el juego, nos generan una barbaridad de rechazo y tenemos que aprender cómo gestionar todo esto.

Así que en este vídeo vamos a hablar un poco sobre este problema que además sé que tú que me estás escuchando en al menos un ámbito concreto de tu vida ahora mismo te interesa porque estás sintiendo este miedo a empezar a actuar en algo que te atrae, cuyos frutos por lo menos te atraen, pero estás teniendo problemas para comenzar y también vamos a ver cuál es, al menos en mi opinión, el sistema que a mí me ha funcionado, que veo que funciona con la gente con la que trabajo y con la que no trabajo y que recomiendo en estos casos.

Entonces, ¿cuál es la clave en el fondo, en el fondo de todo? La clave de este problema se soluciona de una forma muy sencilla, muy sencilla en apariencia, pero es moviendo el culo, tomando acción, dejándose de rayar y darle vueltas a la cabeza sobre estos primeros pasos, ese método rápido y sencillo y tomando acción, aunque sea pequeña, aunque sea diminuta.

Un entrenamiento de cinco minutos, un pdf en el que vas apuntando ideas de este proyecto, un simple acercamiento a una persona en la calle para tener una conversación mínima y preguntarle a lo mejor qué tal está o cualquier cosa de estas. Tomar acción, muy pequeñito, una sesión de meditación de dos minutos o de un minuto, simplemente el hecho de empezar esa acción, porque algo que nos ocurre mucho es que pensamos que tenemos que hacer o todo o nada, o hago las cosas perfectas o no las hago.

Esta frase de lo bueno, lo perfecto es enemigo de lo bueno, porque buscamos esa perfección, pero esa perfección con la cual, de hecho, yo he lidiado mucho, porque me encanta que todo esté perfectamente hecho y me ha limitado, sobre todo al comienzo de este proyecto, una jodida barbaridad, nos frena, nos pone un obstáculo gigantesco y pensamos que es mejor no hacer nada que hacerlo mal o que hacerlo un poco. Pero es que ese fracaso, ese hacerlo mal, fracaso entre comillas, esa acción poco optimizada con unos resultados pues que todavía no te van a satisfacer, es el precursor necesario para después tú poder ser bueno en algo, para adquirir esos resultados que de verdad deseas.

Aquí no triunfa el que tiene el mejor método rápido y sencillo y se ahorra tiempo y energía. No, triunfa el que se merece triunfar. Los resultados llegan a quien se merece esos resultados, no a quien tiene ese método óptimo