VAD06 LAS PRECURSORAS. Mujeres detrás de mujeres:1º paso para el recuestionamiento contemporáneo. Herrera-Esteller-Vigil

Bienvenidas y bienvenidos a esta exploración. Hoy nos sumergimos en unas reflexiones muy estimulantes.

Vienen de entrevistas con dos arquitectas latinoamericanas de gran influencia, Zayda Muxi Martínez y Liliane Ponce Gutiérrez.

Vamos a ver sus ideas sobre urbanismo, sobre arquitectura, pero desde una óptica de género.

Un enfoque que, ya veremos, cuestiona muchas cosas.

Sí, efectivamente. La base que usamos es un artículo que analiza conversaciones con ellas allá por 2019.

Y es curioso ver cómo convergen, ¿no? Sí, es muy interesante. Parten de sitios distintos, quizá, pero sus diagnósticos sobre el papel de lo femenino y cómo afecta, como pensamos, las casas, las ciudades, pues coinciden mucho. Vamos a meternos a fondo con eso.

A la planificación urbana y a la arquitectura más, tradicional, digamos.

Claro.

Argumentan que, históricamente, estas disciplinas han tendido a ignorar o, como poco, a minimizar las experiencias de las mujeres, sus perspectivas.

Eso es.

Y vamos a ver cómo Muxi y Ponce lo articulan, pero no en plan abstracto, sino desde su propia vida, su trabajo.

Es que ese es el punto clave. No es una crítica a una persona o a un proyecto en concreto, aunque puedan usarse ejemplos, claro.

Ajá.

Lo que plantean es algo más de raíz.

Cuestionan los cimientos mismos de cómo se piensa y se hace la arquitectura, el urbanismo.

Ponen sobre la mesa esa idea de la supuesta neutralidad del diseño.

¿La neutralidad? ¿Existe tal cosa? Pues eso preguntan ellas.

¿Son neutros los espacios donde vivimos? ¿Las ciudades por las que andamos? ¿O es que reflejan, quizás sin darnos cuenta, unas prioridades, unos puntos de vista históricamente masculinos? Vale, vale. A ver, si desgranamos esto, ¿cuál sería el núcleo, la idea central de esa propuesta distinta que parece unirlas? Pues mira, ambas coinciden en algo que a mí me parece transformador.

La necesidad casi urgente de cambiar el punto de partida, la pregunta inicial cuando empiezas un proyecto.

¿Cambiar la pregunta? Sí, sostienen que si metiéramos de verdad en el centro las experiencias cotidianas, esas cosas, esas actividades, esos saberes que siempre se han dejado en lo privado, ¿no? Lo que no se considera gran arquitectura.

Exacto, lo que se etiqueta como femenino.

El cuidar la logística diaria de una familia, esos trayectos que no son solo ir al trabajo y volver.

Claro, las paradas intermedias, llevar niños, comprar.

Eso, la vida del barrio, las redes de apoyo que no son oficiales.

Si todo eso se pusiera en el centro, dicen, el resultado, la arquitectura, la ciudad, serían radicalmente distintos.

Entiendo. Proponen entonces no solo decir, ah, sí, eso existe, sino darle valor, valor de verdad a lo que hasta ahora era secundario, invisible en la gran planificación.

Justo.

Poner el foco en lo micro, en lo que vive la gente día a día, la diversidad de gente, no solo un arquetipo.

Exactamente. Es revalorizar conocimientos y prácticas que salen de gestionar la vida, la de todos los días.

Y dicen que ese saber acumulado es clave para diseñar espacios que funcionen mejor para todos.

Para todas las personas.

No solo para ese supuesto usuario universal que, al final, muchas veces ha sido el hombre, adulto, con trabajo, con coche.

Se trata de ver que la diversidad de usos y necesidades es lo normal, no una excepción.

Hay una idea muy potente que sale mucho, sobre todo en lo que dice Saida Muxi, la invisibilización, sistemática además.

Uf, sí.

Lo dice muy claro. Cito.

Se nos ha educado a borrar a las mujeres, a no escucharnos, a no escucharlas. Es rotundo.

Habla de un patrón cultural muy metido, dentro y fuera de la profesión.

Totalmente.

No es solo que el diseño no piense en las mujeres, es que se nos ha enseñado a no hacerles caso.

Cierto. Y Muxi no se queda ahí en lo general. Lo ilustra con un recuerdo suyo muy potente, de cuando estudiaba en Argentina.

¿Ah sí? Cuenta.

Menciona a Odilia Suárez, una urbanista pionera. Llegó a ser secretaria académica en arquitectura en Buenos Aires.

Una posición muy relevante, ¿eh? Y en un mundo súper masculino.

Solo eso tiene mérito, claro.

Un hito para la época. Pero Muxi añade un matiz que da que pensar.

Sobre el coste que pudo tener eso para ella. Dice.

Desgraciadamente, esas pioneras el lugar no lo lograban con una sonrisa.

Uf, qué frase. Es muy gráfica, ¿verdad? Sugiere que mujeres muy competentes como Odilia Suárez seguramente se enfrentaban a más examen a tener que demostrar el doble.

Probablemente.